El Alma y la Verdad en la Filosofía de René Descartes

El Alma en la Filosofía de Descartes

En la filosofía de René Descartes, el concepto de “alma” está estrechamente relacionado con su dualismo sustancial, que separa la mente (o alma) y el cuerpo en dos sustancias distintas. Descartes sostuvo que la mente y el cuerpo son entidades separadas que interactúan de alguna manera, y que la mente es la sede del pensamiento, la conciencia y la identidad personal.

En un universo mecanicista, la teoría de las dos sustancias (“res cogitains” y “res extensa”) permite salvar la realidad. El ser humano está compuesto por 2 sustancias independientes e irreductibles entre sí pero estrechamente unidas. El Alma (o yo) es un ser pensante, es decir, es independiente de cuerpo y puede existir sin él aunque está estrechamente unidas. Además, en el alma reside la libertad. Mientras que en el Cuerpo se identifica como una máquina compleja. una cosa material más, y en esta no reside la libertad. La relación entre cuerpo-alma se da en el cerebro, concretamente en la glándula pineal.

La Verdad y la Creencia en Descartes

VERDAD: con este término Descartes hace referencia al objetivo del método y de la filosofía. Al indagar sobre la verdad, busca el conocimiento que se presenta como indudable y de forma evidente, es decir de forma clara y distinta. Este es el criterio de verdad de Descartes a partir del cual evolucionará en el conocimiento hasta la demostración de la realidad extramental. El proceso que seguirá para llegar hasta la verdad primero es el de la duda metódica, por la que rechaza las formas del conocimiento que presenten me presenten dudas, llegando así al “cogito ergo sum”. A partir de la relación entre verdad y realidad podrá demostrar la existencia del mundo. El método podemos decir que es la herramienta indispensable para alcanzar la verdad.

CREENCIA: es el tipo de conocimiento en un grado mucho menor que el de la certeza. Las creencias pueden ser verdad o no. Cuando lo sean se trataran de certezas mientras que cuando se presenten como dudas deben ser rechazadas (por la duda metódica) por la posibilidad de falsedad en ellas. Con la duda metódica, Descartes analiza todos los elementos de su creencia que ha adquirido hasta la fecha y descartará todo lo dudoso para quedarse con lo claro y lo distinto, esto es, lo evidente.

El Buen Sentido o Razón en Descartes

el buen sentido o la razón, que es la capacidad de juzgar bien y de distinguir lo verdadero de lo falso, es naturalmente igual en todos los hombres. La diversidad de nuestras opiniones, las contradicciones de la filosofía, no se deben, por tanto, a que existan diferencias en cuanto a la razón entre unos y otros, sino tan sólo a que conducimos nuestros pensamientos por distintos caminos y a que no consideramos las mismas cosas. La solución a este problema vendrá, por una parte, de descubrir los modos de conocer de la razón y las consecuencias que se derivan de ellos, y, por otra, de elaborar el método adecuado a estos modos para dirigirla correctamente, según su propia naturaleza y estructura, y alcanzar la verdad.

Hay dos modos de conocer según Descartes: la intuición y la deducción. La intuición es, pues, una especie de “luz natural” por medio de la cual captamos de manera inmediata y sin posibilidad alguna de duda o error, ideas simples, absolutamente verdaderas, porque son evidentes de por sí. Estas ideas simples son las ideas claras y distintas, a las que también denomina naturalezas simples. Sin embargo, por medio de la deducción, la inteligencia descubre conexiones entre las distintas intuiciones, y recorre paso a paso estas conexiones. Como el punto de partida es una naturaleza simple evidente de por sí, el razonamiento deductivo será una sucesión ordenada de evidencias, de tal manera que la conclusión que se alcance será tan evidente como las mismas ideas claras y distintas de las que se parte, por muy alejadas que aquellas se encuentren de éstas en la cadena deductiva. Propiedades que se necesitan para hacer avanzar el conocimiento en filosofía. Al respecto hay tres puntos que nos parece importante señalar: 1) Que el método de la geometría parte y desarrolla una cadena de razones simples y fáciles; esto es, que cumple la exigencias de las ideas claras y distintas que serán descubiertas por la intuición y trabadas, a continuación, en largas cadenas deductivas. 2) El no aceptar como verdadero nada de lo que no se tenga absoluta certeza. La idea de Descartes es bien sencilla: si se acepta una sola idea que no sea absolutamente verdadera, entonces toda la cadena deductiva elaborada a partir de ella está en peligro. 3) Respetar el orden necesario de la deducción y, de esta manera, ir pasando de evidencia en evidencia hasta cualquier eslabón de la cadena de razonamientos.

