Análisis de la Crítica de la Razón Pura de Kant
Introducción
La razón humana se ve acosada por preguntas que no puede responder por sobrepasar sus facultades. Estas preguntas son las que ha planteado la metafísica. Kant trata de ver si el entendimiento es capaz de elaborar una ciencia universal válida. En sus primeros años, Kant fue racionalista, pero Hume lo despertó de su sueño dogmático, llevándolo a reconocer la importancia de la experiencia. Kant distingue entre dos tipos de condiciones del conocimiento:
- Empíricas: materia y forma del conocimiento (a posteriori).
- Formales: a priori, que no añaden datos a la experiencia, sino que la hacen posible.
Kant se pregunta: ¿es ciencia la metafísica? Sabemos que un conocimiento es científico cuando:
- Progresa: las ciencias avanzan construyendo sobre lo que otros han logrado antes.
- Hay acuerdo o consenso entre los científicos.
Si la metafísica fuese ciencia, debería ser construida como la lógica, las matemáticas, etc. La forma como aparecieron las ciencias nos hace reflexionar sobre su meta, pues las matemáticas y demás ciencias se han convertido en lo que son gracias a una revolución repentina. Kant cifra dicha revolución en un cambio de método, al que llamó giro copernicano, el cual se formula de la siguiente manera: “solo conocemos a priori de las cosas lo que nosotros mismos ponemos en ellos”. Conclusión: no sabemos qué son las cosas en sí mismas. Nuestro conocimiento no se rige por las cosas, son las cosas las que se rigen por nuestra forma de conocer.
Fenómeno y Noúmeno
Kant divide al ser en:
- Fenómeno: lo dado experimentalmente con los sentidos, lo que parece.
- Noúmeno: la cosa en sí, lo incognoscible.
Las condiciones que ha de tener un conocimiento para que sea científico son:
- Condiciones empíricas: materiales, que se dan de hecho (a posteriori).
- Condiciones trascendentales (a priori): universales y necesarias para todo sujeto, posibilitando cualquier conocimiento sensitivo. Se trata del espacio y del tiempo.
La Teoría de los Juicios
La ciencia se compone de juicios, que pueden ser:
- Analíticos: universales, necesarios, pero no amplían el conocimiento.
- Sintéticos: no necesarios, pero extensivos, sí amplían el conocimiento.
- A priori: juicios cuya verdad puede ser conocida independientemente de la experiencia.
De esta manera, Kant se plantea que solo los juicios sintéticos a priori pueden ser científicos, ya que hacen progresar la ciencia. Para saber si es posible la metafísica como ciencia, tendríamos que preguntarnos si son posibles los juicios sintéticos a priori dentro de la metafísica. Para ello, aplica su doctrina a las facultades de conocimiento en el hombre.
Estética Trascendental (Sensibilidad)
Kant se preguntaba: ¿Cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en las matemáticas? El espacio y el tiempo son condiciones a priori de la objetividad que posibilitan los juicios sintéticos a priori de las matemáticas. El espacio es una intuición pura, a priori, es un conocimiento intuitivo y no un concepto, pues el concepto se aplica a un número indefinido y la intuición es una captación directa de la individualidad, es decir, que solo puede conocerse una cosa singular. Nada puede ser objeto de conocimiento si no se dan ciertas condiciones por parte del cognosciente. El sujeto actúa sobre algo y lo convierte así en objeto de conocimiento. Eso que le da son las condiciones trascendentales de objetividad. Nada podría ser para nosotros objeto de conocimiento si no está extendido en un espacio, por tanto, el espacio es una forma a priori de la sensibilidad externa. El tiempo es otra forma a priori de la sensibilidad, esta vez interna, por referirse a la sucesión de los actos de nuestra vida interior. Es la base de toda experiencia, es intuición pura. Mediante las formas a priori espacio y tiempo se formalizan todas las percepciones sensibles, quedando convertidas en fenómenos materiales.
Analítica Trascendental (Entendimiento)
Aquí Kant se pregunta: ¿cómo son posibles los juicios sintéticos a priori en la física? Estudia el entendimiento buscando las formas a priori que hacen posible el conocimiento intelectual. El mundo de los fenómenos es conocido como mundo físico u objetivo. Kant distingue el mundo fenoménico, que es la realidad cognoscible, del mundo noumenal, que es trascendente e incognoscible. Ser objetivo es poder ser definido por un predicado en un juicio, habiendo tantas formas de objetividad como formas de juicios posibles.
