El Pensamiento de Nietzsche: Una Exploración de su Filosofía

Introducción

En este documento, exploraremos el pensamiento de Friedrich Nietzsche. Abordaremos las dificultades para comprender su filosofía y su biografía, incluyendo su obra Ecce Homo. Además, consideraremos la influencia del darwinismo social y analizaremos las ideas de Schopenhauer, Hobbes y Rousseau en relación con la filosofía de Nietzsche.

Biografía

La vida de Nietzsche transcurrió por los paisajes de Europa Central: Alemania, Suiza y el norte de Italia. Nacido en la provincia prusiana de Turingia, su vida estuvo ligada al resurgimiento del imperio alemán, que significaría la supremacía alemana en el continente. Nietzsche presenció la revolución industrial alemana, mucho más tardía que la inglesa. La revolución industrial trajo progreso técnico, pero no vino acompañada de justicia social ni mayor bienestar para la población en general. Cabe destacar la situación de la mujer y los niños, que recibían salarios menores. Los obreros tomaron conciencia colectiva de su situación y se organizaron en movimientos y sindicatos para defender la mínima dignidad que debe tener cualquier ser humano. En 1866 se fundó la Primera Internacional Socialista, que se disolvió diez años después para dar paso a la Segunda. Nietzsche vivió con el auge de estos movimientos sociales, pero no mostró ninguna estimación por ellos. La lucha socialista por la igualdad de los seres humanos no le hizo sentir más que repugnancia. Nietzsche no estaba interesado por estas cuestiones sociales. Fue un solitario reflexivo con poco interés por la participación activa en la sociedad. Para él, las rebeliones populares solo eran el fruto de una política educativa equivocada, que había extendido la instrucción a todas las clases populares y generado, con eso, más necesitados.

Ecce Homo: Una Vida

Dos atmósferas vitales marcaron la infancia y adolescencia de Nietzsche, nacido el 15 de octubre de 1844:

  1. La religiosidad de la familia.
  2. La atmósfera femenina.

Dos atmósferas vitales marcaron su juventud:

  1. La enfermedad, su salud delicada.
  2. La brillante carrera intelectual.

Dos atmósferas vitales marcaron su vida adulta:

  1. La vida intelectual como profesor universitario. Relación de amistad con Wagner, que se rompería, y la del músico Koselitz.
  2. El pensamiento nómada.

Una sola atmósfera vital marcó sus últimos años:

  1. La locura: el desenlace que se produjo en la plaza de Turín en enero de 1889, cuando la locura irremediable colapsó su cuerpo.

Su hermana Elisabeth siempre creyó en el potencial intelectual de su hermano, fue su mejor aliada, aunque la relación se truncó por cuestiones ideológicas. Guardaba todos y cada uno de los escritos, que el propio autor pretendía destruir. En los años de locura, iba consiguiendo por todos los medios casi la totalidad de los manuscritos que su hermano había ido dejando por media Europa. Manipuló todo este material para defender sus ideas antisemitas. La devoción de Elisabeth por su hermano no era compartida por este.

Obra

A continuación, hablaremos de su obra. No hay una evolución clara. Puede observarse un sentimiento más romántico y schopenhaueriano en las primeras obras. Wagner y la aparición tardía de la idea del Eterno Retorno. La redacción de los aforismos y su fecha de publicación son diferentes. Su obra está dividida en tres periodos:

  1. El periodo romántico: las obras de Basilea (1869-1876), en el que se incluye Sobre verdad y mentira en sentido extramoral.
  2. El periodo del Espíritu Libre hasta el Eterno Retorno (1877-1882).
  3. El periodo del Eterno Retorno (1883-1888), con la obra Nietzsche contra Wagner (1888).

De ahora en adelante, hablaremos de otros autores y comentaremos su influencia en Nietzsche y su opinión.

Darwinismo Social

El darwinismo social es el intento de aprovechar las teorías de Darwin para justificar un tipo de sociedad humana determinada. En la sociedad humana también sobreviven solo los más fuertes. Los animales se mueven por conductas programadas, no aprendidas. El ser humano también tiene esos instintos, pero son reprimidos, reconducidos, educados por la moral y la cultura. Nietzsche piensa que esto no es más que una manera de vincular al individuo con las cosas terrenales, de alejarlo de la moral espiritual que lo convierte en hombre-masa y le impide desarrollar su propia voluntad de poder, su capacidad creadora. Reivindica que el individuo construya desde sí mismo sus propios valores, y no siguiendo las líneas de un deber universal. No se puede hacer desde la razón, porque para Nietzsche la razón es siempre un resultado del grupo, el arma de los hombres débiles para su supervivencia. Como era el animal que corría mayores peligros, necesitaba ayuda y protección, necesitaba de sus semejantes, necesitaba saber expresar la angustia, hacerse entender, y por eso era menester ante todo la conciencia.

