Conocimiento según Platón
Platón distingue dos maneras de conocer la verdad: por los sentidos y por la razón. El objeto propio y distinto de los sentidos es lo concreto, particular y cambiante; mientras que el objeto del entendimiento es lo universal, lo estable, lo eterno y lo inmutable. Las igualdades semejantes no son “lo mismo” ni “lo igual”.
Lo que permanece, “lo igual”, es la auténtica realidad. Es el “onto on”, “el ser que es”. La idea le da una dimensión ontológica. Además, la idea que me dice lo que algo es, es una dimensión epistemológica. Estas dos dimensiones suponen una fusión entre el “ser” y “pensar”. Estas realidades del mundo inteligible, son propias de la mente humana. Constituyen el cosmos oratos.
En el mundo de los sentidos, se presentan copias de la verdadera realidad, realidades aparentes. Este mundo solo llega a lo concreto, topos oratos, que hace referencia a lo visible y a lo material.
Las ideas se encuentran jerarquizadas. No todas las ideas tienen el mismo valor. En la base de la pirámide, encontramos las Ideillas (eidolas), que son copias de la verdadera realidad. En el siguiente nivel, encontramos las Ideas (eidos), que son ideas de la realidad. Por último, en la cúspide de la pirámide, encontramos las Ideas Supremas, en las que se destacan:
- El bien, que es la “realidad que fundamenta todas las demás”.
- La belleza, que “baña de luz y claridad toda la realidad”.
- La justicia, que “regula las relaciones del alma”.
La reminiscencia consiste en que el alma vive sin el cuerpo en el mundo de las Ideas, “conocer no es sino recordar lo que ya está en mí, antes de que tuviera esa experiencia sensible”.
Antropología según Platón
Consiste en una unidad accidental formada de cuerpo y alma. El hombre es un conjunto de dos realidades distintas: el cuerpo, es “la cárcel del alma” porque le impide buscar la verdad (enfermedades, pasiones, deseos…). El alma ha de liberarse, purificarse, para poder tener acceso a la contemplación de las Ideas. El alma ha sido creada por el Demiurgo, tomando como modelo a las Ideas Eternas, que aprende todos los conocimientos, todas las ideas de esta primera existencia y se une accidentalmente. El alma constituye nuestro “yo”, el auténtico hombre.
Todo necesita una forma, por lo que el alma para estar en el cuerpo, necesita una forma:
- Alma racional: es el puro pensar y la contemplación suprasensible de la verdad. Su naturaleza es divina y se sitúa en el cerebro por lo que es inmortal.
- Alma irascible: es la fuente de las pasiones nobles, se sitúa en el tórax, y es corporal, por lo tanto, mortal.
- Alma concupiscible: es la fuente de las pasiones innobles, se sitúa en el abdomen y es mortal.
Esta teoría de las partes del alma es dualista, en la medida que señala una parte del alma inmortal, y otras como mortales. Las partes del alma están en relación directa con la concepción política de la sociedad.
Encontramos tres argumentos dentro de la inmortalidad del alma:
- La némesis: el alma recuerda las ideas, con lo cual es capaz de pasar de una pre-existencia a una existencia unida al cuerpo, “el alma va más allá de su existencia terrena”.
- La simplicidad: el alma no tiene partes, por lo que no se puede comparar.
- El auto movimiento: el alma quiere decir vida.
Las almas, salen del Demiurgo eternas y atemporales, y cada una se encarna en un cuerpo concreto, esta es la primera encarnación.
Después de la muerte, el alma está peregrinando durante unos mil años, en los que se encarna sucesivamente en varios cuerpos, eligiendo su destino.
Se establece una jerarquía de valores en las sucesivas transmigraciones: el hombre irá eligiendo encarnarse en el cuerpo de cada uno de los personajes, según el grado de virtud que quiera para él. En el primer lugar se encuentra el filósofo.
La libertad y la responsabilidad son la esencia y el carácter de cada hombre.
