Antropología Filosófica: Un Recorrido Histórico por la Esencia Humana

La antropología filosófica

La reflexión filosófica sobre el ser humano es casi tan antigua como la filosofía. Sin embargo, la antropología filosófica no se convirtió en disciplina independiente hasta finales del siglo XIX.

A partir de Aristóteles, algunos filósofos dedicaron una atención especial al alma humana. De este modo, crearon una rama específica de la metafísica llamada psicología racional. Esta disciplina no intentaba comprender al ser humano en su globalidad, sino reflexionar racionalmente sobre aquello que se considera superior en el hombre y que solo podemos conocer por medio de la razón.

A finales del siglo XIX, con la aparición de la psicología experimental y su rápida aceptación como una ciencia más junto a la física o la biología, se abandonó la psicología racional. El vacío dejado fue ocupado por la antropología filosófica.

El ser humano como problema

Hasta el Renacimiento, nos habíamos visto a nosotros mismos como seres superiores hechos a la imagen de Dios. De ahí en adelante, el ser humano ha tenido que soportar tres humillaciones.

La humillación cosmológica fue infringida por Copérnico como consecuencia de su propuesta de un universo heliocéntrico.

La humillación biológica vino de la mano de Darwin y su teoría de la evolución. Con ella quedó claro que no hay ningún abismo que separe al ser humano del resto de especies biológicas.

La humillación psicológica fue obra de Sigmund Freud y consistió, básicamente, en derribar el mito del carácter esencialmente racional del ser humano a favor del componente irracional dominado por instintos incontrolables.

El desconcierto provocado por esta triple humillación hizo surgir con más fuerza que nunca la necesidad de responder a las preguntas: ¿Qué es el hombre? ¿Cuál es su verdadera esencia? La respuesta es la tarea de la antropología filosófica.

Peculiaridades de la antropología filosófica

La antropología filosófica es una disciplina singular porque su objeto de conocimiento es el ser humano en su integridad, sin seleccionar o priorizar ningún aspecto en especial. En ella, se produce una identidad entre sujeto y objeto de conocimiento que no se encuentra en ningún otro caso.

La antropología filosófica no es ni puede ser una ciencia:

  • Las ciencias tienen éxito porque limitan su campo de acción: parten de unos datos que consideran últimos.
  • El objetivo de las ciencias naturales es explicar los fenómenos de los que se ocupan, es decir, dar cuenta de la ley universal por la que se rigen.
  • La libertad hace que las acciones humanas no estén sometidas a leyes deterministas. La capacidad de predicción de las ciencias naturales no es trasladable al ámbito de lo humano.
  • La inteligencia nos permite interpretar la realidad y dotar nuestras acciones con un sentido, un para qué del que adolecen los fenómenos naturales

El ser humano en la Antigüedad

En la mitología griega, antes de la aparición de la filosofía, ya se observa el interés por comprender al ser humano. Pero el mito no trata de hacer una reflexión sobre la condición humana para comprenderla, sino de ofrecer un modelo que sirva de referente.

Homero, en la Ilíada y la Odisea, nos presenta a un ser humano concebido como un héroe, capaz de afrontar todo tipo de riesgos y liderar a los suyos. El objetivo al que aspira este hombre mitológico es el éxito en aquello que emprende, y el mérito y el reconocimiento son los valores supremos de este modelo de ser humano.

En el periodo clásico, cuyos principales representantes son Sócrates, Platón y Aristóteles, el intento de comprender al ser humano se centra en su dimensión colectiva, esto es, como ciudadano, como miembro de la polis que se pregunta por el papel que debe desempeñar en la sociedad a la que pertenece.

Para Sócrates, a diferencia de los filósofos de la naturaleza, el único universo que merece atención es el humano. En lugar de proponer modelos humanos, este pensador nos anima a seguir la inscripción del templo de Apolo en Delfos: “Conócete a ti mismo”. Al conocernos a nosotros mismos, descubrimos lo humano que hay en nuestro interior y así podemos conocer al ser humano en general. El método para esta investigación acerca de lo humano es el diálogo filosófico o mayéutica, y consiste en ayudar por medio de preguntas a alumbrar un saber auténtico.

