Diferencias con Antepasados
Desde el punto de vista bioquímico y genético no hay grandes diferencias entre el ser humano y los antropoides. En cambio, las diferencias anatómicas son muy significativas y debieron de ser favorecidas por la selección natural. La reducción del tamaño de los dientes y de las mandíbulas, la forma de la mano y su habilidad, la posición bípeda y erguida, y el desarrollo del cerebro son cruciales.
Diferencias de Comportamiento
El ser humano tiene los rasgos propios de la vida animal, que son la independencia respecto del medio y el control específico sobre él, pero además goza de los siguientes rasgos distintos: la capacidad de simbolización (el ser humano se comunica mediante símbolos, mientras que los animales se comunican mediante signos naturales), la vida en la realidad (nuestra inteligencia nos permite captar las cosas como realidades), el sentimiento del propio cuerpo (para lograr un cabal conocimiento de la realidad humana es necesario conocer el cuerpo), la apertura al mundo (el ser humano, por su inteligencia, es capaz de entender cosas que están más allá de la situación en que se encuentra en el espacio y en el tiempo, y por su voluntad es capaz de quererlas), el libre albedrío, la inconclusión (el ser humano nunca está acabado), el ensimismamiento (el ser humano tiene un sí mismo, desde el que es capaz de orientarse y regir sus acciones, forjando sus ideas y proyectos), la capacidad de imaginar y la de razón.
Vida Cultural
Junto al comportamiento, la vida cultural es el rasgo diferencial más llamativo del ser humano. La cultura es posible por un conjunto de capacidades que no tienen los demás animales, incluso los más semejantes al ser humano. Todo ello hace que podamos hablar en él de una cultura, es decir, de un conjunto de realidades que el ser humano ha producido como consecuencia de su vida en sociedad.
Subculturas
En cada cultura concreta se puede hablar de subculturas, porque las personas que participan de ella no la viven de la misma forma. Aunque todas las personas vivan en esa cultura, el grado en que aprovechan sus posibilidades es distinto de unas a otras.
Contracultura
La contracultura es un movimiento de rebelión contra la cultura hegemónica que presenta un proyecto de una cultura y una sociedad alternativas: las tribus urbanas, los grupos de ataque social, y los grupos sociales alternativos.
El Ser Humano y la Sociedad
Sociabilidad Natural
El ser humano es sociable por naturaleza. Esta postura tiene como primer y principal representante a Aristóteles. Este parte de la base de que el ser humano es un animal político, es decir, sociable por la naturaleza, que necesita la sociedad y la cultura que esta le aporta para realizarse de acuerdo con las capacidades que le son propias. Aristóteles lo entiende como un ser lleno de carencias y de necesidades que solo puede satisfacer dentro de la sociedad. Solo en ella puede alcanzar la perfección y la felicidad que su naturaleza le permite y le exige. Junto a esto, Aristóteles añade que solo el ser humano puede vivir en sociedad ya que solo él está dotado de razón para conocer el bien y el mal, lo justo y lo injusto, y solo él dispone de un lenguaje capaz de expresarlos.
Sociedad como Construcción Artificial
Vivir en sociedad no es una exigencia de la naturaleza, para quienes defienden esta postura, el ser humano no es sociable por naturaleza. La sociedad es una construcción artificial. La sociedad es fruto de un acuerdo o contrato entre los seres humanos para evitar la lucha de unos contra otros.
Thomas Hobbes
Thomas Hobbes parte de una consideración pesimista de los seres humanos, que expresa al afirmar que el hombre es un lobo para el hombre. Supone que, en un hipotético estado originario, los seres humanos viven en una asociación caótica, en la que cada uno, movido por el propio egoísmo, está en permanente lucha con los demás. El único impulso natural que obra en ellos es la conservación y la satisfacción de las necesidades. Para salir de esta situación destructiva, la razón les empuja a adoptar un acuerdo que permite instituir una autoridad sólida.
Rousseau
Rousseau plantea un modelo distinto. Parte de la hipótesis de un hombre natural solitario que, aunque en principio no necesita de la sociedad para vivir, sin embargo, está movido por una piedad natural hacia sus semejantes, es decir, que es bueno por naturaleza. La vida en sociedad, a la que llega empujado por un cambio notable en las condiciones de su hábitat, es posible y positiva para su desarrollo humano mientras está estructurada bajo la forma de una comunidad igualitaria y no muy numerosa. Pero la aparición de la propiedad privada y el egoísmo que desencadena ponen en peligro el desarrollo de una convivencia pacífica, convirtiendo al ser humano en malvado al hacerlo sociable. La salida de esta situación sería una sociedad justa basada en el acuerdo de todos y orientada hacia el bien común.
Proceso de Socialización
Socialización Primaria
La socialización es el proceso por el que un individuo interioriza la cultura de la sociedad en la que vive, desarrolla su identidad y se construye como persona. La socialización primaria es la parte más importante del proceso. Tiene como objetivo introducir al sujeto en la sociedad y se desarrolla en el seno de la familia durante la niñez. En las sociedades industriales modernas, la escuela primaria y la televisión desempeñan también los roles, las actitudes y los valores de las personas que lo rodean, y aprende a aceptar y entender lo que hacen, identificándose con ellos y con el mundo en el que participan. Poco a poco, el niño o la niña va interiorizando los roles y las normas a través de un procedimiento de generalización progresiva que va desde las normas, las actitudes y los valores concretos a los generalizados. El proceso de socialización primaria no es meramente cognoscitivo o intelectual, sino que tiene una gran carga emocional.
