Dios
Las Causas de las Cosas
Para justificar la existencia de Dios nos remitimos a las causas de las cosas. La materia (aquello susceptible de recibir una forma) y la forma (principio inmaterial de estructura de la materia) son principios de las cosas, pero solamente con ellas dos no se puede explicar la existencia de las sustancias materiales, pues no existen por sí solas. Necesitamos, por tanto, otras dos causas: la eficiente, el “ente” que “da” la forma, y la final, el motivo por el que lo hace. Del mismo modo que no basta la existencia de la piedra y unos patrones artísticos para que haya una escultura, sino que necesitamos a un escultor que dé forma a la piedra y un motivo por el que el escultor esculpa.
La Causa Última
Como hemos visto, cuanto existe necesita ser causado para existir. Aristóteles, en la Metafísica, investiga el fundamento último de la realidad, llegando a la noción de una causa última (que no necesita otra causa que la cause). Por ejemplo, en una cadena que cuelga del techo, cada eslabón sujeta al siguiente (como los efectos dependen de las causas), pero es necesario un primer eslabón que no esté pendiendo de otro, sino anclado al techo. Dicho principio de las cosas es Dios, que es acto puro, pues en él no se encuentra ninguna potencialidad, puesto que ya es forma plenamente realizada.
El Primer Motor Inmóvil
El primer motor es al mismo tiempo la causa final de cuanto existe, el motivo de su existencia, y las cosas, que se van perfeccionando puesto que tienen potencia, se mueven hacia él, pero sin moverse él, de ahí, motor inmóvil, «del mismo modo que el amado mueve al amante».
Dios en la Ética a Nicómaco
Continuando con su investigación sobre Dios, en su obra Ética a Nicómaco, Aristóteles le caracteriza como un ser viviente cuya actividad consiste simplemente en entender, y conociéndose a sí mismo (noesis noeseos) permanece en un estado de beatitud perfecta. De todo lo que hemos dicho podemos concluir que este Dios es único (ya que sólo puede haber una primera causa incausada), eterno (ya que si no procede de nada, necesita existir desde siempre), inmutable (ya que es todo acto, nulipotenciario), inmaterial (ya que es sólo forma).
El Problema del Conocimiento
Crítica al Realismo e Idealismo
Ortega hará una crítica tanto a la filosofía anterior a la modernidad, el Realismo, como al Idealismo, la filosofía que se desarrolló a partir de Descartes.
En el Realismo, la filosofía anterior a Descartes, la realidad es comprendida como el conjunto de las “cosas” que existen independientemente del sujeto. Esta realidad es algo acabado, estático, y se explica con los conceptos de “esencia” o “sustancia”. Además, en el Realismo el sujeto es una cosa más siendo el yo absorbido por el mundo.
También criticará al Idealismo, la filosofía que surge con Descartes. Con el Idealismo el conocimiento de la realidad se fundamenta sobre el sujeto, sobre el pensamiento, llegándose a afirmar que todas las realidades no son sino ideas del sujeto. Este sujeto es a su vez una sustancia estática que no evoluciona con el tiempo. Por ello, y al contrario que en el Realismo, las cosas son absorbidas por el yo (subjetivismo).
La Vida como Realidad Radical
Frente a esto, para Ortega la verdadera realidad está en el yo con las cosas, no siendo el yo ni las cosas algo acabado e independiente, sino dependientes ambos en su constitución y desarrollo. Ésta relación mutua del sujeto y el objeto se da en la Vida y por ello ésta es el fundamento de toda realidad. Así, la vida se constituye como el elemento fundamental, la vida es la Realidad Radical.
Categorías de la Vida
Ortega estudiará las categorías o características fundamentales que definen la Vida:
- La vida es autoconciencia de vivir, reconocerse, saberse como conciencia.
- La vida es encontrarse en una circunstancia que es la mutua relación de mi vida y mi mundo.
