Crítica de Nietzsche a la Tradición Occidental
1. Contexto de Nietzsche
La filosofía de Nietzsche comprende la crítica a la tradición judeo-greco-cristiana desde el punto de vista de la metafísica, la moral, la ciencia, etc. Esta crítica condujo a plantearse el sentido de la humanidad en su actual estado de decadencia, y a plantear el nihilismo como destino de la cultura occidental, la voluntad de poder, la transvaloración de todos los valores y el superhombre como un intento de superar biológicamente el género humano.
Muchos pensadores representan una relectura de la historia y la cultura occidental. El nihilismo es una visión del esencial carácter trágico y sin salida plasmada en la historia de la humanidad.
Desde el mundo de la cultura existe una ruptura con todo el orden establecido. Estos artistas no dejan de demostrar un claro talante aristocrático y elitista. Es el modelo del bohemio, alguien que renuncia a vivir conforme a los valores de la sociedad, que considera “más allá del bien y del mal” y que busca experiencias nuevas (alcohol, drogas, etc.)
La música de Wagner alcanza la apoteosis con su concepción del drama musical como unión de todas las artes. Nietzsche mostró admiración por él, pero después cambió de opinión.
La filosofía nietzscheana la constituyen las lecturas de autores griegos, la cual se guía por la relación entre el ideal apolíneo. El pensamiento de Nietzsche se abre a un debate entre el pensamiento de Kant y la criatura humana. Schopenhauer en su gran obra, contrapone dos ámbitos del ser: el ser en sí y el ser tal y como el ser humano se lo representa. Pero el ser en sí, para este es lo que él llama la voluntad, el deseo humano y de poder sobre la naturaleza y el resto de humanos. La voluntad trata de expresar la idea de que el ser es una fuerza ciega, caótica, destructora, etc., a la vez, pero que se puede cambiar y se autoconsume en su incesante movimiento de autoafirmación y de crecimiento.
Recibe una importante influencia del pensamiento evolucionista de Darwin que trata de redescubrir el componente biológico del ser humano y su parentesco con el resto de las especies. Este pensamiento lleva a ofrecer una visión diferente de la historia de la humanidad, proporcionando la idea de una posible alternativa biológica a una criatura humana degenerada por la cultura.
4. La crítica a la tradición judeo-cristiana y al platonismo
Dice Nietzsche: “soy pura dinamita”, ya que su crítica a la tradición occidental es demoledora. Ya en su libro nos dice que es preciso comprender a Sócrates. Con Sócrates empieza la disolución griega, se introduce en Occidente el peor de los venenos: lento pero de efectos devastadores. Sócrates es la antítesis del fenómeno dionisíaco exaltado de la vida.
La cultura occidental, debido a Sócrates y Platón, es una cultura racional y dogmática (por eso es decadente). La tradición occidental se opone a la vida, a los instintos, porque quiere la “racionalidad”. Y el dogmatismo occidental: en su filosofía, en su moral, en su religión y en su ciencia.
Su preocupación es de raíz cultural y antropológica. A una filosofía que nos transporta más allá de las fronteras de lo llamado “filosofía”, nos lleva a una preocupación estética (ética). La filosofía en Nietzsche toma la forma de poesía y profecía, que nos impele a vivir “más allá del bien y del mal”.
Nietzsche no es el único en lanzar estas proclamas incendiarias. Nietzsche es el portavoz del fin de siglo, el gran provocador.
La crítica a la moral platónico-cristiana
La crítica que hace a la moral platónico-cristiana se centra en destacar sus caracteres contranaturales: es una moral que se dirige contra los instintos de la vida, una moral decadente. Lo que critica es la existencia de un orden moral del mundo basado en una fuerza que lo explica y le da sentido: Dios. Si queremos redimir al ser humano de esta moral es preciso “matar a Dios”, solo así podrá aflorar el “superhombre”.
Se calificaba de inmoralista, pero no amoral, ya que tiene una moral. Una moral bien diferente. La misma moral es cuestionada como problema. La moral ha santificado modos de vida y costumbres. La vida misma tiene exigencias naturales que han cedido su lugar a actuaciones antivitalistas y antihumanas.
La estética es el medio más eficaz para cambiar la sociedad y la cultura. Quiere que la estética sustituya a la moral en la comprensión del mundo.
La crítica al espíritu cristiano
Nietzsche también critica lo que él llama el espíritu cristiano, encarnado en las figuras de Sócrates y Platón que fueron defensores de una moral ascética. Esta moral es contraria a la vida (una moral nihilista). Esto es una herencia de la religión judía, entendida como imperio sacerdotal. Si el pueblo se abandona a su despreocupada felicidad, será castigado. El afán de extender el control a todos, lleva a la existencia de los rituales, preceptos y prohibiciones a todos los asuntos de la vida cotidiana. La conveniencia de convertir en pecado lo cotidiano lleva a calificar como pecado los actos, los sentimientos y los deseos. El pecado es una ofensa hecha por un individuo a Dios.
Lo más significativo de esta moral es la inversión que hace de los valores, que la denomina “moral de los esclavos” o “moral de la debilidad“. Siguiendo a Nietzsche podemos decir que esta moral ha tomado las cualidades de un esclavo, desde el punto de vista de un supuesto amo, y las ha elevado a virtudes. La raíz de esta moral no es otra que el resentimiento. A la mala conciencia debilita a los sanos y fuertes, anulando su espíritu de superación y acercándolo al esclavo.
Escribió una crítica de la moral. En el primer tratado sostiene que en todas las lenguas “bueno” significó lo noble y aristocrático, contrapuesto a malo, simple y vulgar. Esta primera distinción no es moral. El resultado es que ahora quedan como malos los nobles y son buenos los que se rebelan.
La crítica a la metafísica
La crítica a la metafísica se dirige a Sócrates. Platón crea un mundo ideal desvalorizando éste. Pero detrás del idealismo socrático-platónico se esconde un odio, un recelo a la vida, al instinto.
La metafísica tradicional es dogmática: considera el ser como algo fijo, estático, inmutable. Pero realmente este ser no existe.