Descartes: La Duda Metódica y las Tres Sustancias

El Discurso del Método: Estructura y Novedades

El Discurso del Método es una obra dividida en seis partes, con una estructura argumentativa que incluye datos autobiográficos. Su redacción en francés, en lugar del latín o griego habituales en la época, marcó una novedad significativa. Esta elección permitió que pensadores sin dominio de las lenguas clásicas pudieran difundir sus ideas.

Desarrollo del Método Cartesiano

En la segunda parte, Descartes describe el método que propone utilizar. En la cuarta, partiendo de la duda, aplica este método para demostrar las tres sustancias: Dios, alma y mundo.

La Demostración de la Existencia de Dios

Este texto se centra en la cuarta parte, donde Descartes, tras superar el solipsismo, se propone demostrar la existencia de Dios. Utiliza tres argumentos:

  • Argumento Gnoseológico o Primer Argumento Causal: Si soy imperfecto pero poseo la idea innata de un ser perfecto, esta idea debe haber sido implantada por un ser perfecto.
  • Argumento Causal: La causa de la idea de un ser perfecto debe residir en un ser perfecto.
  • Argumento Ontológico: Tomado de San Anselmo, sostiene que al pensar en Dios como lo más perfecto, y dado que la existencia es una cualidad de la perfección, Dios debe existir.

El texto desarrolla el argumento ontológico. Descartes argumenta que, al pensar en un triángulo, se piensa en una figura con tres ángulos, pero su existencia no está implícita. Sin embargo, al pensar en Dios, se piensa en lo más perfecto, que debe poseer todas las cualidades, incluida la existencia. Por lo tanto, Dios debe existir, ya que de lo contrario se podría concebir algo igualmente perfecto que además existiera.

Tras demostrar la existencia de Dios, Descartes procede a demostrar la existencia del mundo, afirmando que, en rigor, la única sustancia que existe por sí misma es Dios.

Justificación del Texto desde la Filosofía Cartesiana

Este texto presenta uno de los argumentos de Descartes para demostrar la existencia de la sustancia infinita. Pero, ¿cómo llega a esta certeza? A través de la duda.

La Duda como Punto de Partida

La duda es el punto de partida del método cartesiano, inspirado en el modelo matemático. Este método se basa en dos operaciones mentales para alcanzar la verdad:

  • Intuición: Captación inmediata de una verdad intelectual.
  • Deducción: Cadena de intuiciones perfectamente enlazadas.

El método se estructura en cuatro reglas:

  1. Evidencia como punto de partida.
  2. Análisis de las afirmaciones generales en sus elementos más simples.
  3. Síntesis o ascensión desde lo más simple hasta lo más complejo.
  4. Enumeración o revisión de los pasos dados.

Descartes considera que todos los saberes están interrelacionados, siendo la metafísica su raíz. Por ello, busca una evidencia que sirva como punto de partida en filosofía, y lo hace a través de la duda.

Características de la Duda Cartesiana

La duda cartesiana es universal, metódica y teorética. Se plantea por tres motivos:

  1. La desconfianza en los sentidos.
  2. La imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño, lo que pone en duda la existencia de los objetos sensibles.
  3. La hipótesis de un genio maligno que podría engañarnos en nuestros razonamientos, invalidando incluso las matemáticas.

Sin embargo, al borde del escepticismo, Descartes descubre una verdad indudable: la existencia del pensamiento, “pienso, luego existo”.

La Metafísica Cartesiana: Las Tres Sustancias

A partir de esta verdad, Descartes construye su metafísica, el estudio de la sustancia. Define sustancia como aquello que existe por sí mismo. La metafísica tradicional distingue tres sustancias: alma (sustancia pensante), Dios (sustancia infinita) y mundo (sustancia extensa).

4.1. Sustancia Pensante

Aunque todo lo que pienso pueda ser falso, es evidente que yo lo estoy pensando. La frase “Pienso, luego existo”, conocida como el cogito cartesiano, se convierte en el criterio de certeza de Descartes. Todo lo que se conozca con igual claridad y distinción deberá ser considerado verdadero. Esta verdad se alcanza por intuición, dando inicio a la fase deductiva de su pensamiento.

El problema radica en que del cogito no parece deducirse nada más. Solo se puede estar seguro de que se piensa, pero no de si a ese pensamiento le corresponde alguna realidad (solipsismo).

Al pensar, se piensan ideas. Las ideas son, por un lado, actos mentales, y en este sentido, todas tienen la misma realidad. Por otro lado, representan objetos, y en este sentido, no todas tienen la misma realidad, ya que no todas representan lo mismo. Por ejemplo, la idea de un árbol no es lo mismo que la de una sirena. Desde el punto de vista del cogito, solo se puede estar seguro de las ideas como actos mentales, no de la existencia de los objetos que representan.

Descartes supera el solipsismo investigando el origen de las ideas, distinguiendo entre:

  • Adventicias: Proceden de las percepciones, como la idea de un árbol.
  • Facticias: Construidas por la mente a partir de otras ideas, como la idea de una sirena.
  • Innatas: Presentes en la mente desde siempre, como la idea de infinito.

4.2. Sustancia Infinita

A partir de la idea de infinito, Descartes demuestra la existencia de Dios mediante tres argumentos:

  • Si me reconozco imperfecto, es porque tengo la idea de un Ser Perfecto, es decir, Dios (argumento gnoseológico).
  • La causa de la idea de un Ser Perfecto no puede estar en un ser imperfecto, sino en un Ser Perfecto (argumento de la causalidad).
  • Al pensar en Dios, se piensa en lo más perfecto. La existencia es una perfección, por lo tanto, Dios debe existir (argumento ontológico, tomado de San Anselmo).

A partir de la existencia de Dios, demuestra la existencia de la realidad exterior.

4.3. Sustancia Extensa

Si Dios es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que nos engañemos al pensar que el mundo existe, por lo tanto, el mundo debe existir.

Descartes no había podido demostrar a partir del cogito que a su pensamiento corresponde una realidad, pero sí lo logra a partir de Dios.

Dios garantiza las cualidades primarias del mundo, que son objetivas y se pueden expresar numéricamente, es decir, la extensión. Las cualidades secundarias, como el color y el sabor, son subjetivas y, por lo tanto, eliminadas de la física.

El Universo Cartesiano y el Problema de la Libertad

En el universo cartesiano, todo se reduce a materia y movimiento. Concibe el universo como una máquina regida por leyes, aplicable a todos los seres, incluyendo plantas y animales. El problema surge al referirse al ser humano: si es una máquina, ¿cómo se explica la libertad? Y sin libertad, ¿qué sentido tiene la moral?

Para resolver esto, Descartes adopta el modelo platónico, donde el alma es independiente del cuerpo. El alma es pensamiento, mientras que el cuerpo es extensión. Ambas se comunican a través de la glándula pineal.