El Relativismo Epistemológico
1 Definición
El relativismo gnoseológico o epistemológico (también existe un relativismo ético, etc.) sostiene que la verdad depende del contexto en el que se enuncia, de los intereses de los individuos, de las culturas, de los paradigmas científicos que adoptemos, etc. El relativismo no consiste únicamente en mantener una actitud crítica frente a cualquier teoría o paradigma establecido, y en estar dispuesto a abandonarlo si se encuentra otro que mejore nuestro conocimiento de la realidad. Eso forma parte de las señas de identidad de toda ciencia (aun cuando a título individual algunos científicos pueden ser dogmáticos). El relativismo epistemológico niega cualquier criterio de verdad objetivo y, por lo tanto, la existencia de verdades absolutas. Los primeros defensores del relativismo gnoseológico fueron, una vez más, los sofistas.
En nuestros días ha sido defendido por epistemólogos célebres como Thomas S. Kuhn (1922-1996) y Paul Feyerabend (1924-1994). Estos sostienen que los paradigmas científicos son incomparables entre sí, es decir, que no hay unos paradigmas mejores que otros, sino que cada uno parte de una concepción distinta de la realidad y emplea métodos de análisis y categorías explicativas distintas.
2 Críticas al Relativismo
1. Aun aceptando que en algunas ciencias, los intereses, prejuicios ideológicos, etc., de los individuos puedan tener influencia a la hora de seleccionar o interpretar los hechos, hay otras donde tal cosa resulta imposible. Así, puede que en el campo de la historia seleccionar como relevantes unos hechos y no otros, o interpretarlos de un modo u otro, dependa de los intereses, prejuicios, etc., que mueven al historiador. Pero ¿cómo podría suceder tal cosa, por ejemplo, en el campo de las matemáticas? Sean cuales sean los intereses, prejuicios, etc., de un matemático, tendrá que concluir que en un espacio de curvatura 0, el área de un cuadrado es igual a lado por lado. Ninguna otra cosa sería aceptable.
2. Si aceptamos que la verdad responde siempre a intereses de algún grupo, cualquier verdad establecida será tan válida como cualquier otra. Quienes defienden una verdad no tendrán más razones para abandonarla que el cambio de intereses. Es”s” verdad y con eso basta. Las teorías explicativas no tendrían, tampoco, por qué justificarse. ¿Para qué, si no hay verdad objetiva? Por ello, los defensores de una teoría deberían esforzarse simplemente por mantener la fe de sus seguidores en esa teoría. Pero esta actitud conduce al dogmatismo más absoluto, que es la negación de la ciencia.
A modo de ejemplo, si aceptamos que la única razón para defender una teoría son los intereses del grupo que la enuncia, entonces tenemos que aceptar que para explicar el origen de las especies resulta tan válida la teoría darwinista, como la de quienes hacen una interpretación literal de la Biblia y sostienen que el hombre fue creado por Dios a partir de un trozo de barro hace seis mil años, como la tesis de que el hombre fue creado por una especie extraterrestre mediante manipulación genética de otras especies, como varios miles de explicaciones. El valor de cada una de ellas está en responder a los intereses del grupo que la defiende.
3. Algunos epistemólogos relativistas dicen que los paradigmas son incomparables entre sí, dado que cada paradigma parte de una concepción de la realidad diferente, emplea distintos términos, con variado significado, etc. Eso podemos aceptarlo siempre que nos encontremos con dos paradigmas que sean capaces de explicar los mismos fenómenos de maneras distintas. Pero, al menos en el terreno de las ciencias naturales, raramente sucede eso.
Por ejemplo, Aristóteles sostiene que la Tierra está en el centro del universo. Y que ciertos cuerpos caen a tierra cuando los arrojamos porque tienden a ir hacia su lugar natural, que es el centro del universo. Newton sostiene que los cuerpos caen porque se atraen, y el de más masa atrae con más fuerza que el de menos masa. ¿Vale igual una explicación que otra? No, por una razón: con el modelo de Aristóteles no podemos explicar cosas tales como por qué cuando soltamos un cuerpo en la Luna, tiende a ir al centro de esta, y no al centro de la Tierra. Con el modelo de Newton sí. Esto no significa que la explicación de Newton sea definitiva, pero sí contiene una mayor aproximación a la verdad que la de Aristóteles.
4. La ciencia, como la filosofía, es un saber racional y crítico. Los intereses, prejuicios, etc., que puedan mover a los filósofos o científicos, están también sometidos a discusión y a crítica. De modo que aquellos intereses, prejuicios, paradigmas, etc., que no ayuden en el avance hacia la verdad irán siendo eliminados a lo largo del proceso histórico. Otra cosa es el uso que se haga de los conocimientos obtenidos. O que se oriente la investigación hacia un campo y no hacia otro. Ahí sí que priman los intereses, el poder, los prejuicios, etc., que son consecuencia del proyecto de vida humana que, consciente o inconscientemente, estamos desarrollando. Precisamente, una de las tareas de la filosofía será proponer proyectos globales y aceptables de vida humana.