El pensamiento de Nietzsche

NIETZSCHE INTRODUCCION:

El pensamiento Nietzsiano es de carácter crítico radical. Su propuesta de interpretación del mundo, sus expresiones innovadoras y su lenguaje, hacen difícil la interpretación de su pensamiento. El lenguaje que utiliza responde a una nueva manera de hacer filosofía y de ahí deriva en buena medida la dificultad de entenderlo. Su estilo no es discursivo sino narrativo: no pretende engarzar argumentos que desemboquen en una conclusión, sino narrar, contar sin explicar. Todos los grandes conceptos nietzscheanos son metáforas abiertas que cada intérprete ha de darle sentido. Su intención es trasladar al lector a un estado mental que no necesita pruebas ni demostraciones, solo intuiciones. Por eso aparecen con frecuencia paradojas e ironías que obligan a una lectura más profunda -y a un horizonte interpretativo más abierto- que la que nos ofrece el sentido literal. Se expresa a través de aforismos, parábolas, ironías, paradojas, un lenguaje rico, sugestivo, impactante, cargado de imágenes y símbolos.

ÉTICA DE NIETZSCHE:

Los grandes referentes de la filosofía occidental han sido, para Nietzsche, sus grandes traidores, responsables de intentar instaurar la racionalidad a toda costa. Sus críticas se dirigen sobre todo contra Sócrates y Platón: Sócrates fue el encargado de que Apolo se impusiera sobre Dionisio, con lo que la razón dominó sobre la vida. Su discípulo Platón desapareció en el mundo que nos rodea, a la vez que se inventó uno nuevo, en el cual se encontraba la verdad y el bien. Nietzsche critica: el mundo racional, el mundo moral y el mundo religioso. Uno de los argumentos fundamentales de Nietzsche era que los valores tradicionales (representados en esencia por el cristianismo) habían perdido su poder en las vidas de las personas, lo que llamaba nihilismo pasivo. Lo expresó en su tajante proclamación ‘Dios ha muerto’. Estaba convencido de que los valores tradicionales representaban una ‘moralidad esclava’, una moralidad creada por personas débiles y resentidas que fomentaban comportamientos como la sumisión y el conformismo. Nietzsche afirmó el imperativo ético de crear valores nuevos que debían reemplazar los tradicionales, y su discurso sobre esta posibilidad evolucionó hasta configurar su retrato del hombre por venir, el ‘superhombre’. Nietzsche critica lo que él llama el espíritu cristiano, defensor de una moral fundada en una concepción de la vida como castigo y del ser humano como alma prisionera de un cuerpo que debe purificarse, y desentenderse de los deseos e intereses mundanos. Cuando al hombre le invade un sentimiento de poder, mediante un mecanismo de defensa patológico, lo atribuye a otro ser más poderoso que es Dios. Esta moral represiva en la que el pueblo si desobedece a Dios será castigado la llama moral de los esclavos o moral de la debilidad.

META-FÍSICA DE NIETZSCHE

Dentro de su carácter crítico radical, Nietzsche critica la moral y la religión, la metafísica clásica y la filosofía tradicional. La metafísica tradicional considera el ser como algo fijo, estático. Pero realmente, este ser no existe; solo existe el devenir, solo existe el mundo de las apariencias, los fenómenos. El gran error de la metafísica consiste en haber admitido un desdoblamiento entre mundo verdadero y mundo aparente y en haber hecho depender el mundo aparente del mundo verdadero. Nietzsche pone la vida como realidad fundamental. La vida determina si algo es verdad o no. La separación entre mundo de las ideas y mundo de los sentidos es un error. No hay un mundo aparente y otro verdadero, sino que solo está el devenir constante del ser. Uno de los argumentos fundamentales de Nietzsche era que los valores tradicionales (representados por el cristianismo) habían perdido su poder en las vidas de las personas, lo que llamaba nihilismo pasivo. Lo expresó en su tajante proclamación ‘Dios ha muerto’. Estaba convencido de que los valores tradicionales representaban una ‘moralidad esclava’, una moralidad creada por personas débiles. Nietzsche afirmó la necesidad de crear valores nuevos que debían reemplazar los tradicionales, hasta llegar al hombre por venir al ‘superhombre’. La frase ‘Dios ha muerto’ representa para Nietzsche la negación de todos los ‘mundos’ inventados por la religión. La idea de Dios es la gran enemiga que hay que eliminar. El hombre será libre cuando asuma esta realidad de la muerte de Dios. Asumir la muerte de Dios implica saber que se está sin brújula, sin valores: el Nihilismo. El nihilismo que tiene en Nietzsche a su más claro exponente, es más que una doctrina, es también una actitud existencial del hombre que niega que exista algún valor trascendente a la vida del hombre y que critica el hecho de que el hombre construya su vida considerando que existe algo que no existe: una vida distinta de la terrena. El superhombre es el que asume con todas sus consecuencias la muerte de Dios y no lo sustituye por otros valores, sino que asume plenamente la vida. En este sentido es el hombre más fuerte, el más noble, es de alguna manera creador de nuevos valores. El nihilismo tiene una doble vertiente: la positiva y la negativa: – Nihilismo negativo: El espíritu de occidente, cansado y agotado por los valores falsos de su ‘verdadero mundo’ se vuelve nihilista. El nihilista cree que es cierto que si Dios no existe cae en la desesperación. – Nihilismo positivo: supone la labor de desenmascarar los falsos valores y proclama que Dios ha muerto. Esto no es negativo, sino que es algo positivo, porque los fuertes se preparan para la llegada del superhombre.