Sociedad según Platón
Al formarnos, los dioses hicieron de oro a los que mandan, de plata a los guerreros y guardianes, y de bronce a los artesanos. Platón establece una clara armonía entre el alma y el estado, “en el alma de cada uno hay las mismas clases que en la ciudad”. Desde la antropología, y con visión ética, llegamos a la política. Ética y política están íntimamente relacionadas, puesto que el individuo sólo puede ser tal, en la medida en que es miembro de la polis, en la medida en que es ciudadano. Es en la ciudad donde adquiere las virtudes éticas. Ningún hombre se basta a sí mismo. La división del trabajo, en función del desarrollo del alma:
- Las actividades productivas, pertenecen al alma concupiscible.
- Las actividades de defensa, pertenece al alma irascible.
- Las actividades de gobierno que pertenecen al alma racional.
La clase de los artesanos o productores, ofrece recursos para las necesidades básicas, mediante un trabajo productivo. Los guardianes o guerreros son una clase especial para defender, de esta selección saldrán los gobernantes. De estos dos grupos depende el buen funcionamiento de la ciudad. Tienen un régimen especial: se alojan en viviendas separadas del resto de los ciudadanos, no poseen riquezas ni vivienda privada, ni familia, ni mujeres; siguen un régimen de matrimonio monogamia permanente, con mujeres de su misma clase. Los gobernantes serán los árbitros absolutos, dado su nivel de conocimiento, ya que se les somete a una formación científica muy especial. “No tendrán fin las calamidades de los pueblos, mientras los filósofos no sean reyes o los reyes se hagan filósofos”.
El tema de la república es la justicia en el individuo y en el Estado. Se trata de una utopía en la que el gobierno pertenece a los filósofos, los amantes del saber. Sería una aristocracia de la virtud. Platón hace coincidir el orden del saber con el poder político. Su preferencia es una aristocracia basada en la capacidad intelectual y la preparación científica. Este es el orden:
- Aristocracia: se trata del gobierno de los mejores, tanto si manda uno como varios.
- Timocracia: es el gobierno de los que tienen cierta renta y honor, se trata de un mandato de ambición, más propio de la guerra que de un buen gobierno.
- Oligarquía: es el gobierno de unos pocos.
- Democracia: es el gobierno del pueblo, Platón es enemigo de la democracia, porque su consecuencia es la tiranía.
- Tiranía: es la degradación de la política, no hay respeto por los ciudadanos, sino que se gobierna por la fuerza y el dominio: el tirano es el líder que se embriaga de poder.
Ética según Platón
La felicidad se encuentra a través del conocimiento, para ello debemos purificar al cuerpo para permitir al alma encontrar la verdad. El hombre busca una vida de excelencia por lo que esto le hace actuar bien. Para poder actuar bien debemos disponer del saber adecuado, es decir, el que hace el mal no lo hace voluntariamente, sino por falta de conocimiento. Cuanto mayor sea el conocimiento, las acciones serán más buenas y justas. Para poder saber qué decisiones debemos tomar, hay que ejercitar el alma.
- En la parte racional desarrollamos la sabiduría que supone la prudencia, hacer lo adecuado en cada situación.
- En la parte irascible se desarrolla la fortaleza que supone la valentía que nace al enfrentarnos a situaciones difíciles.
- Por último, en la parte concupiscible del alma, se desarrolla la templanza que supone el control de uno mismo.
El alma racional debe controlar a las otras partes. El hombre cuando consiga controlar sus deseos y apetitos podrá actuar con virtud, es decir, hacer el bien.
Conocimiento según Descartes
Descartes quiere llegar a distinguir lo verdadero de lo falso para poder encontrar el fundamento sólido de la certeza, que es la idea clara y distinta. Pero para llegar a la certeza absoluta, hay que empezar dudando, las características de la duda son:
- La duda: que hay que dudar de todo.
- La metódica: que es la verdad firme de la que no se puede dudar.