La conciencia no forma parte en realidad del ser individual del hombre, sino de lo que corresponde en él a la comunidad, el ganado, y que, por tanto, solo se ha desarrollado sutilmente en lo que guarda relación de utilidad para la comunidad y el rebaño. Por esto, ha de utilizar un concepto diferente al de la razón, y el de instinto o, mejor dicho, metaforizar este crear desde uno mismo sin saber quién es uno mismo. No está el sujeto, solo el individuo, no es una unidad lógica y moral, sino una multiplicidad de potencialidades, una diversidad de estados corporales y anímicos junto con una variedad de roles interiorizados. Somos el resultado único e irrepetible de una multitud de factores combinados por azar, y es esto lo que Nietzsche llama instinto o cuerpo para diferenciarlo de conciencia o razón. Para que esto sea posible, tenemos que recuperar nuestra voluntad de poder y olvidarnos o liberarnos del fantasma del ego que nos ha construido la sociedad con el nombre de sujeto racional. Hemos de dejar ir las amarras de la mala conciencia y de la culpa y autoafirmarnos con nosotros mismos en la creación de valores nuevos, modelos vitales nuevos. Una acción que podemos hacer sin necesidad de tener conciencia. Tampoco Nietzsche comparte la idea de que en la lucha por la existencia ganan los más fuertes. Pasa lo contrario: son los espíritus gregarios los que acaban eliminando a los hombres superiores.

Schopenhauer

Para Schopenhauer, cada individuo es manifestación de una voluntad de vivir, se esfuerza por afirmar su existencia a costa del resto de cosas. El pesimismo de Schopenhauer es absoluto. No hay salida: ni podemos conseguir una sociedad no conflictiva ni podemos ser felices. La voluntad de vivir es un impulso ciego, un esfuerzo infinito que nos esclaviza. El intelecto humano puede escapar a esta esclavitud de dos maneras:

  1. Mediante la contemplación estética desinteresada, el mundo como puro objeto de percepción estética y no como objeto de deseo.
  2. Mediante el ascetismo, renunciando a la voluntad de vivir, renunciando a la propia autoafirmación, negándonos a nosotros mismos.

La opinión de Nietzsche es la siguiente: rechaza el pesimismo vital de Schopenhauer. El vitalismo nietzscheano incorpora el dolor como una forma más de la vida, por tanto querida y estimada. Schopenhauer crea el concepto de voluntad de vivir para reivindicar su anulación, cancelación práctica, mientras que Nietzsche lo recoge y lo convierte en voluntad de poder. La idea del arte como camino de liberación será mantenida por Nietzsche, pero no será una liberación para huir del impulso vital, del dolor que produce vivir, sino justo lo contrario, una liberación de aquellas fuerzas que impiden la manifestación de la voluntad de poder. La voluntad de poder se manifiesta en la diferencia, en lo que nos hace únicos, distintos a los demás, y esta diferencia solo se plasma en el acto creativo. Mientras los conceptos de la ciencia, de la lógica y de la vida cotidiana son comunes, impuestos por una comunidad lingüística, e indican nuestra negación en la masa, nuestra pérdida en el rebaño, la creatividad, ligada al modo de vida artístico, surge de un intelecto singular, insustituible e intransferible.

Hobbes y Rousseau

Ambos parten de un hipotético estado de naturaleza a-histórico para justificar el tipo de sociedad que defienden. Para Rousseau, el estado de naturaleza es de tal inocencia que resulta carente de maldad. Hombres que tratan de satisfacer sus necesidades instintivas. Además, disfrutan del instinto de la piedad que les impide hacer daño al prójimo. Este estado, aunque sería deseable, es ya inalcanzable, no podemos volver a él: el estado ocurrió inevitablemente en sociedad. En sociedad surge la razón. Hombres racionales y libres pactan leyes universales que los obligan por deber a lo pactado, sin que ello signifique perder la libertad individual.

Para Hobbes, el estado de naturaleza es un estado de permanente agresividad mutua. El hombre es un lobo para los hombres. Genera una continua inseguridad de la que solo puede salir por medio de un pacto. El pacto de Hobbes para salir del estado de naturaleza se entiende como una donación de libertad, los derechos de defenderse contra todos los demás. De esta manera, se convierten en esclavos consiguiendo la paz que era el beneficio que buscaban. Cambiar paz y seguridad por libertad. Justifica Hobbes los estados totalitarios.

Para Nietzsche, esta guerra es hacer uso de los términos del lenguaje de una manera diferente. El pacto de paz es la obligación de participar todos de la misma ficción, los mismos términos, del mismo mundo. El pacto consistiría en asumir un cierto sistema metafórico como normativo e impuesto a la obediencia de todos, que permite así la comunicación y el trabajo en la vida social.