Socialización Secundaria
es un proceso por el que se interiorizan mundos institucionales que contrastan con el mundo de base adquirido en la socialización primaria. En la socialización primaria no existía ningún problema de identificación, el niño tenía ante él una serie de otros que no había elegido y le venían impuestos. Sin embargo, en esta otra etapa, dentro de ciertos límites, podrás optar y elegir el sector social donde quiere introducirse, interiorizando las reglas de juego que funcionan en él. La interacción social tiene una menor carga afectiva y los papeles sociales comportan un alto grado de anonimato. Los papeles sociales son más intercambiables, al separarse fácilmente de las personas que los asumen, y se adquiere distancia con respecto al papel social. Otra diferencia importante estriba en el hecho de que, mientras que en la socialización primaria el conocimiento se interioriza casi automáticamente, en la secundaria debe ser reforzado por técnicas pedagógicas específicas y complejas. En este proceso de maduración pueden aparecer crisis de crecimiento. Algunas se producen después de la socialización primaria, cuando el sujeto reconoce que el mundo de los propios padres no es el único que existe, sino hay otras perspectivas diferentes. Esto suele conducir al individuo a plantearse problemas de coherencia personal y de identificación.
El etnocentrismo analiza otras culturas desde la propia, convirtiéndola en la medida para valorar las restantes. De esta actitud se siguen al menos 2 consecuencias: la fatal de compresión para entender a los que no comparten su modo de vida y la radicalización del sentimiento de cohesión con el propio grupo. El etnocentrismo puede manifestar xenofobia racismo o chovinismo. Pero la posición más extendida es la aporofobia, aversión y desprecio al pobre. El relativismo cultural propone analizar las diversas culturas desde sus propios valores y no desde los de una cultura ajena, y recomienda mostrarse tolerante con las diferentes expresiones culturales. Esta actitud tiene aún grandes limitaciones: no promociona el dialogo entre las culturas, sino que aboga por que cada una quede encerrado en sus valores; además, es incapaz de eludir riesgos. El racismo algunos opinan que la mejor forma de preservas las culturas es no mezclarlas. La separación entre culturas que se toleran, pero no tienen interés en establecer contactos. La actitud romántica de los que, por el afán de combatir el etnocentrismo, exageran los aspectos positivos de las culturas distintas de la suya. La parálisis cultural, provocada por la defensa de una visión estática de las culturas. Lo importante, mantienen, es conservar las tradiciones. El interculturalismo parte del respeto a otras culturas, pero supera las carencias del relativismo cultural al propugnar el encuentro entre las diferentes culturas en pie de igualdad. El interculturalismo se propone a reconocer la naturaleza pluralista de nuestra sociedad y de nuestro mundo; comprender la complejidad de la relación entre las diversas culturas, tanto en el terreno personal como en el comunitario; promover el dialogo entre las culturas; colaborar en la búsqueda de respuestas a los problemas mundiales. El interculturalismo propone aprender a convivir en un mundo plurarista y entiende que la diversidad es una fuente de riqueza. La resocialización es un proceso que consiste en la interiorización de los contenidos culturales de una sociedad distinta a aquella en la que el sujeto se ha socializado, o bien de contenidos nuevos, fruto de un cambio radical en la sociedad a la que pertenece. Los procesos de resocialización se asemejan a los de socialización primaria, aunque son diferentes de esta porque no parten de cero. De ahí que la anterior perspectiva de la realidad; en segundo lugar, una nueva identificación fuertemente afectiva. Suelen darse en situaciones de crisis profundas cuyas causas pueden ser, entre otras, procesos de crecimiento personal, cambios sociales rápidos o choques culturales producidos por la emigración.
Concepto de autonomía Kant propone que las personas podemos elegir no solo los medios, sino también los fines, somos autónomos. Esta sabiduría la hemos extraído de nosotros mismos, no de la experiencia, es nuestra propia ley. Ley de la libertad o ley moral, y el hecho de que tengamos conciencia de ella prueba que nos damos nuestras propias leyes, que somos libres. La libertad es la propiedad de la voluntad de ser una ley para sí misma. No podemos explicarla científicamente, pero si afirmar que existe. Por eso al contemplar el universo conviene asumir al menos 2 perspectivas: la de los acontecimientos externos a la voluntad de las personas, que la ciencia puede intentar explicar cómo efectos, causados por fenómenos que les preceden en el tiempo. Leyes naturales. La de la voluntad humana, capaz por si misma de iniciar una serie de efectos, y que es, por tanto, libre. Leyes de la libertad. La madurez moral: de la heteronomía a la autonomía. Algunos psicólogos, como Piaget y Kohlberg, han interpretado la conciencia moral como la capacidad de formular juicios sobre lo justo y lo injusto, y han estudiado cómo evoluciona y se desarrolla esta capacidad. La teoría de Kohlberg se basa en la idea kantiana de que la madurez moral es un proceso que comienza con la heteronomía moral y culmina con la autonomía moral y diferencia 3 niveles que expresan 3 situaciones posibles en la adquisición de la autonomía moral: en el nivel preconvencional, la persona tiene lo justo lo que satisface sus intereses. Se respetan las normas solo por las consecuencias que pueda acarrear vulnerarlas. Estas son las personas más inmaduras, se dejan llevar por sus impulsos egoístas, por lo que no son autónomas, sino heterónomas. En el nivel convencional, la persona considera justo los que concuerda con las leyes propias de su sociedad. En este nivel, las personas se siente miembro de una comunidad, cuyas normas, reblas y principios reconoce y admite. En el nivel postconvencional, las personas distinguen entre las normas de su sociedad y los principios morales universales. Son personas autónomas y su comportamiento se rige por los principios que su propia conciencia reconoce como universalmente vinculantes. La teoría de Kohlberg ha sido completada con las aportaciones de su discípula Carol Gilligan. Esta ha mostrado que, además de progresar en los valores de la justicia, la persona moralmente madura ha de progresar también en los valores del cuidado