- La teórica: que es la del campo de la teoría.
Se duda de los sentidos, ya que algunas veces nos engañan y nos inducen a error, de la realidad exterior, ya que algunas veces es imposible distinguir la realidad exterior del sueño, de los propios razonamientos, ya que mi entendimiento se puede equivocar cuando razona, y de uno mismo, ya que a veces nuestro interior se conduce al error.
El método logrará una verdadera certeza, sus reglas son:
- La evidencia: no hay que admitir nada que sea dudoso, solamente aquello que presente con tal claridad que no queda la menor duda.
- El análisis: la evidencia solamente se presenta en las ideas compuestas a simples. Por tanto, siempre has de reducir las ideas compuestas a simples.
- La síntesis: se trata de formar una cadena de intuiciones parciales cuyo resultado será una intuición evidente y ausente de errores.
- La enumeración: se trata de revisar todo para estar seguros de no omitir nada.
La duda elimina opiniones, dejando en suspenso toda certeza, todo menos las verdades de fe y las normas de moral. Pero, hay una certeza que resiste todos los ataques de la duda y de la que es imposible dudar: el hecho simultáneo del propio pensamiento y de la propia existencia. No puedo pensar que yo, que pienso, no exista al mismo tiempo que los pienso.
En el COGITO ERGO SUM se encuentra el principio buscado: la idea clara y distinta, es una verdad inmutable, una verdad de lo que no se pueda dudar. De todo proceso mental, se encuentra una base firme, una idea clara y distinta, que no admite ninguna duda. En su mente se encuentran tres tipos de ideas.
- Encontramos ideas adventicias, que son las que parecen provenir de nuestra experiencia externa.
- Las ideas facticias, que son las que provienen de nuestra imaginación y voluntad.
Ninguna de estos tipos de ideas, le sirven para la demostración de la existencia de una realidad fuera de la mente, Dios. De ese modo, acude a otro tipo de ideas, que sean patrimonio de la conciencia, de la interioridad. Las ideas innatas son las nacidas con la propia mente. Estas ideas básicas, son el fundamento de las demás y las encuentra en sí mismo.
A partir de “cogito”, se intuye el yo existente como una sustancia cuya causa total o esencia de naturaleza es pensar. Desde el “cogito” se captan tres ideas innatas que concibe con claridad y distinción: sustancia pensante, sustancia infinita o sustancia corpórea. En el análisis de la sustancia, una cosa que existe, tiene la necesidad de sí misma para existir. Se define como sustancia una realidad existente, que no requiere más que de sí misma para existir. Esta definición solo puede designar a Dios, por lo que la señala primero y luego de un modo secundario a las criaturas. En las cogitans solo hay un pensamiento, una cosa que piensa y que no necesita de otra para existir. En la res infinita, el ser pensante que piensa, que duda, es imperfecto, y esta imperfección reclama un ser perfecto que es Dios. La res extensa es una idea clara y distinta innata en nuestro entendimiento, que es la causa de todas las demás cualidades que percibo de los cuerpos, y la única condición que se exige para que lo cuerpos existan.
Antropología según Descartes
Yo estoy seguro de que existo, en la medida en que pienso. Al mismo tiempo de que estoy seguro de mi pensamiento, dudo que exista mi cuerpo. De lo único que estoy seguro es de que yo pienso. Pensamiento y cuerpo son pensados como cosas distintas. El pensamiento existe aunque no exista el cuerpo. Por esta razón, el hombre no necesita el cuerpo para existir, y el alma existe independientemente del cuerpo. Esta independencia trata de salvar la libertad del hombre. La conexión mecanicista del mundo afirma que el alma, la res cogitans, esta en una esfera autónoma e independiente de la materia. La independencia de las sustancias plantea el tema de la comunicación, en el caso del cuerpo y del alma, se relacionan a través de lo que él llama la “glándula pineal”, donde el alma hace sentir especialmente su eficacia hacia todas las partes del cuerpo. Ésta origina una doble circulación del alma hacia el cuerpo. Así, el hombre consta de dos realidades: el cuerpo, materia constituida por la extensión, y el alma, espíritu constituido por el pensamiento totalmente independiente de la materia, del cuerpo y de los sentidos.