- Vivir es algo imprevisto pues no hay una elección en vivir aquí y ahora ni sobre las cosas que puedan ocurrir.
- Este imprevisto genera la vida como un problema ante el cual debe surgir la decisión personal guiada por un proyecto con lo cual la vida se va fabricando por uno mismo.
- La vida es temporalidad, es futuro permanente pues se vive para y hacia él.
Raciovitalismo y Razón Histórica
De esta forma, la vida es primordial pero también lo será la Razón, pues es la única que puede clarificar la propia vida. Surge así el Raciovitalismo donde la razón no es algo que esté fuera o antes de la vida, algo que existe de forma abstracta, “pura” o “a priori”, sino que se encuentra en la vida concreta de cada uno. Por eso, la Razón solo puede entenderse como Razón Vital. Y, a su vez, como toda vida se da en unas circunstancias históricas determinadas la Razón Vital es siempre Razón Histórica.
Razón Vital y Razón Histórica no son pues dos razones distintas sino una misma racionalidad que asume a la vida y a la realidad en su devenir. La razón histórica o vital no acepta nada como un hecho fijo, sino que estudia el proceso de la realidad mediante esquemas intelectuales, categorías y conceptos, que van cambiando y modificándose con la vida misma. Por ello, la razón vital e histórica es algo móvil, igual que la realidad que trata de conocer, siendo un proceso que nunca acaba.
Perspectivismo
Por todo esto, Ortega defenderá el Perspectivismo: cada individuo tiene una perspectiva, una verdad propia. Estas verdades individuales son perspectivas de la realidad y no pueden ser, por tanto, tomadas como verdades absolutas. Así, la realidad se dará siempre en perspectivas diversas y cambiantes de cada uno, el cual se relaciona con ellas también desde diversas perspectivas cambiantes, desde las que les da un significado, un valor y un sentido, creando así un mundo, el mundo propio. A su vez, estas perspectivas propias podrán unirse con la de otros formando perspectivas más amplias y verdaderas, pero nunca se llegaría a la verdad absoluta pues esto implicaría la suma de todas las perspectivas pasadas, presentes y futuras.
Además, el propio sujeto tendrá en su mente Ideas y Creencias: las primeras, son aquellas con un puro contenido intelectual; las segundas, las creencias, tendrán un contenido vivencial o existencial que se vivirá en la propia existencia individual.
El Problema de la Sociedad: Política
Teoría de las Generaciones
Para Ortega, la historia se puede analizar de acuerdo a las generaciones. En su Teoría de las generaciones, Ortega asume que en toda sociedad humana conviven distintas generaciones. Estas generaciones se cumplen en periodos de quince años y hay dos tipos fundamentales: las establecidas, las mayores que ya poseen el control social, y las emergentes, las nuevas.
Cuando los presupuestos teóricos de ambas son compatibles, la sociedad se desarrolla sin sobresaltos; cuando, sin embargo, hay una ruptura entre una y otra, surge la crisis social.
La Rebelión de las Masas
Además, según Ortega, en nuestra época se da una crisis concreta en la sociedad pues ha ocurrido un fenómeno especial: la rebelión de las masas. Para Ortega los hombres se dividen en hombre masa y en minoría selecta. No se trata de una división de acuerdo al puesto social que se ocupa sino de acuerdo a una forma de ser y actuar en la vida. El hombre masa es aquel que se encuentra satisfecho de sí mismo creyéndose completado moral e intelectualmente y actúa como el niño mimado que pretende que todo esté para él sin exigirse nada. Sin embargo, y frente a esto, la minoría selecta es aquel tipo de persona que se exige a sí mismo más que a los demás y vive su vida buscando alcanzar ese desarrollo máximo ateniéndose a deberes y al trabajo vital. El problema actual, piensa Ortega, es que el hombre masa gobierna la sociedad sin atender a la minoría selecta, imponiendo su capricho uniformador y poco respetuoso con la auténtica libertad individual y creando, por ello, una crisis social.