La Duda Metódica de Descartes

El texto propuesto para comentar es un fragmento de la cuarta parte de la obra “El Discurso del método”, publicada en 1637, que fue escrita por el filósofo René Descartes, quien vivió y desarrolló su pensamiento en el siglo XVII, fundando la corriente del Racionalismo.

El objetivo de Descartes, como ya hemos visto, es encontrar verdades absolutamente ciertas sobre las cuales no sea posible dudar en absoluto, es decir, trata de encontrar verdades evidentes que permitan fundamentar el edificio del conocimiento verdadero con absoluta garantía. El primer problema que se le plantea es cómo encontrarlas, y para resolverlo elabora el método. Pero una vez que lo tiene, ¿por dónde comenzar la búsqueda?  Este proceso de búsqueda del conocimiento verdadero, es la llamada duda metódica. Debe exigir un punto de partida absolutamente verdadero obliga a un largo proceso de crítica y eliminación de todos los conocimientos, ideas, creencias, etc., que hasta el momento han sido considerados como verdaderos, pero que, sin embargo, no poseen una certeza absoluta. no admitir jamás ninguna cosa como verdadera en tanto no la conociese con evidencia. Esta duda, por tanto, no debe ser considerada como real, sino como un instrumento metódico para alcanzar su objetivo: la intuición de una idea clara y distinta, evidente por tanto, sobre la que no exista ninguna posibilidad de duda. Son tres los motivos de duda: Duda sobre la fiabilidad de los sentidos. b) La hipótesis del sueño, o la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño. c) La hipótesis del genio maligno o duda hiperbólica. 

La Hipótesis del Sueño en Descartes

En este fragmento aparece La hipótesis del sueño, o la imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño y concluye que a veces tenemos dificultad para distinguir el sueño de la vigilia. Tenemos sueños tan vivos que los sentimos como reales y sólo al despertar descubrimos que eran sueño. Esto nos permite pensar que podemos estar dormidos y que las percepciones sobre nuestro propio cuerpo no son más que representaciones del sueño. Y aún más ¿cómo puedo probar que ahora mismo no estoy durmiendo sino despierto? ¿Es que acaso no puedo formularme esta pregunta estando dormido?  no sólo debemos dudar de que las cosas sean como las vemos, sino de la misma existencia de las propias cosas y de sus cualidades primarias, que son el objeto de estudio de la ciencia física. En suma, este motivo de duda nos lleva a rechazar la seguridad sobre la existencia de nuestro propio cuerpo y del mundo material. La postura de Descartes puede parecer descabellada por excesiva a quien la juzgue irreflexivamente. Pero Descartes, no lo olvidemos, busca la certeza absoluta, y para ello rechaza como verdadero todo aquello de lo que se pueda dudar aunque sea por la razón más remota: si alguna vez he sido engañado por algo, ya no debo fiarme de ello, pues no me da garantía de verdad absoluta. 

El Cogito Ergo Sum de Descartes

Por ello, el método deberá cumplir cuatro reglas que permitan desarrollar estos modos y que nos lleven a un conocimiento seguro. La primera regla es la evidencia, que consiste en aceptar como verdadero solo aquello que se muestra de forma clara y evidente. La segunda es el análisis, por el que se dividen las ideas complejas hasta llegar a las ideas simples y evidentes para que puedan ser intuidas. La tercera es la síntesis que busca desde lo ya intuido construir las verdades complejas. Y, por último, la cuarta es la enumeración, por la que al final se deben revisarlos pasos anteriores para estar seguros de su correcta aplicación. Descartes aplicará este método para buscar una verdad indudable y llegar así a una metafísica cierta y segura. Para encontrar esta verdad evidente aplicará la duda metódica: a través de un proceso de duda se buscará llegar hasta aquello que resulte evidente e indudable. En la primera duda, dudará del conocimiento que proviene de los sentidos pues pueden engañarnos. En la segunda duda, dudará de la existencia de la realidad

