Crítica de Nietzsche a la Metafísica y Perspectivismo: Deconstrucción de la Razón y la Moral

Crítica a la Metafísica y al Perspectivismo

Introducción

La cultura occidental había confiado en la razón para alcanzar la verdad, el conocimiento de la realidad y el advenimiento de una sociedad justa. Al final del siglo XIX, la confianza en la razón se pierde debido a dos fuentes principales: la producción de ‘monstruos’ por parte de la razón (todos los intentos de aplicar la razón a la realidad habían generado tragedias para la humanidad) y el hecho de que la razón no es un órgano autónomo del ser humano (los pensamientos y acciones humanos responden a motivos no racionales). Nietzsche es considerado uno de los ‘filósofos de la sospecha’, ya que la desconfianza en el ser humano racional alcanza con él su cumbre. La derrota de la razón es absoluta, el paso del mito al logos nunca fue tal; se pasa de un mito a otro, y los encargados de este cambio fueron los responsables de reprimir a quienes no lo aceptaron.

“Cómo se filosofa a martillazos”, el subtítulo que Nietzsche añade a Crepúsculo de los ídolos, es toda una declaración de intenciones sobre una original forma de hacer filosofía, buscando romper con la tradición filosófica, la idea de verdad, la lógica, la razón y la moral. Su obra es no-conceptual, no necesita pruebas, sólo instrucciones. Nietzsche no es un filósofo irracional.

Desarrollo

Vida es voluntad de poder, fuerza que nos lleva a actuar con el fin de autoafirmarnos. Poder ser uno mismo, crear los propios valores e imponerlos. Aunque brota del cuerpo, intervienen otros factores como el ambiente, la biografía, la alimentación y una fuerza interior enigmática. Expresa todo aquello en lo que nos hemos convertido. La realidad se nos presenta como caos, no hay nada permanente y eterno en ella. La realidad no es, deviene, hace que todo se renueve a cada instante. La realidad podemos experimentarla. No hay ningún hecho, todo es fluido.

La filosofía ofrece una solución de cómo soportar un mundo sin sentido. Dado que la realidad no la muestran los sentidos, y estos nos engañan mostrándonos el devenir, el mundo creado por la metafísica no está al alcance de la percepción, sólo de la razón. El mundo se ha duplicado: por un lado, el mundo del devenir; por otro, el mundo del ser. Los encargados de combatir la apariencia y el cambio son los que Nietzsche llama ‘filósofos-momia’. Para Nietzsche, lo verdadero y real es la multiplicidad y el cambio. Defiende el devenir, no hay nada escondido. Desenmascarado el mundo verdadero, la única realidad que nos queda es el mundo aparente, habría que hablar de mundo experimentable. El mundo verdadero es síntoma de una vida descendente, de un hombre débil. Es un mundo inventado por el hombre según su necesidad; es antropomórfico. La invención y la ficción son las armas del intelecto para crear un mundo. Este se sirve del lenguaje para lograr este mundo. El lenguaje llena la realidad de sustancias, que no experimentamos. Permite una metafísica popular que, trabajada por los ‘filósofos-momias’, acaba elaborando los mundos metafísicos. Los pensadores son unos farsantes, que crean una nueva realidad: el miedo. Las ilusiones metafísicas tienen un valor adaptativo, son soluciones locales para vivir más tranquilos.

No existe verdad, solo interpretaciones diversas, multitud de perspectivas, todas válidas. El ser humano huye del peligro. No hay hechos, solo interpretaciones. Toda percepción es una interpretación de quien percibe. El carácter interpretativo de lo experimentado es lo que aleja a Nietzsche del empirismo. No somos una tabula rasa, sino una tabula plena que la biología o la evolución cultural han ido dejando en la superficie. La teoría del conocimiento que defiende Nietzsche es el perspectivismo. Conocer no es un acto en el que aparece la esencia de la cosa, sino una valoración hecha desde una determinada perspectiva. Son nuestras necesidades las que interpretan el mundo. El mundo metafísico no es que sea falso, es solo la interpretación de los enfermos. El error que critica es que quieran hacer de su interpretación la única válida para todos. Su verdad no es más que la imposición de un determinado universo metafórico. El todo es la totalidad de las perspectivas.

Conclusión

Nietzsche es un inmoralista. Según él, los juicios morales no describen nada, no se corresponden con nada. No hay fenómenos morales y todas las morales propuestas son artificios a partir del mundo verdadero. El criterio de determinar el bien y el mal está en la voluntad de poder: lo bueno será lo que favorece la vida y lo malo será todo aquello que la degenera. Los juicios morales son síntomas de salud de quien los emite. El inmoralismo de Nietzsche se entiende como una naturalización de la moral, quiere devolver al hombre el valor de sus instintos naturales.

En cuanto a la religión, va unida a Dios, y Dios representa una renuncia a la vida. Ser creyente es un síntoma de debilidad. El ateísmo es el instinto del hombre fuerte. El cristianismo es una religión construida a partir de la filosofía platónica. Es la religión de los débiles. El papel recae en el sacerdote, un enfermo que cuida de los enfermos. Introduce los conceptos de culpa, pecado… en cada creyente para volverlo inofensivo. El enfermo se convierte en pecador, por sentimiento de culpa.