El pensamiento de Descartes: Alma, Cuerpo y la Búsqueda de la Certeza

Nociones Fundamentales en la Filosofía de Descartes

Alma y Cuerpo: La Dualidad Cartesiana

A partir de su primera verdad fundamental, cogito ergo sum (“pienso, luego existo”), Descartes deduce que el “yo” es esencialmente una sustancia pensante (res cogitans). Llega a esta conclusión argumentando que la acción de pensar es irrefutable; dudar de la propia existencia ya implica pensar.

Sin embargo, Descartes define “sustancia” como “cosa que existe de tal manera que no necesita de otra cosa para existir”. Bajo esta definición, solo Dios calificaría como sustancia en sentido estricto. Descartes argumenta que la sustancia es aquello que para existir solo necesita de Dios. De este modo, nuestra propia realidad se define por la res cogitans, una entidad inmaterial, distinta e independiente del cuerpo.

Pero Descartes también reconoce la existencia de la res extensa, la sustancia material. Considera que los cuerpos son realidades extensas, siendo la extensión la única idea innata que tenemos de ellos. Afirma que “los cuerpos son pura extensión”, argumento que requiere la previa demostración de la existencia de Dios.

Así, Descartes establece tres tipos de sustancias:

  1. Dios: la sustancia infinita.
  2. El alma humana: la res cogitans.
  3. El cuerpo: la res extensa.

El ser humano, por tanto, se compone de alma y cuerpo. Como sustancia pensante, el hombre posee libertad y autonomía.

Duda y Certeza: Cimientos del Método Cartesiano

Duda y certeza representan dos estados mentales opuestos en relación a la verdad. La duda metódica, universal y sistemática, es el punto de partida de la filosofía cartesiana y la base para construir un sistema de conocimiento sólido. Su primera regla metodológica lo resume: “no admitir como verdadera cosa alguna, que no supiese con evidencia que lo es”.

A través de la duda, Descartes busca una verdad indudable. Aunque utiliza erróneamente los términos “certeza” y “verdad” como sinónimos, establece cuatro motivos que justifican su método:

  1. Los sentidos a menudo nos engañan.
  2. Cometemos errores al razonar.
  3. Confundimos la vigilia con el sueño, tomando como real lo que solo es producto de nuestra mente.
  4. La hipótesis del genio maligno: una entidad poderosa que podría estar induciéndonos al error incluso en las cosas más evidentes (esta idea surge en sus Meditaciones).

Pensamiento e Ideas: La Naturaleza del Conocimiento

Para Descartes, pensar y tener conciencia son equivalentes, idea que se deriva de su res cogitans y el cogito ergo sum. Esta teoría fue criticada por autores como Pascal, quien diferenciaba los sentimientos de las percepciones sensoriales.

Los contenidos del pensamiento, según Descartes, son las ideas. Afirma que lo que conocemos directamente no necesariamente representa la realidad tal como es. Conocernos ideas, no las cosas en sí mismas. Por ello, surge la necesidad de demostrar la existencia del mundo externo.

Descartes argumenta que todas las ideas son iguales en cuanto a su naturaleza de ideas, diferenciándose solo por su contenido. En sus Meditaciones Metafísicas, introduce la noción de grados de perfección en las ideas, clasificándolas según su origen:

  1. Ideas ficticias: inventadas por nosotros.
  2. Ideas adventicias: provenientes del mundo exterior.
  3. Ideas innatas: presentes en nosotros desde el nacimiento y comunes a todos los seres humanos.