Descartes: El Problema del Método y la Evidencia del Cogito
La Certeza y el Método
Las “Reglas para la dirección de la inteligencia” empiezan por la afirmación de que la sabiduría humana es una sola cosa. Todas las ciencias no son sino esta sabiduría humana, la cual permanece la misma cualquiera que sea el objeto al que se aplica. Descartes recoge la noción del saber de los griegos: la sabiduría no es una acumulación de conocimientos, sino una actitud que consiste en regirse por…, por la verdad, por el ser, por el principio.
La cuestión del saber es en Descartes la cuestión de qué sentido tiene “esto es así”. De la determinación de este sentido que Descartes va a hacer dependerá toda la filosofía moderna.
Lo primero que dice Descartes es que el rasgo fundamental del saber es la certeza y por certeza entiende la imposibilidad de dudar, la imposibilidad absoluta de la duda. El concepto cartesiano de la duda y la imposibilidad de dudar no tiene nada de subjetivo ni psicológico, sino que es objetivo.
El saber es el “estar cierto de”. La verdad es la certeza y la certeza es la imposibilidad absoluta de dudar. Descartes afirma que de las ciencias que conoce sólo las matemáticas han encontrado este proceder que no concede nada de lo que quepa dudar. Pero Descartes no se plantea si la matemática es la única ciencia, sino que se pregunta a qué se debe el hecho de que las demás ciencias no se encuentren en la noción de verdad. Descartes trata de obtener de las matemáticas una lección acerca de cómo tiene que ser la ciencia en general. Ciencias en general procede de fuentes:
- En la deducción se da la imposibilidad de dudar. Decimos, si es verdad A tiene que serlo B, tiene así sentido afirmar que es absolutamente imposible dudar.
- La experiencia es por principio incierta. La experiencia puede dar ahora un resultado y luego otro. Siempre puede haber errores (de los sentidos, alucinaciones,…)
Resulta que la matemática no recibe nada de la experiencia. La matemática es “del entendimiento”, son verdades que el entendimiento ha de construir en sí mismo. El verdadero conocimiento es “concepción en la mente”, expontaneidad del entendimiento.
La regla de la mente, que diferencia lo verdadero de lo falso, lo cierto de lo incierto, la regla de sometimiento de la mente a su propia ley, es lo que Descartes llama el método. Es la razón la que, siguiendo los pasos de un método riguroso, tendrá que conducir por el camino de la verdad. Y como ya vimos, Descartes considera que la matemática es la única ciencia que nos da certeza; será su método el que sirva de modelo a la filosofía.
El proceso de construcción de las matemáticas (Euclides) es el siguiente:
- Búsqueda de una o varias verdades evidentes: AXIOMAS.
- Establecimiento de un conjunto de reglas de deducción que nos permitan, partiendo de los axiomas, demostrar rigurosamente otras verdades: TEOREMAS.
El método matemático consiste en las operaciones mentales de intuición y deducción. La intuición capta, de una manera inmediata, la evidencia de una verdad; la deducción capta verdades que alcanzan evidencia mediata partiendo de los axiomas y a través de una cadena de razones.
Por lo tanto, Descartes considera que el método posible es intuitivo-deductivo, un método consistente en partir de verdades evidentes en sí mismas y en no admitir más que verdades que se deduzcan de las primeras, que son también evidentes, pero no con la misma inmediatez que las primeras. Con la intuición se alcanzarán las ideas innatas y con la deducción otras más complejas.
Fases del método
- Evidencia, no aceptar como verdad aquello que no se presente de una manera clara, que se imponga a la razón más allá de toda duda
- Análisis, dividir cada dificultad en lo más simple para poder resolverlo mejor
- Síntesis, es muy necesario conducir con orden mis pensamientos para alcanzar progresivamente a lo más complejo (decir, empezando por lo más simple de conocer) mediante deducciones lógicas. Se va de lo simple a lo complejo por medio de la deducción
- Enumeración y comprobación, del proceso para estar seguro de no cometer ningún error.
La evidencia y el análisis se corresponden con el momento de la intuición y la síntesis y la enumeración y comprobación con el de la deducción
Descartes pretende con este método llegar, con la misma certeza absoluta con que las matemáticas establecen sus verdades, al conocimiento metafísico.
LA DUDA METÓDICA
Descartes la utilizada como método. Dudar de todo para encontrar algo que sea verdad.
