1. El Siglo XIX y el Surgimiento de Nietzsche
1.1. Contexto Histórico
El siglo XIX, a pesar de la ausencia de grandes guerras, fue una época de profundas transformaciones y convulsiones sociales. Las revoluciones burguesas y las reacciones autocráticas marcaron el panorama político. Los ideales liberales se abrieron paso gradualmente, mientras que el gran capital se beneficiaba del desarrollo industrial y técnico, con inventos como el ferrocarril, el telégrafo y el motor eléctrico. Este auge industrial impulsó el colonialismo en busca de nuevos mercados y materias primas.
El siglo XIX también presenció un crecimiento demográfico sin precedentes en Europa, gracias a las mejoras higiénicas y los avances médicos. Este aumento de la población saturó el mercado laboral, permitiendo a las empresas pagar salarios bajos y someter a los trabajadores a jornadas extenuantes. En respuesta a esta situación, surgieron los movimientos obreros que luchaban por mejores condiciones laborales. En 1864 se fundó la Primera Internacional Obrera, y en 1889, los seguidores de Marx crearon la Segunda Internacional.
En 1870, tras la derrota francesa en la guerra franco-prusiana, se proclamó la Comuna de París, un breve experimento social que abolió la propiedad privada y la explotación, e instauró un ideario socialista. La Comuna fue brutalmente reprimida, con miles de muertos y encarcelados. Mientras tanto, Prusia, victoriosa en la guerra, unificó los estados alemanes (excepto Austria) y fundó el Segundo Reich. Bajo el liderazgo de Otto von Bismarck, Alemania se convirtió en una potencia mundial.
El nacionalismo emergió como una fuerza significativa en el siglo XIX. Las élites dominantes lo adoptaron como un freno al avance del movimiento obrero y el socialismo. El nacionalismo también proporcionó un sentido de comunidad a las clases populares desarraigadas por la migración del campo a la ciudad y la secularización. Sin embargo, el nacionalismo también fomentó el antisemitismo, lo que provocó la emigración de judíos de Alemania y Rusia hacia América, especialmente a Estados Unidos.
1.2. Contexto Cultural
El Romanticismo dominó la primera mitad del siglo XIX, como una reacción contra la razón moderna y el clasicismo. Se caracterizó por la exaltación de las emociones, lo irracional, lo popular, el gusto por lo exótico y la idealización del pasado, especialmente la Edad Media.
En la segunda mitad del siglo, el Realismo y el Positivismo desplazaron al Romanticismo. Los avances científicos y tecnológicos impulsaron la industria capitalista y consolidaron la hegemonía de la burguesía. La ciencia se aplicó a la industria, incluyendo la bélica. Las nuevas ideologías políticas, como el liberalismo, el nacionalismo y el socialismo, prescindieron de las doctrinas religiosas, relegándolas al ámbito privado.
Las reformas liberales redujeron el papel de la Iglesia y su patrimonio. El Estado Pontificio se limitó al Vaticano. Sin embargo, la Iglesia mantuvo su influencia en la moral, la educación y las costumbres. La teoría de la evolución de Darwin tuvo un gran impacto, al igual que los descubrimientos de Pasteur en el campo de las vacunas y las enfermedades infecciosas.
En las últimas décadas del siglo XIX, se produjo la crisis de la ciencia newtoniana y el inicio de la revolución científico-técnica. En pintura, el Impresionismo rompió con la tradición pictórica al intentar plasmar la realidad tal como se ve, cambiante y efímera. La novela se convirtió en un fenómeno de masas. Autores como Stendhal y Dostoievski influyeron en Nietzsche con su profundidad psicológica. La música de Wagner también cautivó al joven Nietzsche, aunque luego rompió con él al considerar que había cedido al cristianismo.
1.3. Contexto Filosófico
El siglo XIX marcó el fin de los grandes sistemas filosóficos y el surgimiento de una pluralidad de movimientos que rechazaban la concepción sistemática del idealismo alemán. El Positivismo, con Augusto Comte como principal representante, se impuso como un empirismo radical que consideraba a la ciencia como la única forma válida de conocimiento.
En las últimas décadas del siglo, surgió una reacción contra el Positivismo. La crisis de las ciencias, la toma de conciencia de problemas no solucionables por la ciencia y el uso ideológico de la ciencia fueron algunas de las causas. Surgieron corrientes que enfatizaban la vida, el espíritu, la libertad y los valores, aspectos que Ortega y Gasset llamaría “el tema de nuestro tiempo”.
Corrientes filosóficas:
- Vitalismo: Considera la vida como la realidad radical, aunque el concepto de “vida” puede interpretarse de diversas maneras. Nietzsche se encuentra dentro de esta corriente.
- Historicismo: Afirma el carácter histórico de toda realidad, especialmente la humana. Autores como Dilthey, Simmel, Spengler y Max Weber pertenecen a esta corriente. Rechazan la concepción ilustrada de la historia y defienden la relatividad de las verdades y los valores.
- Irracionalismo: Autores como Schlegel, Sorel y Schopenhauer cuestionan la supremacía de la razón. Schopenhauer, con su pesimismo y su énfasis en la voluntad, influyó en el Nietzsche de la primera época.