Para Platón, los seres humanos somos un conjunto de alma y cuerpo. El alma tiene una naturaleza racional y es inmortal; el cuerpo, en cambio, es material y mortal. El alma humana vive atrapada en el cuerpo y su función principal es controlar las pasiones y tratar de purificarse. Tras la muerte del cuerpo, el alma podrá ascender a una realidad superior donde se encuentran los modelos perfectos de todos los seres naturales que captamos por los sentidos. Para este discípulo de Sócrates, el alma está dividida en tres partes:

  • Alma racional: encargada del conocimiento y del gobierno de las otras partes del alma. Es inmortal y reside en la cabeza.
  • Alma irascible: origen de pasiones nobles y puede ser aliada de la razón. Es mortal y reside en el pecho.
  • Alma sensible: origen de las pasiones innobles. Debe ser controlada por la razón, es mortal y reside en el vientre.

Todos los seres humanos poseemos las tres partes del alma.

Para Aristóteles, las características principales de la esencia humana son la racionalidad y la sociabilidad. Por la primera el ser humano tiende al conocimiento de la realidad y a la búsqueda de la verdad. Por la segunda el hombre necesita convivir con otros de su misma especie en una comunidad estructurada y organizada.

Aristóteles aceptó en principio la distinción entre una parte material y otra inmaterial en el ser humano, pero rechazó la idea de que existan por separado.

Tras la conquista de Grecia por Alejandro Magno, comienza el periodo conocido como El helenismo. En este periodo los griegos pierden su capacidad para participar en la sociedad, en la vida pública, y esto los dejó totalmente desorientados, y surgieron escuelas de pensamiento de corte individualista como el epicureísmo y el estoicismo.

Para los epicúreos, la felicidad se identificaba con el placer. El hombre se basta a sí mismo para alcanzarla, y por ello debe apartarse de la vida pública. En cambio, los estoicos consideraron que la felicidad se logra viviendo acorde con la naturaleza

El ser humano en la Modernidad

La filosofía comenzó interesándose por la naturaleza. Posteriormente el centro de atención se desplazó hacia la sociedad y el ser humano pasó a ser un ciudadano.

Con el Renacimiento, se produjo un cambio radical en el enfoque y el ser humano pasó a ser el protagonista absoluto de la reflexión filosófica. Esta etapa supuso el final del sometimiento del hombre a una instancia superior, ya sea social o divina.

El humanismo renacentista fue un movimiento cultural del Renacimiento formado por un grupo heterogéneo de pensadores con doctrinas muy dispares pero en el que podemos reconocer características comunes, que son estas:

  • Renovación del pensamiento recuperando a los autores clásicos.
  • La verdadera comprensión del ser humano se realiza a través del conocimiento de sus productos culturales: poesía, retórica, historia o filosofía.
  • Antropocentrismo; el ser humano constituye el centro de interés de la reflexión filosófica.
  • Confianza en las capacidades humanas; se reivindica el valor y la dignidad humana como ser capaz de diseñar y ordenar su propia existencia de forma independiente.
  • Individualismo; se fomenta la capacidad creativa, se valora la originalidad y se estimula la expresión de la subjetividad manifestando las opiniones y emociones propias.

El racionalismo y el empirismo son las dos corrientes de pensamiento herederas del Renacimiento y del nacimiento de la ciencia moderna. Para el racionalismo la clave de todo conocimiento se encontraba en el correcto uso de la razón. Para los empiristas, en cambio, lo fundamental era no traspasar los límites de la experiencia sensible.

Para Descartes, padre del racionalismo moderno, el ser humano no es una sustancia única, sino un compuesto de dos sustancias radicalmente distintas.

Esta distinción permitió a Descartes explicar la existencia de la libertad humana al tiempo que mantenía el carácter determinista del mundo material exigido por la nueva ciencia. La realidad pues queda dividida en dos ámbitos diferenciados, el material y el espiritual.

