Nietzsche realiza una profunda crítica a la cultura occidental, centrándose especialmente en tres aspectos fundamentales: la metafísica, la teoría del conocimiento y la moral.
Crítica a la Metafísica Tradicional
La crítica que el autor hace a la metafísica de los filósofos se basa en su debilidad, en su no aceptación de la vida como algo cambiante debido al miedo que esto les produce. Nietzsche afirma que toda la historia de la filosofía es un intento de encontrar unidad en el mundo, presuponiendo que es racional y que esta racionalidad puede ser expresada a través de conceptos. Casi todos los filósofos representan, desde el comienzo de la filosofía, esta actitud. Por ello, el autor dirá que toda la historia de la filosofía es “platónica” en este sentido.
- Sócrates: No admite el elemento dionisíaco de la realidad y propone solo la racionalidad, es decir, el control absoluto sobre las pasiones.
- Platón: Su error fundamental fue el dualismo ontológico, ya que con esta contraposición entre dos mundos se quita valor a lo captado a través de los sentidos y a la vida. Para Nietzsche, esto es algo antinatural.
- Filósofos Cristianos: Repiten el dualismo de Platón con su distinción entre el reino de los cielos y el valle de lágrimas. Nietzsche dirá: “la idea platónica se convierte en mujer y se hace cristiana”.
- Kant: También habla, en cierto modo, de este mundo como apariencia (fenómeno) frente a una supuesta realidad que habría más allá (noúmeno).
Esta “falsificación” de la realidad ha sido mantenida por los filósofos por el miedo a la vida y a la muerte, ya que el hecho de que el mundo sea un cambio continuo, tal y como afirmaba Heráclito, es algo doloroso, pues el movimiento nos habla de la caducidad de las cosas y esto provoca la angustia en el ser humano. Por ello, los filósofos prefieren inventar otro mundo perfecto, que para Nietzsche no existe. Según Nietzsche, una cultura así es una cultura decadente, ya que es incapaz de soportar la vida tal y como es y, precisamente por ser una cultura decadente, es una cultura nihilista, es decir, una cultura que ha dejado sin ningún valor a este mundo porque se lo ha transferido todo al otro. Frente a esto, el autor propondrá la existencia de un solo mundo, un mundo cambiante e inestable, que es la vida basada en la voluntad de poder, según la cual todos tendemos a imponernos o dominar con el objetivo de realizarnos. Este concepto recuerda a la voluntad de vivir de Schopenhauer.
Crítica a la Teoría del Conocimiento Tradicional (Racionalismo)
Por otro lado, el autor dice que la cultura occidental es decadente porque es racionalista (criticando así la teoría del conocimiento tradicional), ya que la razón “mata” la vida, ya que pretende atraparla en conceptos y eso es imposible, porque la vida es un cambio continuo. Los conceptos, para el autor, no representan la realidad por varias razones:
- Porque nos hacen pensar que las cosas son estables, cuando en realidad son cambiantes.
- Porque eliminan las diferencias o matices entre los individuos o cosas que caen bajo dichos conceptos, con lo que no representan realmente la realidad como es, están vacíos, matan lo vital de la vida.
- Porque los filósofos confunden lo último con lo primero. El autor considera que los conceptos son lo último en la realidad, ya que se forman por abstracción tras haber observado determinados hechos o cosas en la experiencia. Sin embargo, todos los filósofos a lo largo de la historia han dicho que los conceptos son “causa sui” y los han colocado como causa de todo lo real, ya que son superiores a las cosas, es decir, los filósofos han confundido lo superior con lo anterior. Ejemplo de esta confusión es el principio de causalidad proporcionada de Aristóteles (usado a lo largo de la historia por autores como Aquino o Descartes), según el cual todo tiene su causa en otro y las causas deben ser superiores a los efectos. Así, Platón afirmará que las ideas (que son superiores) son anteriores y causa de las cosas.
Por todo ello, el autor propone, frente al lenguaje conceptual, un lenguaje metafórico, porque la metáfora no atrapa a la realidad, sino que la deja abierta a distintas interpretaciones. Así, la cuestión de la verdad cambia completamente, pues la verdad entendida como lo que transmiten los conceptos es un error. El autor afirma que no puede haber verdades absolutas, con lo que hace una crítica al objetivismo que siempre había buscado el racionalismo. Frente a esto, Nietzsche propone la teoría de la verdad utilitarista, que consiste en aceptar como válido lo que es válido para nosotros, es decir, lo que nos sirva para la vida. Es decir, el autor defenderá la posición empirista frente a la racionalista.
Crítica a la Moral Cristiana
Por último, el autor hace una crítica a la moral cristiana, tachándola de antinatural, ya que va contra la naturaleza humana porque mata, por un lado, al instinto de placer con la defensa de la virginidad, pues el cristianismo condena todo lo relacionado con el cuerpo. De hecho, califica al sexo como algo inmoral, pero esto, para el autor, es algo antinatural, ya que la naturaleza nos impulsa a satisfacer nuestros deseos y a sentir placeres y, por otro lado, al instinto de agresividad, ya que el cristianismo pone como ejemplo de conducta a Jesús, quien se deja matar injustamente y no hace nada por evitarlo o quien afirma que hay que amar a nuestros enemigos.
El autor dirá que esta moral judeocristiana es una “moral de esclavos”, es decir, una moral propia de los que están resentidos contra la vida, pues estos temen a los fuertes y, por ello, hacen una inversión de valores diciendo que los débiles son los hombres buenos y amados por Dios, mientras que los fuertes son los malos. Además, temen a sus pasiones porque creen que no pueden controlarlas y, por ello, deciden anularlas y decir que son malas en sí mismas. Nietzsche dirá: “la Iglesia combate la pasión con la extirpación”.
El Superhombre y la Moral de Señores
Frente a esto, Nietzsche propone que hay que ser un superhombre y tener una moral de señores, es decir, no debemos dejarnos adoctrinar, debemos amar la vida en todos sus aspectos y esta debe significar para todos un experimento, algo nuevo, es decir, un comienzo. Este superhombre está representado por los héroes de las tragedias griegas que sienten un “Amor fati”, es decir, amor a su destino. Este superhombre acepta la doctrina del eterno retorno defendida por Nietzsche, según la cual el universo nace y perece en una sucesión. Con esto, lo que el autor quiere decir es que debemos amar la vida lo suficiente como para querer estar dispuestos a repetirla eternamente, disfrutar de cada instante de forma que nos mereciera la pena como para repetirlo y actuar de forma que no tuviéramos que arrepentirnos y no nos importara cargar con las consecuencias de nuestros actos.