Aristóteles: Filosofía y ética

SUSTANCIA

SUSTANCIA: La sustancia, según Aristóteles, es el tipo primordial de ser, de existir, el primer sentido y el más auténtico en el que utilizamos la palabra ser. Para Aristóteles, es sustancia la cosa concreta, lo más próximo a nosotros, marcando así distancias respecto al dualismo platónico. A través del concepto de sustancia, Aristóteles devuelve a la realidad material el valor que le había quitado Platón, entendiendo que es digno de estudio y atención. En el libro V de la “Metafísica,” Aristóteles distingue dos sentidos principales de la sustancia: “el sujeto último que ya no se predica de otra cosa.” Sería entonces la sustancia el sujeto mismo, siempre que este sea una cosa identificable, que se puede señalar con el dedo. En segundo lugar, está también “lo que siendo algo determinado es capaz de tener una existencia separada” (forma). Esto dará lugar a la distinción entre sustancia primera (el individuo concreto) y sustancia segunda (la especie o esencia a la que pertenece este individuo).

CIENCIA

CIENCIA: Combinando diversas ideas de Aristóteles sobre la ciencia, podríamos definirla como el conocimiento universal y necesario de principios y causas. La ciencia, entonces, se encarga de lo universal, es decir, de lo que vale para todos los casos particulares, marcando una distancia muy grande respecto a la mera opinión, que se basa precisamente en circunstancias concretas. Igualmente, aspira a conocer los principios y las causas, moviéndose en el terreno de la abstracción. Aristóteles distingue además tres tipos de ciencias: teóricas, prácticas y productivas.

HILEMORFISMO

HILEMORFISMO: Dentro de la filosofía primera, Aristóteles comprenderá la sustancia como un compuesto inseparable de forma y materia. A esta teoría la denominará hilemorfismo. La forma es la esencia de la cosa, la sustancia segunda y eterna; pero para existir necesitan materializarse, por lo que la forma necesita a la materia para ser una sustancia. Para Aristóteles, la forma tiene más importancia que la materia, pues posee un carácter supraindividual. Por su parte, la materia es lo que particulariza o individualiza la especie. Además, dentro de cada sustancia hay acto y potencia.

POTENCIA

POTENCIA: Potencia es el conjunto de capacidades o posibilidades de cada realidad. Para Aristóteles, una sustancia encierra en sí un cúmulo de opciones, que pueden realizarse o no en el futuro. Estas posibilidades existen “en potencia”. Aristóteles distinguirá dos tipos de potencia: activa y pasiva. La activa es aquella cuya realización depende de una acción emprendida por el sujeto, mientras que en la pasiva el objeto recibe la acción. Para referirse a la potencia, Aristóteles utiliza la palabra “Dynamis,” que también evoca el concepto de “fuerza.”

ACTO

ACTO: Acto es el conjunto de cualidades del objeto que están realizadas en el momento presente. Acto es entonces sinónimo de realización, perfeccionamiento: sería una potencia que deja de serlo para constituirse en realidad palpable; la forma es acto. Aristóteles utiliza dos palabras griegas que suelen traducirse como acto: energeia y entelequia. Esta segunda nos da una pista para comprender aún mejor el concepto de acto: sería aquello que ha alcanzado su fin, que se ha realizado en el sentido pleno de la palabra.

CAUSA

CAUSA: La causa de cada cosa es su propia naturaleza. Aristóteles distingue cuatro sentidos en los que se puede utilizar la palabra causa. Serían los siguientes: material, formal, eficiente y final. El mismo va desgranando estos sentidos en el libro V de la “Metafísica.” Es causa material “aquello de lo cual se compone algo”. Es causa formal “la forma y el modelo, es decir, la definición de la esencia y los géneros de esta”. Por su parte, es causa eficiente “aquello de donde proviene el inicio primero del cambio”. Y por último, sería causa final el “fin, y éste es aquello para lo que está destinada la sustancia.”