Dios según Descartes
Lo único cierto es que “soy un ser pensante”, de lo demás dudo, y porque dudo, es que hay un ser imperfecto, por lo que tiene que existir la idea de perfección, que se identifica con Dios. Se trata de un argumento basado en la causalidad. La segunda demostración es también de corte causal: la existencia de Dios como única causa posible de nuestro ser, ya que si fuéramos nuestra propia causa, nos habríamos otorgado la perfección que tenemos de esa idea, la idea de ser infinito que encuentro en mi entendimiento, debe haber sido cuadrada por algo de igual magnitud. El tercer argumento lo desarrolla desde la idea de perfección. Se trata de un argumento ontológico basado en la existencia de Dios que es inseparable de su esencia como ser perfecto, puesto que la perfección implica la existencia. Dios ocupa la clave del sistema cartesiano: el criterio de evidencia encuentra su objetividad en Dios. Si las ideas son claras y distintas, son siempre verdaderas, y la razón se debe a que Dios no ha podido dotar al hombre de una facultad de conocimiento que le induzca al error. El mundo se mueve gracias a Dios, quien conserva la cantidad de movimiento.
Percibimos el mundo como cosas que tienen extensión, que es el atributo de la sustancia corpórea. La verdad de esta idea viene de Dios, que se corresponde a un mundo objetivamente existente. La veracidad divina garantiza que el alma, Dios y la materia son verdad.
Moral según Hume
La ética de Hume se caracteriza por su rechazo del papel exclusivo de la razón en la fundamentación de los juicios morales. En contraposición a la consideración de una ética tradicional basada en la razón, propone que la aprobación o desaprobación ante un hecho moral, se fundamenta en un sentimiento universal.
Hume reconoce que la razón puede informarnos sobre las tendencias útiles o perniciosas de las cualidades y acciones, pero sostiene que la razón por sí sola no es suficiente para generar juicios morales. Para que surja la aprobación o desaprobación moral, es necesario que intervenga un sentimiento. Este sentimiento, que se origina en la consideración de la felicidad o la miseria del género humano. Es a través de este filtro emocional que evaluamos moralmente las acciones y cualidades.
En su obra Investigación sobre los principios de la moral, Hume expone:”Hace falta que se despliegue un sentimiento, para dar preferencia a las tendencias útiles sobre las perniciosas. Este sentimiento no puede ser sino de felicidad por el género humano, y un sentimiento de rechazo por su miseri”. La moral tradicional se apoya en supuestos racionales, pero considera que deducir los juicios de valor a partir de cuestiones de hecho es una falacia porque del”e” no podemos pasar al”debe se”. La razón no valora, sólo presenta, y la cuestión es el valor moral de los hechos y este lo toman del efecto que causan sobre nuestra vida emotiva, del sentido moral. La razón fría e independiente no es motivo de acción, solo dirige el impulso del apetito o la inclinación, pero no es fundamento de los juicios morales, se experimenta un sentimiento de censura o de aprobación.
Son los sentimientos y las emociones las que forman los juicios morales. Descalificando la creencia de que la razón por si sola puede ser el fundamento exclusivo de la ética. Su perspectiva invita a considerar el papel central de las experiencias emocionales en nuestras evaluaciones éticas morales.
La Literatura Española de Posguerra
Tras la Guerra Civil en los años 40 se produce un aislamiento internacional por el rechazo a la dictadura. En la cultura la censura se irá relajando gradualmente. La década de los 50 supone el fin del aislamiento. En los 60 hay un gran desarrollo económico, pero faltan libertades. Tras la muerte de Franco en 1975, llega la democracia y la Constitución de 1978.