El punto de partida del método Descartes tiene que ser una verdad absolutamente cierta. Por ello Descartes tiene que eliminar todos aquellos conocimientos, ideas y creencias que no aparezcan dotados de una certeza absoluta: hay que rechazar todo aquello de lo que sea posible dudar.
La duda, en Descartes, es metódica, radical y universal. Es una exigencia del método en su momento analítico, no es escéptica o real, sino que la utiliza como camino para llegar a la verdad, como método. Esta duda pone sólo entre paréntesis los juicios, pero no las acciones, no tiene un carácter moral, político ni religioso.
Pasos de la duda metódica:
- Las falacias de los sentidos, es la primera y más obvia razón para dudar de nuestros conocimientos, éstos muchas veces nos engañan, por lo tanto no hay garantía de que no nos induzcan siempre al error. Es improbable que los sentidos nos engañan siempre, pero la improbabilidad no equivale a certeza. Cabe dudar, por lo tanto, del testimonio de los sentidos. Con esto dudamos de que las cosas sean como las percibimos por los sentidos, pero no permite dudar de que existan
- La imposibilidad de distinguir la vigilia del sueño, podría suceder lo que sucede en los sueños, en los que tomamos como cosas reales, cosas y sucesos inexistentes excepto en nuestra imaginación. Nuestra vigilia podría ser un inmenso sueño. No podemos tener certeza de que el mundo exterior exista. Sin embargo existen ciertas verdades, como las matemáticas a las que no afectan el anterior paso: dormidos o despiertos 2+2 son cuatro.
- Genio maligno, Descartes que en el hipotético caso de que existiera sería; “de extremado poder e inteligencia que pone todo su empeño en inducirme al error”, cuya misión fuese engañar a los hombres, haciéndolos tomar como verdadero lo que no lo es. Es una hipótesis improbable, pero que nos permite dudar de todos nuestros conocimientos. Según Descartes este nos hace tomar como verdadero aquello que es falso.
Descartes encontró una verdad absoluta inmune a toda duda por muy radical que sea esta: “Pienso, luego existo” (con esto Descartes quiere decir que existe siendo/como pensante.)
LA PRIMERA VERDAD
Como acabamos de ver, Descartes encontró su primera verdad absolutamente cierta: “pienso, luego existo” (cogito ergo sum). Descartes capta con la claridad e inmediatez de la intuición de lo evidente que mientras duda, tiene que existir. No se trata de un razonamiento, sino de una evidencia inmediata; de una única verdad, que se obtiene por una intuición intelectual, es una idea clara y distinta, porque pienso equivale a ser.
Esta primera verdad es lo único que se admite de momento; existe con independencia de cualquier otra realidad. El pensamiento es, pues, una sustancia, la primera sustancia conocida, la “res cogitans” (YO). Descartes se encuentra encerrado en el yo, encierra el mundo al yo, esto se denomina solipsismo. Pero afirma que analizando su pensamiento encuentra una pluralidad de ideas como la de Dios o mundo exterior, por lo que intenta comprobar si desde el yo puede encontrar la realidad objetiva del resto de las ideas.
CLASIFICACIÓN DE IDEAS
Descartes distingue tres tipos de ideas:
- Las ideas claras y distintas, parecen proceder del propio pensamiento. Serían las ideas innatas: simples, sin imagen e indivisibles; se produciría a través de una intuición intelectual (yo, dios y mundo).
- Las ideas adventicias, parecen provenir de nuestra experiencia externa (árbol, caballo,…)
- Las ideas facticias, aparecen como construidas por la mente a partir de otras (caballo con alas,…)
Descartes, como todos los racionalistas, da primacía al entendimiento sobre la imaginación (lo que proviene del mundo exterior). Por lo tanto, en el entendimiento estarán las ideas claras y distintas y en la imaginación las adventicias y facticias. Respecto a esto Descartes afirma que solo podemos afirmar la existencia de las ideas del pensamiento.
Como el problema de la falsedad amenaza cuando juzgamos que nuestras ideas se corresponden con una realidad existente fuera del pensamiento, está claro que las ideas más sospechosas son las adventicias, que consideramos que proceden de la realidad externa, y las facticias, que se construyen a partir de aquellas. Por eso Descartes tendrá que construir su sistema no sobre los datos sensoriales, sino sobre las ideas innatas, que por ser intuidas por la mente en sí misma, son las más seguras y el fundamento de todas las demás.