extramental ya que resulta imposible distinguir la vigilia del sueño. Y por último, en la tercera duda, dudará del conocimiento que proviene de la razón, de las ideas de razón o de los razonamientos, pues se puede suponer la existencia de un genio maligno que nos lleva hacia el error cuando creemos estar en lo cierto. Sin embargo, afirma Descartes, no podemos dudar que dudamos, mientras pensamos no podemos dudar que estamos pensando y por lo tanto que existimos. La primera intuición de una verdad indudable es pienso, luego existo (cogito ergo sum). Y si existo lo hago como un yo pensante, un cogito, afirmando, pues, la existencia de la sustancia pensante (el cogito) como primera verdad indudable.

4a PREGUNTA

La informática es la última expresión de la actualidad del proyecto cartesiano. Tanto es así que se habla de «mundo digital», de un mundo expresado únicamente con ceros y unos. ¡Es el ideal cartesiano! Cuando estamos frente a un ordenador estamos frente a lo que Descartes calificaría de modelo perfecto de conocimiento (y, por tanto, de mundo): un marco absolutamente axiomatizado en el que a partir de unos primeros principios se deduce todo lo demás. En un ordenador no hay contradicciones, no hay elementos que no se deduzcan de los principios establecidos. Si el programa no funciona es porque está mal diseñado. La deducción siempre es perfecta y la conclusión necesaria.
Hay otras ideas cartesianas que vuelven una y otra vez. Por ejemplo, la sospecha de que la realidad en la que el hombre se mueve no sea tal, sino una mera ilusión de los sentidos que nos aleja de lo real ha sido retornada por varias producciones cinematográficas. El argumento de la indistinción entre sueño y vigilia se refleja en la producción española de Alejandro Amenábar Abre los ojos. El director nos presenta el tormento en el que vive el protagonista incapaz de distinguir cuándo está viviendo y cuándo está soñando que vive. El argumento del genio maligno es actualizado en Matrix, producción que nos describe un mundo habitado por hombres que creyendo conocer a través de sus sentidos un mundo sensible, realmente sólo reciben impulsos eléctricos controlados por un poderosísimo sistema informático. Es decir, unos hombres a los que un genio maligno, reinterpretado como un inmenso ordenador, engaña, convirtiendo la realidad digital en la realidad que se impone y esconde la verdadera.


4a PREGUNTA

Descartes se asemeja a Platón en su concepción dualista de la realidad, del conocimiento y antropológica.

 La realidad finita; para Descartes, se divide en sustancia pensante y sustancia extensa. Platón divide el mundo en dos: mundo inteligible y mundo sensible.

 Para Descartes hay dos tipos de conocimiento: el conocimiento sensible y el conocimiento racional. Considera como verdadero conocimiento el conocimiento racional y como engañoso el conocimiento sensible. Del mismo modo, Platón, distingue dos clases de conocimiento: la episteme, referida al mundo inteligible y la doxa u opinión para el mundo sensible.

 Respecto al ser humano ambos comparten la visión dualista del ser humano. Según Descartes, es un compuesto de dos sustancias radicalmente distintas: el cuerpo, que es sustancia extensa y el alma, sustancia pensante. Lo mismo nos encontramos en Platón: el ser humano está formado por alma y cuerpo, el alma existe antes de encarnarse en un cuerpo y vive en un cuerpo como en una cárcel de la que saldrá cuando este, que sí es mortal, muera.

Ambos, tanto Descartes como Platón tienen su método. Platón la dialéctica ascendente y descendente y Descartes su propio metodo que consta de cuatro reglas o preceptos. Aunque la importancia que da al método Descartes sea más grande que la que le da Platón.