El Tremendismo
Surge el tremendismo, en la que acentúan la ambientación sórdida y los aspectos más negativos de la realidad para contar historias truculentas y desagradables. Por otro lado, presenta personajes individuales inmersos en una sociedad y en un medio que les resultan hostiles. Destacan:
- Camilo José Cela, ganador de el Premio Nobel en 1989. Su obra La familia de Pascual Duarte pertenece a la corriente ”tremendista”. Pascual Duarte, cuenta su dura infancia en el medio rural y sus crímenes cometidos por un impulso ciego de lo que culpa a su madre.
- Carmen Laforet publicó en 1945 Nada.
- Miguel Delibes inicia su carrera de escritor con una novela de introspección de contenido metafísico y existencial: La sombra del ciprés es alargada.
- Algunos narradores que comenzaron su labor literaria antes de la Guerra Civil continuaron después en el exilio, como Rosa Chacel con Memorias de Leticia Valle; Ramón J. Sender con Réquiem por un campesino español; Arturo Barea con La forja de un rebelde.
El Realismo Social
En los años cincuenta, surge el realismo social, corriente en la que se escribieron novelas que pretendían denunciar la situación de la sociedad española. Aparecen la injusticia y la miseria. Se pueden distinguir dos corrientes: el objetivismo y el realismo crítico.
- El objetivismo usa técnicas como el objetivismo descriptivo o la recreación del entorno. Además desaparece la figura del narrador y su papel se reduce al máximo, el tiempo y el espacio se condensan, predominan los personajes, hay un gran predominio del diálogo y las historias no dan saltos en el tiempo.
- El realismo crítico, se diferencia en que las novelas tienen una intención de crítica social más directa y explícita.
Como autores, destacan:
- Rafael Sánchez Ferlosio con El Jarama, una excursión juvenil con trágico final.
- Carmen Martín Gaite, con Entre visillos.
- Ana María Matute con Pequeño teatro.
- Y por último, Camilo José Cela con La colmena. Retrata la posguerra en un mosaico de personajes que se entrecruzan: es un personaje colectivo, hay concentración espacio-temporal y objetividad del narrador. El argumento (situaciones cotidianas donde domina la insolidaridad) está fragmentado en secuencias desordenadas.
- Miguel Delibes publica El camino y Gonzalo Torrente Ballester tiene una trilogía: Los gozos y las sombras.
La Renovación Formal
En los años sesenta y setenta la censura se relaja. Se produce una búsqueda de la renovación formal. En las novelas de estos años, el argumento tiende a desaparecer y se sustituye por sucesos fragmentarios y son frecuentes los finales abiertos. En cuanto al narrador, se mantiene el objetivista en 3ª persona y aparece como innovación el empleo de la 2ª persona para facilitar el “tú”, que es un personaje concreto y contribuye al diálogo del narrador consigo mismo. A veces se combinan varios puntos de vista con el uso de varios narradores. También hay un desorden cronológico, la acción puede reducirse a unas horas y situarse en un lugar muy reducido.
Destacan:
- Luis Martín Santos con Tiempo de silencio, en la que muestra el atraso científico, la miseria y el desprecio por la cultura.
- Juan Goytisolo con Señas de identidad: un exiliado vuelve para recuperar sus raíces. En esta obra emplea la tercera persona narrativa, hay una ausencia de signos de puntuación.
- Miguel Delibes escribió Cinco horas con Mario. Es un impresionante monólogo.
- Camilo José Cela con San Camilo 1936, sin puntos y aparte.
- Juan Marsé publicó Últimas tardes con Teresa, ofrece una mirada ácida sobre una burguesía que juega a ser progresista.
- En los primeros años setenta, Gonzalo Torrente Ballester escribió La saga/fuga de J.B., de compleja estructura, mezcla hechos míticos y cotidianos con humor.
- Manuel Vázquez Montalbán parte de las tramas policiacas para retratar con mirada crítica de la cambiante España, inicia las novelas de su serie negra con Yo maté a Kennedy.