ABSTRACCIÓN

ABSTRACCIÓN: Esta palabra resume el proceso de conocimiento del ser humano, tal y como lo concibe Aristóteles. La abstracción es la formación de conceptos que nos sirven para comprender y explicar mejor la realidad. Estos conceptos han de ser lo más generales posible, para que de esta forma tengan más capacidad explicativa. El conocimiento parte siempre del particular, pero los objetos “imprimen” su forma en el entendimiento del sujeto, que se encarga después de construir los conceptos correspondientes. El conocimiento humano es abstracción, pero esto no implica dejar de lado la experiencia empírica, ya que es el punto de partida por sí mismo. Igualmente, las ideas abstractas de la filosofía aristotélica tienen sentido en la medida en que nos sirven para comprender las cosas. Sino es así, han de verse sometidas a la misma crítica que el estagirita formuló contra las Ideas de Platón.

ALMA

ALMA: El alma es el principio de actividad y sería un compuesto de materia y forma (hilemorfismo). Representa dentro de la antropología aristotélica, junto con el cuerpo, una unión sustancial (con ello, el filósofo estaría negando la inmortalidad del alma). El concepto de alma en Aristóteles está muy influenciado por sus escritos biológicos y llegó a diferenciar tres tipos de alma, fijándose precisamente en el tipo de funciones que van asociadas a cada una de ellas: vegetativa, sensitiva y racional. El alma vegetativa está presente en todos los seres vivos y les permite alimentarse y reproducirse. El alma sensitiva permite además la percepción, el movimiento y el deseo, así como el sentimiento del dolor y del placer; es el alma propia de los animales. Por último, el alma racional es exclusiva del ser humano y pone en práctica la capacidad de la razón; gracias a ella, los seres humanos son capaces de pensar y entender la realidad.

FELICIDAD

FELICIDAD: Aristóteles nos ofrece una definición sencilla de felicidad, que sería la “actividad del alma dirigida por la virtud.” Obrar bien nos hace felices, viene a decirnos Aristóteles. Posteriormente, continúa su reflexión completando esta primera aproximación, y concreta la felicidad en una vida guiada por la virtud, centrada en el logos y acompañada de los suficientes bienes externos (salud, posesiones indispensables, etc). Este concepto sería el fin último de la ética y la política, por lo que ambas disciplinas adquieren un carácter teleológico. La felicidad del ser humano solo podría ser lograda en la polis.

VIRTUD

VIRTUD: Virtud es la “disposición permanente a obrar bien, tal y como haría el hombre prudente.” Esta expresión de Ética a Nicómaco nos dice que la virtud consiste en el hábito de hacer el bien, poniéndonos la prudencia como uno de los mejores ejemplos. Esta concepción de la virtud como hábito se completa en la misma obra con alusiones al término medio: el virtuoso acierta al elegir el término medio, un punto que no es geométrico, sino ético, ajustado a las circunstancias que rodean cada caso. Cuando se acierta una y otra vez en las decisiones y acciones de la vida cotidiana, decimos que se ha alcanzado la virtud.

POLIS (CIUDAD)

