1. La Ciencia en el Renacimiento
1.1 El Nuevo Método: Galileo
Los cambios en la ciencia del Renacimiento, a los que se suele llamar revolución científica, se suelen encuadrar entre la publicación del De revolutionibus de Copérnico (1543) y la de los Principia Mathematica philosophiae naturalis de Newton (1687).
Hubo cambios en la astronomía como:
- El heliocentrismo de Copérnico desplaza el geocentrismo.
- Kepler pone en la Astronomia nova (1609) el movimiento elíptico en lugar del circular.
Galileo es uno de los pioneros de los cambios en las concepciones científicas astronómicas y trató el tema de en qué consistía la nueva ciencia. Este cambio consiste en introducir los métodos experimentales y la matematización en el estudio de la naturaleza. Frente a los que ya realizaban experimentos, Galileo observa que deberían tener más conocimiento de las matemáticas para desarrollar teóricamente sus resultados.
Con Galileo, la experimentación toma parte de la naturaleza como característica distintiva de la ciencia; pero en la experimentación de la matemática como instrumento, y es precisamente aquí donde Galileo innova. Es posible la aplicación de las matemáticas a los fenómenos físicos, a la observación y experimentación de la naturaleza. Solo la matematización permitirá relacionar los fenómenos de tal modo que sea posible su contrastación por medio de experimentos diseñados al efecto.
1.2 La Crítica
A lo dicho hasta ahora hay que añadir que la investigación de la naturaleza no es estudio de esencias.
A partir de Galileo será objeto de estudio aquellas afecciones que sean las que se ajusten al nuevo método. Por tanto, habrá una separación clara de métodos entre el discurso de las ciencias de la naturaleza y el de la filosofía tradicional.
El mundo de la naturaleza es el mundo analizable por medio de las matemáticas. Galileo piensa que el mundo físico consiste en una estructura matemática, cuya articulación puede ser descubierta.
1.3 El Método Inductivo
Francis Bacon fue un filósofo. Su plan era hacer acopio de todo el conocimiento posible sobre los procesos artesanales, para después examinarlos atentamente.
En el marco de este plan, el procedimiento que propuso para organizar los datos era elaborar una serie de tablas de presencia, ausencia y grado de un determinado fenómeno, para a la vista de ellas proponer una hipótesis que explicara los datos. Este es el método inductivo baconiano.
Era un método cualitativo, en que la matemática no hacía acto de presencia: a Bacon no le convencía la selección de variables de Galileo ni su matematización.
2. El Humanismo
2.1 La Vuelta a la Antigüedad
En el Renacimiento sobrevivieron muchas de las escuelas medievales. Junto a ellas encontramos una reposición de todas las filosofías de la antigüedad: neoplatónica cristiana, neoepicureismo, neoestoicismo y neoaristotélicos.
A esta dispersión filosófica hay que añadir la influencia que tienen en muchos de estos autores los libros herméticos o Corpus Hermeticum. Además del Corpus, durante el Renacimiento se concede mucha importancia a la magia, la astrología y la tradición cabalística.
2.2 Los Humanistas
A) Descripción
¿Cómo describir brevemente a un humanista en el primer sentido? Si fuera por sus ocupaciones, diríamos que es un educador, un político y sobre todo un traductor de los clásicos griegos y latinos. Todos vemos la relevancia de las dos primeras ocupaciones, pero ¿a qué viene lo de ser un traductor? Pues que las humanidades consisten en las letras clásicas, ellas son las que hacen al hombre más humano porque lo primero del hombre es la palabra, ella hace posible que no exprese solo el placer y el dolor, sino también lo conveniente y lo justo. El lenguaje se convierte en el elemento de estudio fundamental de los humanistas en su afán de reconquista de la tierra olvidada y lejana del saber.
Los escolásticos pensaban que la comprensión del mundo se realizaba por la inteligencia y la palabra era solo una expresión (externa) del concepto (mental), de modo que lo único que debía hacerse con la palabra era “controlarla”, pero los humanistas verán en la palabra algo mucho más poderoso, la concebirán como la forma de relacionarse con el mundo.
B) El Estatuto de los Estudios de la Lengua
En el contexto de interés por la antigüedad y de importancia de la palabra, una de las reiteradas discusiones que se produjeron en la época fue el estatuto del estudio de la gramática y la retórica, pues estas eran consideradas en la Edad Media solo como la introducción elemental a las ciencias. Pero para el humanista, la lengua es mucho más importante y su estudio, la gramática, nos enseña la morfología y la sintaxis, pero también el uso elocuente, persuasivo y bello del lenguaje. Todo ello hace que sea el instrumento perfecto para comunicarnos y para la educación.
C) Un Ejemplo: Pico della Mirándola
Es un buen ejemplo de dedicación a esa conciliación renacentista de religiones y saberes, pues se dedicó al estudio del hebreo, el árabe y el griego para poder conocer toda la sabiduría religiosa y científica.
3. La Filosofía Posterior a la Reforma
Desde el punto de vista teórico, la división del cristianismo en el siglo XVI, tras la Reforma luterana, fue algo bastante curioso, ya que controversias semejantes se habían producido frecuentemente durante la Edad Media sin que dieran lugar a una fractura semejante. El caso es que se produjo en el Renacimiento un interés por la lengua (humanista) y por la ciencia, a los que hay que añadir una dedicación a la polémica teológica derivada de la Reforma, tanto del lado protestante como del católico. Este ambiente de enfrentamiento en Europa tuvo consecuencias muy negativas, entre las que hay que citar al menos las dos siguientes: las guerras de religión, que asolarían Europa, y una importante represión de la libertad, de mucha mayor intensidad y violencia que en la Edad Media, lo que curiosamente es ignorado por muchos que solo conocen del Renacimiento el humanismo. En ese ambiente, la filosofía languidece en el siglo XVI, siendo lo más destacado la escolástica española (Suárez y Vitoria), y Montaigne. Este autor es el que difunde en Europa el escepticismo, repitiendo los argumentos de Sexto Empírico, que había sido traducido en la época.