Introducción
El cristianismo es una religión organizada en una serie de verdades reveladas, escritas en el libro que para ellos es sagrado: “La Biblia”. Hablar de “filosofía cristiana” parece contradictorio, ya que la filosofía es una forma de pensamiento crítico y abstracto.
Novedades Radicales del Cristianismo
El cristianismo se originó a partir de una religión como la judía, de la que heredó una serie de ideas. Algunas de estas ideas fueron:
- Doctrina de la creación: Para los cristianos, Dios creó el mundo de la nada. Esta idea se oponía totalmente a la concepción de los griegos.
- Relación de Dios con la historia: Para los cristianos, es Dios quien controla y dirige la historia. Tiene un principio y tendrá un final, a diferencia de la visión griega.
- Leyes naturales: Para los griegos, la Naturaleza y el Universo están sometidos a ellos. Para los cristianos, se destaca la idea de que Dios es quien las ha establecido.
- El Dios cristiano es único: Por ello se afirma el monoteísmo.
- Respecto al conocimiento y al saber: El cristianismo se declara en posesión de la verdad revelada por Dios mismo.
- Respecto a la concepción del hombre: Defendió la inmortalidad del alma. En el cristianismo, el mal moral no es ignorancia.
La Patrística
El cristianismo recibió muchas críticas y hostilidades por parte de los filósofos grecolatinos. Estos filósofos se vieron obligados a elaborar respuestas filosóficas. La literatura patrística es un conjunto de obras que datan del tiempo de los “Padres de la Iglesia”. Se considera “Padre de la Iglesia” a aquellos autores que manifiestan ortodoxia doctrinal. Los primeros padres apologistas (siglo I) tuvieron poca importancia. En el siglo II se desarrollaron concepciones filosóficas basadas en la aceptación de la filosofía grecorromana. Se reconoce con el nombre de padres apologistas a aquellos que escribieron apologías. “Padres de la Iglesia” es un término que se utilizó para referirse a los cristianos del siglo III al siglo VIII. El máximo representante fue San Agustín.
Siglo IV: San Agustín
Desde el 380, el cristianismo fue la religión del Estado en todo el Imperio Romano. En el año 395, el Imperio fue dividido en dos: el Imperio Occidental, por un lado, y el Imperio Romano Oriental, por otro. En el 410, Roma fue saqueada por los pueblos bárbaros, y en el 476 todo el Estado romano pereció. El Imperio Romano Occidental se mantuvo como Estado hasta 1543. San Agustín escribió La ciudad de Dios, obra en la que desarrolla su pensamiento político. San Agustín piensa que la historia de la humanidad es la historia que se libra entre “la ciudad de Dios” y “la ciudad eterna”. En la práctica, San Agustín defiende únicamente un Estado cristiano y la intervención de la Iglesia en la sociedad civil. La ética agustiniana, inspirada por los ideales cristianos, aceptará elementos precedentes del platonismo y del estoicismo. Compartirá con ellos la conquista de la felicidad como último fin, aunque este fin será inalcanzable en esta vida. Es necesaria la gracia de Dios para alcanzar tal objetivo, lo que hace imposible considerar la salvación como el simple efecto de la virtud. Para Agustín, el mal no es una forma de ser, sino su privación.
La Difusión del Cristianismo en Occidente
Europa entró en contacto con la filosofía aristotélica en el siglo XVIII. Desde el siglo V, el Imperio Romano estaba arruinado, y finalizada la Edad Media, Occidente perdió todo contacto con la mayoría de las obras filosóficas griegas. Los árabes conquistan Siria y entran en contacto con ciertos reductos de la cultura griega clásica. Se traducen al árabe las obras de Aristóteles y sus comentarios. Se crea así la cultura árabe aristotélica. En el siglo XII comienza en Occidente una intensa labor de traducción.
El Apoyo de la Escolástica: Santo Tomás de Aquino y la Ética
El problema del mal y de la virtud: Tomás acepta el principio de que el hombre tiene una naturaleza orientada a fines. La felicidad plena solo puede darse en el conocimiento de Dios. Concibe el mal como una privación. Distingue entre el mal físico y el mal moral.
- El mal moral: Debido al libre albedrío del hombre, el orden moral es el orden de la libertad. La libertad hace al hombre más parecido a Dios.
- El mal físico: El dolor es consecuencia de que Dios haya creado una naturaleza sensitiva.