: Es la forma suprema de comunidad y el individuo estaría subordinado a ella. El hombre no es autárquico, sino que necesita de la ciudad para vivir. Solo la ciudad se basta a sí misma; ella sí que puede prescindir de un individuo concreto. Para ello, Aristóteles utiliza una metáfora organicista en la que la ciudad es un cuerpo del cual el individuo es solo una de las partes. Pero no se trata solo de una necesidad material, sino de una necesidad moral. Además, la polis aristotélica velará no solo por la justicia de su sociedad, sino también por su cultura, educación y ocio. La ciudad se convierte así en el lugar propio de la vida buena. El hombre se humaniza en la ciudad, donde realiza su entelequia (aquí se advierte el carácter teleológico de la política). Por último, habría que mencionar que Aristóteles divide las formas de Gobierno en función de dos criterios: el número de gobernantes y el fin con el que se gobierna. Así, nos encontraríamos con: Gobiernos buenos: monarquía (gobierno de uno solo), aristocracia (gobierna un grupo reducido) y república (“politeia”, gobierno constitucional). En este primer grupo gobiernan los mejores tratando de realizar el bien común. Gobiernos malos: tiranía, oligarquía y demagogia (“democracia”). Estos tres gobiernos ejercen sus funciones en vistas a intereses individuales. RAZÓN: Es una forma de conocimiento que parte siempre de la experiencia empírica, y a partir de ella intenta elaborar conceptos abstractos para comprender la realidad. Santo Tomás tiene una concepción del conocimiento en general similar a la aristotélica, pero conviene señalar una diferencia importante: en toda la Edad Media este concepto se va a poner siempre en relación con la fe. Pues bien, para Santo Tomás, la razón opera de un modo ascendente, partiendo de lo particular y aspirando a lo universal, pero será siempre una forma de conocimiento inferior y subordinada a la fe. FE: La fe implica el asentimiento del entendimiento a lo que se cree (Suma Teológica). Para Santo Tomás, por tanto, la fe parte de un conjunto de verdades a las que se asiente, y que ayudan posteriormente a una mejor comprensión del mundo. Por ello, la fe es superior a la razón y funciona de un modo descendente: desde verdades que la razón ni siquiera podría alcanzar ofrece una explicación más completa de la realidad.

VERDAD: Santo Tomás nos ofrece una definición sencilla en la Suma Teológica: “Verdad es la adecuación entre objeto y entendimiento”. Esta concepción de la verdad sigue los principios realistas aristotélicos y trata de entre quienes defienden que la verdad está en la realidad y quienes argumentan que reside en el sujeto de conocimiento. Por otro lado, para completar la caracterización de la verdad en Santo Tomás, cabría poner en relación el concepto con los de razón y fe: habría verdades de fe y verdades de razón, pero también tres verdades compartidas que Santo Tomás denomina preámbulos de la fe: la existencia de Dios, la inmortalidad del alma y la ley ética natural. ESENCIA: “La esencia es aquello que se significa por la definición de la cosa, y, la definición de las cosas naturales no solo contiene la forma, sino también la materia, de otro modo no diferirán las definiciones naturales y las matemáticas” (De ente et essentia). Como se ve en esta definición propia de Santo Tomás, no opta por una visión realista de la esencia, pero le añade un matiz a la concepción aristotélica: la esencia no es solo la forma, sino también la materia, pues la esencia lo es de las cosas existentes, no de entidades conceptuales, imaginarias o matemáticas que, según esta definición, carecerían de esencia. La esencia se acerca, por tanto, a la sustancia aristotélica, al compuesto de materia y forma. EXISTENCIA: La existencia es una de las potencias de la esencia. Por así decirlo, sería una idea importante relacionada con este concepto: todo lo que existe es contingente, es decir, la existencia no le pertenece a su esencia, mientras que solo hay un ser necesario, en el que esencia y existencia coinciden. Este ser necesario, dueño de la existencia y que da la existencia a todo lo demás sería para Santo Tomás Dios. Este tipo de distinciones y argumentación forman parte de la tercera vía. CREACIÓN: Santo Tomás nos ofrece una definición en la Suma Teológica. La creación sería “el origen de todo ser de la causa universal, que es Dios” (Suma Teológica, T. Parte 1, cuestión 45). Es por tanto el acto por el cual Dios, ser necesario, concede la existencia a todo cuanto existe, que se caracteriza por la contingencia. Para Santo Tomás, este acto se realiza desde la nada, y también la materia sería creada, alejándose así de otras cosmologías como la griega, para la cual la materia es eterna. LEY NATURAL: Santo Tomás la define como “participación de la ley eterna en la criatura racional” (Suma Teológica, parte 1, cuestión 91). El ser humano, como racional que es, participa de lo que Santo Tomás denomina “razón divina” y “divina providencia” en un grado aún mayor que el resto de criaturas y por eso está “naturalmente inclinado a los actos y fines debidos” y encuentra dentro de sí la conciencia moral, siendo capaz de discernir entre lo bueno y lo malo. Hay que decir también que esta ley natural, al tener un contenido racional, es uno de los preámbulos de la fe, por lo que podemos llegar a ella a través de la razón y de la fe.