El vitalismo, hay que situar en la segunda mitad del siglo XIX y en la primera del siglo XX. En general, el vitalismo consiste en la afirmación del valor irreductible de la vida. Esto supone que, en el ámbito de la ciencia, la vida no puede ser explicada en relación a los principios de la física o de la química; no puede explicarse, por tanto, en términos mecánicos o cuantitativos.
El vitalismo en la ciencia y la filosofía
En el ámbito de la filosofía, el vitalismo hay que entenderlo tanto en un sentido biológico, como en un sentido histórico. La afirmación del valor irreductible de la vida en un sentido biológico resalta la importancia del cuerpo, de los sentidos, del instinto, de lo irracional, de la naturaleza, del impulso de sobrevivir y de la lucha por la vida, el vitalismo se opone a la filosofía racionalista. En un sentido histórico, el vitalismo entiende la vida como proceso y enaltece la dimensión biográfica o evolutiva de lo humano. El vitalismo se opone a la ontología estática.
El vitalismo de Nietzsche
El vitalismo de Nietzsche hay que entenderlo en los dos sentidos. En el primero, hay que inscribir su reivindicación del devenir, su odio al devenir, a la historia. La filosofía de Nietzsche es la expresión más radical del vitalismo, porque tan radical es su defensa de los valores vitales, como su crítica a la ontología estática, a los valores del racionalismo y del dualismo metafísico o religioso.
Grandes temas de la filosofía de Nietzsche
Dentro del vitalismo hay que inscribir los grandes temas de la filosofía de Nietzsche: lo dionisíaco, el nihilismo, la muerte de Dios, el superhombre, la voluntad de poder, el eterno retorno y la transvaloración.
Lo dionisíaco
Representa la superación del principium individuationis, el olvido de lo subjetivo, de las fronteras del yo. Es el conocimiento inmediato del mundo, la reafirmación del vínculo entre un ser humano y otro ser humano, así como entre el ser humano y la naturaleza. Es el reencuentro de la armonía universal, de la fusión con la naturaleza, de su celebración.
El nihilismo
Es la enfermedad de Occidente. La cultura occidental está enferma, sumida en una crisis de decadencia, es el resultado de la evolución de la razón en la historia.
El superhombre
Para Nietzsche es la referencia a la teoría evolucionista de Darwin que parece obvia, sin embargo, no existen connotaciones biologicistas en las palabras de Nietzsche, sino que se trata de una mera evolución moral, un cambio de actitud que consiste en la superación de la moral cristiana de renuncia a la vida y su sustitución por una moral de afirmación de la vida.
La voluntad de poder
Es lo que caracteriza al superhombre. Los hombres han pasado por tres momentos; el primero es el de camello, el segundo es el león, el tercero es el de niño. El superhombre es ese niño.
El eterno retorno
En primer lugar, hay que ligar la noción a la de devenir, a la idea de que todo fluye, de que todo cambia. Por otra parte, el amor a la vida conlleva el deseo de que todo, cada una de nuestras vivencias permanezcan, de que todo vuelva a suceder.
La transvaloración
El cristianismo lleva a cabo una inversión de la relación original de los valores morales. En origen, los valores morales están asociados a las virtudes propias de una sociedad aristocrática y guerrera. El superhombre lleva a cabo una tarea de restitución de la relación original.