Santo Tomás de Aquino, como buen seguidor de Aristóteles, creía que todo conocimiento humano comienza con lo que captamos a través de los sentidos. Aunque, como creyente, estaba convencido de la existencia de Dios, también reconocía que esta no era evidente para la razón humana. Por eso, defendió la necesidad de demostrar la existencia de Dios mediante argumentos racionales y rechazó pruebas anteriores, como el argumento ontológico de San Anselmo, que afirmaba que Dios, por ser perfecto, no podía no existir. Tomás respondió que pensar en algo perfecto no implica que ese algo exista realmente.
Las Cinco Vías de Tomás de Aquino
En su lugar, propuso sus famosas Cinco Vías para demostrar la existencia de Dios. Estos son argumentos basados en hechos observables (a posteriori) y tienen la misma estructura:
- Se parte de algo que observamos en la naturaleza, como el movimiento o la causalidad.
- Se aplica el principio de causalidad, que dice que todo efecto tiene una causa.
- Se rechaza que las causas puedan ser infinitas.
- Se concluye que debe haber una causa primera o un origen, y este es Dios.
La Esencia de Dios y los Métodos para Entenderlo
Al demostrar la existencia de Dios, Tomás describe su esencia: Dios es el acto puro, lo que significa que es inmutable, perfecto, y no depende de nada. Esto lo diferencia de todo lo demás en el mundo, que está compuesto por esencia (lo que algo es) y existencia (el hecho de que algo exista). Para Tomás, solo Dios tiene una esencia que incluye la existencia; es un ser necesario, mientras que todo lo demás es contingente (es decir, podría no existir).
Tomás también explica cómo podemos entender a Dios, ya que, al ser imperfectos y limitados, nunca podremos conocerlo plenamente. Para ello, propone dos métodos:
- La Vía de la Negación: Negamos a Dios las imperfecciones que observamos en las criaturas. Por ejemplo, las criaturas son corpóreas, pero Dios no lo es: Dios es incorpóreo.
- La Vía de la Afirmación: Afirmamos que las perfecciones que vemos en las criaturas existen en Dios, pero de forma absoluta e infinita. Por ejemplo, si las criaturas son sabias, Dios es infinitamente sabio (omnisapiente).
La Síntesis entre Filosofía Aristotélica y Fe Cristiana
Además, Tomás combina la filosofía aristotélica con la fe cristiana. De Aristóteles toma ideas como el hilemorfismo (la unión de materia y forma en los seres), la distinción entre sustancia y accidentes, y las cuatro causas (material, formal, eficiente y final). Sin embargo, Tomás introduce algo que Aristóteles no había considerado: que el mundo tiene un origen, ya que fue creado por Dios a partir de la nada. Este acto de creación es único, libre y voluntario, fruto de la inteligencia y voluntad divina.
La Naturaleza de las Criaturas y la Jerarquía de los Seres
Tomás explica que las criaturas (los seres del mundo) son hilemórficas, es decir, están formadas por materia y forma. Su existencia no es necesaria, ya que nacen y mueren; podrían no haber existido nunca. La existencia de las criaturas depende de Dios, que actualiza su potencial y las hace existir. En otras palabras, solo un ser necesario, como Dios, puede dar existencia a los seres contingentes.
Para Tomás, la existencia es más importante que la esencia. Esto significa que el ser está relacionado directamente con existir. Sin embargo, Dios y los ángeles no son hilemórficos (no tienen materia), lo que los diferencia de las criaturas terrenales. Dios es puro acto y simplicidad absoluta, mientras que los ángeles son formas puras, aunque contingentes. Además, Tomás establece una jerarquía en los seres según su cercanía a Dios. En la base están los seres inanimados, seguidos por los vegetales, los animales, los seres racionales (humanos), los ángeles y, finalmente, Dios, que es el ser supremo.
Los Trascendentales del Ser
Por último, Tomás señala que todos los seres creados tienen tres características fundamentales, llamadas trascendentales:
- Unidad: Todos los seres forman una unidad porque son parte de la creación de Dios.
- Verdad: Todo ser es inteligible y refleja algo de Dios.
- Bondad: Todo ser es bueno en tanto que es una creación de Dios.
El Problema del Conocimiento en Tomás de Aquino
El problema del conocimiento, según Tomás de Aquino, surge de la pregunta: ¿Cómo puede el ser humano conocer los universales (las ideas generales) si solo tiene experiencia de cosas concretas?
Para resolverlo, Tomás combina el pensamiento de Aristóteles con su visión cristiana. Rechaza la idea de que nacemos con conocimientos innatos o que recibimos iluminación divina (como pensaba San Agustín). En cambio, sostiene que al nacer, nuestra mente está vacía y todo conocimiento empieza con la experiencia.
El Proceso del Conocimiento
El proceso del conocimiento funciona así:
- Conocimiento sensible: Captamos el mundo a través de los sentidos (vista, oído, tacto, etc.). Esta información se organiza en nuestra mente en forma de imágenes mentales o fantasmas, que representan lo que percibimos.
- Conocimiento abstracto: A partir de estas imágenes, el entendimiento agente (una parte de nuestra mente) extrae lo universal, es decir, lo que tienen en común varias cosas concretas. Por ejemplo, al ver muchos árboles, nuestra mente capta la idea general de “árbol”. Esta información se guarda en el entendimiento paciente, que forma los conceptos.
Para Tomás, los universales no existen separados de las cosas, como decía Platón, sino que están presentes en las cosas mismas y se descubren a través de este proceso. Sin embargo, esto plantea un límite: dado que todo conocimiento humano parte de la experiencia, no podemos conocer directamente sustancias inmateriales como Dios o los ángeles. Solo podemos conocerlas indirectamente, a través de los rastros que han dejado en el mundo creado. Así, el conocimiento humano es seguro porque el mundo refleja las ideas universales que están en Dios, pero siempre está mediado por nuestra experiencia de lo concreto.