LA EXISTENCIA DE DIOS Y EL MUNDO
Descartes encontró su primera verdad: el yo, el cogito. Si demuestra que la mente no puede estar engañosamente constituida, por lo menos las verdades matemáticas tendrán validez y puede ser que el mundo exterior también sea real.
Esto lo podrá demostrar demostrando que la mente y el mundo han sido hechos por un ser infinito y bueno.
Por ser bueno, no puede querer engañar y, por ser infinito, hacer precisamente lo que quiere. Por lo tanto, Descartes se puede demostrar la existencia de Dios. Esta idea de Dios la sentía tan clara y distinta como la idea del mundo, por lo que debería estar entre las ideas innatas
La existencia de Dios tiene que demostrar las siguiendo su método, a partir de la primera verdad, el “yo”, ya que de momento no admite otra realidad. La demostración de la existencia de Dios ha de consistir en poner de manifiesto que la mente no puede dudar de la existencia de Dios. Argumentos cartesianos de la existencia de Dios: Descartes afirma que la idea que tiene de Dios es la de una sustancia infinita; afirma que es imposible que sea yo la causa de esa idea. La idea de la infinitud no puede ser creada por mí, ya que “yo” soy finito. Debemos de haber recibido esa idea de una sustancia infinita, es decir, de Dios.
Descartes afirma que: yo mismo me reconozco como un pensamiento imperfecto, reconozco al mismo tiempo que no puedo ser autor de mi ser y que, por lo tanto, necesito no solo una causa de la idea de perfección en mí, sino también una causa que me haya causado a mí mismo, y esta causa es Dios.
Descartes demuestra también la existencia de Dios a partir de la misma idea de Dios, como ya había hecho San Anselmo con su argumento ontológico. El ser perfecto tiene que existir, sino no sería perfecto por faltarle la mayor perfección que es la existencia.
Descartes demuestra la existencia del mundo a partir de la existencia de Dios: puesto que Dios existe y es infinitamente bueno y veraz, no puede permitir que me engañe al creer que el mundo existe.
Dios aparece así como garantía de que a las ideas les corresponde un mundo, una realidad extramental. De todas maneras no garantiza que a todas mis ideas corresponda una realidad extramental. Descartes niega la existencia de las cualidades secundarias (color, olor, …). Dios garantiza solamente la existencia de un mundo constituido exclusivamente por la extensión y el movimiento (cualidades primarias).
Descartes dice que conoce a través de las ideas.
LAS SUSTANCIAS
El concepto de sustancia es un concepto fundamental en Descartes y, a partir de él, en todos los filósofos racionalistas.
Sustancia, es “creo que existe de tal modo que no necesita de ninguna otra cosa para existir”. En un sentido estricto, solo podría existir una sustancia, la sustancia infinita (Dios), ya que los seres finitos son creados por él. Pero esta definición se mantiene por lo que se refiere a la independencia mutua entre la sustancia pensante y la sustancia extensa, que no necesita la una de la otra para existir.
Las sustancias creadas (YO, mundo), tienen propiedades esenciales y accidentales. La propiedad esencial (en el YO la esencia es que pienso), que es exclusivamente una en cada sustancia, se llama atributo y las propiedades accidentales modos.
Hay dos realidades conocidas que no se pueden traducir la una a la otra y a las cuales se pueden reducir todos los demás:
- La extensión (res extensa), aquella cuyo atributo definitorio es la extensión.
- El pensamiento (res cogitans) aquella cuyo atributo definitorio es el pensamiento
Descartes distingue dos “modos” generales de pensamiento
- La percepción (por el entendimiento): sentir, imaginar, concebir.
- La determinación (por la voluntad): desear, odiar, dudar, afirmar…
Los “modos” de la resistencia son la posición, la figura, etc.
El objetivo del último pensamiento Descartes, al afirmar que alma (pensamiento) y el cuerpo (extensión), constituyen sustancias distintas, es salvar y guardar la autonomía del alma respecto a la materia, y esta autonomía se justifica en la claridad y distinción con que el entendimiento percibe la independencia de ambas
Estas sustancias son independientes, pero en el hombre están unidas de forma accidental.
Para Descartes, el cuerpo y la mente se tienen que comunicar y esta comunicación se da a través de la glándula pineal, que es la sede del alma y está situada en la nuca, y los espíritus animados que llevan la información del cuerpo al alma y del alma al cuerpo.