TEORÍA DE CONOCIMIENTO DE NIETZSCHE:

Nietzsche critica a la lógica, el conocimiento, la lógica representante de las pretensiones racionalistas que hasta ahora ha tenido la tradición filosófica. Para el lógico, la verdad se opone al error y Nietzsche rechaza esta oposición. No ataca en general a la ciencia, sino más bien al mecanicismo y al positivismo de la época. Nietzsche rechaza: -la supuesta objetividad del conocimiento científico: Nietzsche defiende que todo conocimiento se alcanza desde un punto de vista del que es imposible prescindir (características psicológicas, sociales, físicas, la misma biografía); no podemos desprendernos de nuestra subjetividad cuando intentamos conocer la realidad. – La existencia de leyes naturales: no existen leyes, las leyes que el científico cree descubrir son invenciones humanas son así pero perfectamente podrían ser de otro modo. – La racionalidad del mundo: La ciencia se equivoca al destacar exageradamente la importancia de la razón como instrumento para comprender la realidad, hay otras dimensiones como la imaginación, los sentimientos que pueden motivar también nuestras creencias. – El poder explicativo de las matemáticas: Para Nietzsche las matemáticas puras no describen nada real, son invenciones humanas en el mundo no existen líneas rectas, ni triángulos, ni ninguna de las perfectas figuras a las que se refiere la geometría.

ANTROPOLOGÍA NIETZSCHE:

La decadencia de la cultura griega comenzó con Sócrates que intentó imponer lo Apolíneo y sus formas a lo Dionisiaco: Lo apolíneo simboliza la armonía, el equilibrio, las formas estético-artísticas, lo formal que nos hace comprensible el caos que caracteriza a la vida. – Lo Dionisíaco simboliza el instinto humano que nos lleva a sumergirnos en el caos. Es lo imaginario donde todavía no existen individuos, ni formas, ni pensamiento, es lo indeterminado. Sin embargo, para Nietzsche, lo Apolíneo y lo Dionisiaco no se contraponen, sino que son complementarios. En la vida y en la Naturaleza todo es cambio, y lo Apolíneo y lo Dionisiaco son momentos inestables, que se complementan. La voluntad de Poder es la voluntad de superación de la vida misma, como libertad creadora que busca creaciones cada vez más perfectas. La creación más elevada de la Voluntad de Poder es el Superhombre. El eterno retorno es el triunfo definitivo de la Voluntad de Poder. La expresión simbólica de Eterno Retorno es la siguiente: Zarathustra en una montaña lleva sentado sobre los hombros al espíritu de la pesadez, un enano que dificulta su ascensión (creación). Este personaje le susurra ‘tienes que caer’ (no es posible una ascensión infinita) porque cualquier creación tiene como límite la muerte. Zarathustra se despoja de este espíritu y manifiesta su idea más abismal que es el Eterno. Piensa Nietzsche que el hombre es un ser miserable e inmundo, un ser a medio hacer, un puente entre la bestia y el superhombre. El superhombre siente con intensidad, pero sus pasiones están frenadas y reprimidas por la razón. Aunque Nietzsche negó en multitud de oportunidades que ningún superhombre haya surgido todavía, cita a algunas personas que podrían servir como modelos: Sócrates, Jesucristo, Leonardo da Vinci, Miguel Ángel, Shakespeare, Goethe, Julio César y Napoleón. Para llegar al superhombre, el hombre tiene que autosuperarse, y este proceso debería pasar por tres fases: El hombre ha sido un camello que ha soportado cargas, pero que tras transformarse en león ha roto con lo establecido (ha matado a Dios), y tras esto, se ha convertido en niño, un creador sin conciencia de culpa, capaz de construir sus propios valores. El superhombre representa, pues, esa nueva tabla de valores: el amor a la vida, el sentido de la Tierra y la exaltación de los instintos ascendentes. El hombre para convertirse en superhombre ha de expulsar de su interior a Dios. No se trata de una divinización del hombre, sino todo lo contrario, una sustitución de Dios por el superhombre, de tal forma que este se convierta en un ser con plenitud de poder y de dominio sobre sí y sobre los demás.