Ya desde Aristóteles los distintos tipos de juicios se llamaban categorías. Kant encuentra que estos se dividen según la cantidad, cualidad, relación y modalidad; y que en cada una de ellas se vuelve a encontrar tres formas, resultando en total las doce categorías kantianas. Como el acto de juzgar es algo que realiza el sujeto mediante el entendimiento, resulta que las categorías son formas a priori del entendimiento, que consideradas en sí mismas se denominan conceptos puros, pues siendo algo puesto por el entendimiento carecen de todo contenido. Mediante la aplicación de las categorías a los fenómenos se construyen los objetos del conocimiento intelectual.
Dialéctica Trascendental (Razón)
Este es el tema central de toda su obra, en el que somete a los parámetros de la ciencia la razón. Se pregunta si son posibles los juicios sintéticos a priori en la facultad humana, la razón pura. En este apartado, Kant comienza a elucidar lo que son las ilusiones trascendentales. Consiste en presentar principios subjetivos como si fuesen objetivos, para afirmar que la razón pura es la que produce tal tipo de ilusión. Todo conocimiento arranca de los sentidos, pasa por el entendimiento y acaba en la razón. La razón tiene dos usos: el uso lógico y el uso puro. Mediante el uso lógico, la razón reduce al mínimo número de principios los múltiples conocimientos del entendimiento. Por la lógica sabemos que hay tres tipos de razonamientos: categóricos, hipotéticos y disyuntivos, por lo que la razón produce tres tipos de síntesis distintas: la categórica, la hipotética y la disyuntiva, correspondientes a las tres ideas puras. Pero la razón no llega nunca a una síntesis única y total. La tentación de la razón es saltar sobre esta serie y producir síntesis totales mediante unos conceptos puros de la razón a los que Kant llama ideas, puesto que la función lógica de la razón es sintetizar los conocimientos múltiples y particulares en unidades más universales. Este es el caso puro de la razón. Las ideas trascendentales se reducen a tres: el yo, el mundo y Dios. La razón es un poder sintetizante. El juicio es una función sintética del entendimiento, que es legítima cuando la razón efectúa sobre los elementos dados por la experiencia. Pero ahí se comete un fallo, haciendo síntesis más allá de la experiencia. Estas síntesis totalitarias se fundamentan en las condiciones de conocimiento en el que cada fenómeno está condicionado por otro anterior y, al mismo tiempo, condiciona otro siguiente. La categoría “causa-efecto” hace de cada fenómeno una condición condicionante y condicionado. Esto revela que la razón tiende a encontrar algo incondicionado. Este salto ilegítimo es la ilusión de la razón pura.
Conclusión
Kant demuestra que la metafísica es un conjunto de ilusiones, que el concepto de alma no puede ser científico porque se construye dejando fuera el tiempo, que es condición de cognoscibilidad. Rechaza también las construcciones racionalistas de la metafísica sobre el universo. Para ello utiliza la antinomia, que la produce la razón cuando pretende demostrar el mundo sin presencia de objetos. Rechaza la teología natural, descubriendo que todos los argumentos para probar científicamente la existencia de Dios son falsos. El resultado de la dialéctica trascendental es querer conocer más allá de la experiencia. Estas tres síntesis no pueden experimentarse, por tanto, no pertenecen al mundo fenoménico, tendrán que pertenecer al mundo noumenal de las cosas en sí, del cual no conocemos nada. Para que algo se constituya en objeto de conocimiento, hace falta empezar porque la sensibilidad aplique sus formas a priori y, como estos objetos no pueden experimentarse, tampoco pueden ser conocidos. Por tanto, tendremos que admitir que esas ideas de la razón pura son las formas a priori de dicha razón. Al negar Kant la metafísica como ciencia, no quiere negar la existencia de realidades metafísicas. Por el contrario, Kant cree haber dado un gran paso al eliminar de una vez el problema de tener que probar científicamente la existencia de las realidades noumenales. Existe otra actividad de la conciencia que no es el conocimiento racional. Kant se siente tranquilo cuando encuentra a Dios por otros caminos de la conciencia. Dios se presenta como un postulado necesario que no se puede negar. Si bien Kant pudo haberse equivocado en algunos aspectos, su intuición central ha sido fundamental para el desarrollo de la filosofía posterior.