El Racionalismo de Descartes: Contexto, Método y el Cogito como Criterio de Verdad

Contextualización del Pensamiento Cartesiano

El Discurso del Método y sus Implicaciones

El Discurso del Método, compuesto por seis partes, establece las bases de una nueva teoría del conocimiento y de una ciencia autónoma de la tecnología. A continuación, se detallan las ideas principales de cada parte:

  1. Se sientan las bases de una nueva teoría del conocimiento y de una ciencia autónoma de la tecnología.
  2. Se formulan las reglas del método, criticando el método silogístico aristotélico.
  3. Se plantea la moral provisional.
  4. Se encuentra la duda metódica, la formulación de la primera verdad y el criterio de verdad.
  5. Se abordan cuestiones varias (partes 5 y 6).

Entre las obras más destacadas de Descartes se encuentran las Meditaciones Metafísicas. Su proyecto filosófico consistía en elaborar una filosofía capaz de fundamentar la nueva ciencia y la nueva imagen del hombre como ser racional y libre, desde un nuevo presupuesto: la razón. La razón y el método para usarla son el tema central de su filosofía. Se desarrolla un doble movimiento:

  • Destructivo: Derribar el edificio del conocimiento basado en la tradición aristotélica.
  • Constructivo: Reconstruir el conocimiento sobre bases nuevas y sólidamente fundadas.

Contexto Histórico y Filosófico del Racionalismo

Descartes inaugura el Racionalismo, corriente que domina la filosofía en los siglos XVII y XVIII. Sus características básicas son:

  1. Confianza plena en la razón humana: Se considera la razón como fuente de conocimiento, con capacidad para deducir las primeras verdades y obtener deductivamente todas las demás.
  2. Afirmación de la existencia de ideas innatas: Estas ideas no se derivan de la experiencia, sino que son constituidas por la razón a partir de sí misma.
  3. Convicción de la correspondencia entre el ámbito del pensamiento y el ámbito de la realidad: Esto permite construir una metafísica basada en el concepto de sustancia.

La filosofía cartesiana surge en un momento en que el pensamiento aristotélico está en crisis. Tiene continuadores en los pensadores racionalistas continentales hasta el siglo XVIII. El empirismo inglés, por otro lado, rechaza que la razón sea la fuente del conocimiento y niega la existencia de ideas innatas. Kant, posteriormente, realiza una síntesis entre el racionalismo y el empirismo, argumentando que, si bien la experiencia sensible es el límite último del conocimiento, en el entendimiento existen conceptos a priori que no se derivan de la experiencia.

El Cogito y el Criterio de Verdad en la Filosofía Cartesiana

Para Descartes, la Razón es una capacidad para juzgar y distinguir lo verdadero de lo falso. Es una facultad infalible, aunque necesita un método para dirigirla y encontrar la verdad en la ciencia. La Razón encuentra la verdad mediante dos operaciones: la intuición y la deducción.

  • Intuición: Visión intelectual clara y distinta que no deja lugar a la duda. Una idea es clara cuando es captada con nitidez, y es distinta cuando es captada diferenciándola de las demás ideas.
  • Deducción: Operación que consiste en extraer las consecuencias necesarias que se siguen de lo ya conocido mediante la intuición.

La primera regla del método, o regla de la evidencia, señala que se debe aceptar como verdadero aquello que aparece con absoluta evidencia, que captamos mediante la intuición con claridad y distinción. El conocimiento, por tanto, es evidente, cierto e indudable. Para fundar la filosofía, hay que basarse en evidencias absolutas, ideas claras y distintas que conllevan certeza. Descartes elige el camino de la duda para encontrar algo que resulte totalmente indudable y cierto.

La Duda Metódica y sus Características

La duda cartesiana tiene las siguientes características:

  • Es metódica: Busca la certeza a través de la duda.
  • Es universal: Se extiende a la totalidad del conocimiento.
  • Es teórica: No se extiende al terreno del comportamiento ético, solo al plano de la teoría.

Niveles de la Duda Metódica

Descartes propone repensar la filosofía a través de la duda metódica, que se divide en los siguientes niveles:

  1. Duda de los sentidos: Si los sentidos nos han engañado algunas veces, podemos suponer que nos engañan siempre.
  2. Duda de la realidad exterior: Hay sueños tan intensos que no podemos distinguir la vigilia del sueño, por lo que podemos dudar de la existencia de un mundo exterior a mi pensamiento.
  3. Duda de la Razón: Podemos suponer la existencia de un genio maligno, un ser astuto y engañador que me engañe incluso en razonamientos sencillos. La hipótesis del genio maligno es una metáfora para expresar la duda sobre la propia Razón.

El extremo de la duda podría conducirnos al escepticismo. Sin embargo, en el interior mismo de la duda, Descartes encuentra algo que resiste toda duda: el hecho de que está dudando, es decir, pensando. De ahí concluye su famoso “Pienso, luego existo”. Esta es una verdad tan firme y segura que los escépticos no pueden rechazarla, y constituye el primer principio de la filosofía. Es una verdad a la que nos ha conducido la aplicación del método. No se trata de una deducción, sino de una verdad captada mediante la intuición.

Conclusiones del “Pienso, luego existo”

Analizando esta primera verdad, Descartes llega a dos conclusiones:

  1. El Yo como sustancia pensante: Descartes parte de los pensamientos en sí mismos y llega a la existencia del Yo como pensamiento que existe. La actividad de pensar ha de sostenerse en alguna “cosa”: una sustancia. Recoge así la noción aristotélica de sustancia: lo que existe en sí mismo y por sí mismo, y no necesita otra cosa para existir. El Yo es una sustancia cuya esencia o atributo es pensar.
  2. El criterio de certeza: En “Pienso, luego existo”, el hecho de que lo captemos de forma clara y distinta lleva a Descartes a establecer el criterio general: todas las cosas que percibimos con claridad y distinción son verdaderas, tienen absoluta certeza.