Thomas Hobbes planteó que el ser humano, en su estado de naturaleza previo a la organización social, es un ser egoísta y violento, y existe una lucha de todos contra todos

John Locke se interesó principalmente en el problema de la libertad humana, pero con un enfoque distinto al de Descartes. En términos morales, el ser humano es libre y puede decidir entre cumplir sus deseos o contenerlos, tras examinar las consecuencias negativas

David Hume por su parte llegó a la conclusión de que en el ser humano tienen mayor importancia los elementos irracionales que los racionales. Con respecto al ámbito del conocimiento, Hume sostuvo que los fundamentos últimos del conocimiento humano se basan en la creencia de que la naturaleza se comporta de manera uniforme. Según este filósofo, esta creencia carece de base racional y se fundamenta en la costumbre.

La Ilustración

La época moderna alcanza su culminación con la Ilustración. Al igual que en el humanismo, los ilustrados no pretendían solo conocer la esencia humana, sino también mejorar su autoestima, su autonomía y su nivel cultural para mejorar las condiciones de vida de los seres humanos.

El pensamiento ilustrado presenta las siguientes características:

  • Confianza en la razón humana: los males que aquejan a la humanidad tienen su origen en un insuficiente uso de la razón.
  • Existencia de derechos humanos universales: todos los seres humanos poseen por naturaleza unos derechos básicos que nos hacen a todos iguales
  • Importancia de la educación: resulta necesaria una gran labor pedagógica que permita a los seres humanos utilizar la razón sin temor.
  • Idea de progreso: la humanidad, gracias a los avances científicos puede y debe progresar como especie.

La reflexión contemporánea sobre el ser humano

Durante los siglos XIX y XX, el debate filosófico en torno al ser humano presentó una gran diversidad de posturas y enfoques. Esto puede interpretarse como un síntoma de la importancia que adquirió el hombre como objeto de estudio filosófico.

El siglo XIX

En este siglo, el interés por el ser humano presentó dos rasgos característicos:

  • Tres corrientes filosóficas fueron las responsables de la pérdida de protagonismo de la que había disfrutado el ser humano en la época moderna. Las tres compartían con la Ilustración la idea de un posible y necesario progreso de la humanidad, pero ahora quien debía liderar este avance no era el hombre.
  • Por su parte, la aparición de las ciencias humanas denotó un incremento del interés por todo lo relacionado con la humanidad pero, además, supuso la introducción de nuevos elementos.

En primer lugar, la humillación biológica y la psicológica mencionadas anteriormente tienen su origen en algunas de estas ciencias humanas.

En segundo lugar, entre los cultivadores de las distintas ciencias humanas se va a producir un debate en torno al método de investigación adecuado para este tipo de disciplinas. Básicamente, vamos a encontrar dos posturas:

  • El positivismo, partidario del monismo metodológico, sostiene que el método científico debe ser siempre el mismo, con independencia del objeto de estudio, es decir que, si nos salimos de la senda trazada por Galileo y Newton, abandonamos las posibilidades de alcanzar un conocimiento fiable.
  • El historicismo defiende la necesidad de desarrollar un método diferente del que se utiliza en las ciencias de la naturaleza. El ser humano es un objeto de estudio especial y, si no atendemos a su peculiaridad, no lograremos una verdadera comprensión.

El siglo XX

La concepción del ser humano vigente desde la Ilustración descansaba en dos pilares: su esencia racional y la idea de progreso.

  • El desarrollo tecnológico se convirtió en una trampa ya que las máquinas que se inventaron para servir al hombre acabaron poniendo al hombre a su servicio.
  • El desarrollo económico, que permitió el incremento de la producción para abastecer a toda la población de los bienes de consumo necesarios, desembocó en una gran crisis que generó pobreza y exclusión social.
  • El desarrollo político y las alianzas internacionales provocaron dos grandes guerras mundiales de consecuencias devastadoras.

El resultado de todo esto fue una crisis de identidad como no se ha conocido otra igual en la historia. En este contexto, las tres principales corrientes filosóficas que intentaron dar una respuesta a la pregunta por el ser humano fueron el existencialismo, el estructuralismo y el personalismo.

  • Existencialismo: Prestará especial atención a la libertad, a la responsabilidad humana y a la cuestión del sentido de la vida y la consciencia de la muerte.
  • Estructuralismo: Tomará como base el carácter simbólico del ser humano para lograr una comprensión de los fenómenos sociales.
  • Personalismo: Atenderá al carácter personal del ser humano y las implicaciones que esto supone para la percepción que el individuo tiene de sí mismo, de su relación con los demás y de la trascendencia.