Nietzsche rechazó el marxismo, aunque compartía con Marx la visión materialista del mundo y la crítica a la alienación en la sociedad capitalista. Sin embargo, Nietzsche se oponía a cualquier teoría que limitara la capacidad creadora del individuo. Para él, solo los mediocres desean la igualdad.
2. La Crítica de Nietzsche a la Cultura Occidental
En El crepúsculo de los ídolos, Nietzsche realiza una crítica radical a la cultura occidental, incluyendo la moral, la ciencia, la religión, el arte y la filosofía. Critica la metafísica por su preferencia del ser sobre el devenir, es decir, de lo estable sobre lo cambiante. Para Nietzsche, el ser es un engaño, una ficción creada por la razón. Solo el devenir, lo temporal y cambiante, es real.
Nietzsche considera que la filosofía occidental está corrompida desde Sócrates, quien priorizó la razón sobre la vida. Platón, discípulo de Sócrates, agravó la situación al postular un “mundo verdadero” de Ideas, desvalorizando el mundo sensible. Para Nietzsche, no hay más mundo que este, cambiante y material.
Nietzsche critica la epistemología occidental por su pretensión de alcanzar una “verdad objetiva” a través de los conceptos. Para él, la verdad es una metáfora útil, no una descripción objetiva de la realidad. El lenguaje metafórico ofrece una pluralidad de significados, en sintonía con la naturaleza cambiante del mundo.
La ciencia, para Nietzsche, es una religión enmascarada que diviniza el concepto de verdad. Critica la fe ciega en la ciencia, la matematización de la realidad, la tecnificación del mundo y su incapacidad para orientar al hombre en su vida.
Nietzsche también critica la moral tradicional, utilizando el método genealógico para rastrear el origen y la evolución de los valores morales. Encuentra que la moral de los señores, basada en la nobleza y la fuerza, fue invertida por los judíos y los cristianos, quienes impusieron una “moral de esclavos” basada en la humildad y la compasión. Nietzsche aboga por la recuperación de la “moral de señores”, que ama la vida y la voluntad de poder.
Nietzsche considera al cristianismo como un error radical que desvaloriza este mundo en favor de un “otro mundo” platónico. La moral cristiana, para él, es una “moral de esclavos” fruto del resentimiento. La “muerte de Dios” que Nietzsche proclama no se refiere solo al Dios cristiano, sino a la muerte de todos los valores morales, las grandes verdades, la razón, el Estado y el progreso.
3. El Mensaje de Zaratustra: La Filosofía del Sí a la Vida
En Así habló Zaratustra, Nietzsche expone su filosofía del sí a la vida a través del profeta Zaratustra. Los conceptos clave de esta filosofía son:
- Voluntad de poder: Es la voluntad de crear, de ser más, de vivir más intensamente. Su función principal es la creación de nuevos valores que nos impulsen a superarnos.
- Inversión de valores: Hay que transvalorar los valores de la cultura occidental, que están en contra de la vida, y reemplazarlos por otros que afirmen la vida.
- Eterno retorno: Es la idea de que la vida se repite eternamente. Nietzsche lo considera su pensamiento más profundo. Con él, refuta la concepción lineal del universo y defiende la fidelidad a la tierra y al presente.
- Superhombre: Es el nuevo hombre que creará la nueva escala de valores. Es el resultado de tres transformaciones: el camello (que se somete a la moral), el león (que se rebela contra la moral) y el niño (que crea nuevos valores).
4. Comparación con Platón y Actualidad de Nietzsche
4.1. Comparación con Platón
Nietzsche y Platón representan dos polos opuestos en la historia de la filosofía. Sus diferencias se pueden observar en los siguientes ámbitos:
- Lenguaje: Nietzsche rechaza el lenguaje conceptual y prefiere el lenguaje metafórico. Platón, en cambio, defiende la existencia de conceptos generales con existencia independiente.
- Epistemología: Para Nietzsche, el conocimiento es una cuestión de perspectiva. Para Platón, es posible un conocimiento universal y verdadero.
- Metafísica: Nietzsche defiende un mundo material, sensible y cambiante. Platón postula un mundo ideal, eterno e inmutable.
- Ética y antropología: Nietzsche es monista y prioriza el cuerpo. Platón es dualista y prioriza el alma. Nietzsche defiende el individualismo, mientras que Platón aboga por lo colectivo.
A pesar de sus diferencias, Nietzsche y Platón comparten el gusto por la belleza literaria y un cierto sentimiento aristocrático.
4.2. Actualidad de Nietzsche
El pensamiento de Nietzsche sigue siendo relevante en el siglo XXI. Su defensa de los valores terrenales y su crítica a los referentes absolutos resuenan en una sociedad cada vez más secularizada. Su crítica al concepto de verdad ha inspirado nuevas teorías como el perspectivismo y el pragmatismo.
La física contemporánea ha incorporado algunas ideas de Nietzsche, como la concepción de la realidad en términos de procesos energéticos y la introducción del azar. La teoría del caos, por ejemplo, refleja la idea de que pequeños cambios pueden tener consecuencias impredecibles.
La “muerte de Dios” que Nietzsche anunció se ha manifestado en el proceso de secularización de las sociedades occidentales. Sin embargo, la llegada del superhombre no se ha producido. En cambio, se observa una banalización de la existencia, un hedonismo que reniega del esfuerzo y la fortaleza, muy alejado del ideal nietzscheano de fidelidad a la tierra y a la vida.