La virtud consiste en un hábito, en una disposición permanente de actuar de una determinada manera. Santo Tomás de Aquino tiene como virtudes cardinales a la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza.
La Política según Santo Tomás de Aquino
El ser humano puede describir en sí mismo las reglas que le permiten desarrollarse de acuerdo con su naturaleza y con la naturaleza en general. El contenido de las leyes naturales:
- El ser humano tiene una tendencia natural a conservar su propia existencia.
- Como animal, tiene una tendencia natural a propagar su especie.
- Como ser racional, tiene tendencia natural a buscar la verdad.
- Dado que es un ser racional, puede organizar esta convivencia sobre las bases de las leyes igualmente nacionales.
La ley natural nos empuja a vivir en sociedad. La ley positiva se halla sujeta a un ordenamiento externo al que se ha sometido. En la organización política, Tomás considera que lo ideal sería una monarquía si el monarca fuese el hombre más perfecto.
Renacimiento: Contexto Histórico y Cultural
Contexto Histórico
El inicio de la época conocida como el Renacimiento suele fijarse en alguna de las fechas que señalan el fin de la Edad Media: 1453, toma de Constantinopla por los turcos, o 1492, descubrimiento del Nuevo Mundo. Los historiadores de la Filosofía toman la fecha de 1401, nacimiento de Nicolás de Cusa, para señalar su comienzo, y la muerte de Giordano Bruno en la hoguera, 1600, para su fin. Desde el punto de vista político, en estos dos siglos continúa el proceso de separación y afirmación de las monarquías nacionales, frente a las pretensiones unitarias del Emperador. Va siendo cada vez más cuestionado el poder político del Papado: el poder de los monarcas procede de Dios sin mediación del Papa. Se fragmenta la unidad religiosa europea con la aparición de religiones cristianas no sometidas a Roma, no católicas, y de claro carácter nacional (Reforma de Lutero, 1519). Con la caída de Constantinopla se produce la emigración de los intelectuales a Italia, sobre todo griegos, y con el descubrimiento del Nuevo Mundo cambia la visión que existía del mundo después del viaje de Juan Sebastián Elcano. En 1488, Gutenberg descubre la imprenta, lo cual tiene una importancia capital en la difusión de la cultura, se facilita la difusión de libros y se evitan los copistas, normalmente controlados por manos clericales. Se produce una secularización de la cultura, se abandona el latín y se empieza a escribir en lenguas vernáculas.
Aspectos Culturales: El Humanismo
Desde el punto de vista cultural, el fenómeno más representativo del Renacimiento es el Humanismo. Dicho término servía para calificar a aquella persona que se dedicaba al estudio de las “Humanidades”, es decir, las disciplinas del trivium (gramática, dialéctica y retórica), a las que se añadieron la Historia y la Filosofía Moral. El término Humanismo aplicado al Renacimiento no solo indica que el centro de sus preocupaciones es el hombre, sino que hace referencia principalmente a las inquietudes intelectuales que predominan durante este período. Estos pensadores están interesados por el estudio de los autores clásicos, Platón y Aristóteles fundamentalmente, y de matemáticos y astrónomos como Arquímedes y Ptolomeo. Es decir, se interesan por la cultura clásica, pero disponiendo en este momento de las obras en su lengua original, sin los intermediarios árabes. Se acaba con la pretendida unidad medieval que estaba basada en la visión teocéntrica de la realidad. En el Renacimiento se impone una visión antropocéntrica, el hombre es un microcosmos en relación a todo el universo (Pico della Mirandola). Se considera que el hombre está dotado de voluntad y puede fijar su propio destino. Tiene que desarrollar la virtù, suma de sagacidad y prudencia, y el studio, los conocimientos necesarios para la tarea. Esto supone el descubrimiento de la subjetividad humana, de la autonomía del hombre, y la exaltación de la razón como atributo específico de este, que le da la independencia necesaria frente a la tradición y a la Iglesia. Se reconoce la objetividad de la naturaleza, en la que se puede intervenir a partir del conocimiento de sus propias leyes. Se busca llegar a un conocimiento práctico.
El Nuevo Pensamiento Político en el Renacimiento
El resurgir de las monarquías nacionales necesita una justificación teórica que fue elaborada por autores como Maquiavelo, Bodin o Grocio. Estos autores sentaron las bases del “iusnaturalismo”, que tanta importancia adquirió durante los siglos XVII y XVIII.
Maquiavelo y el Concepto Moderno de Estado
Maquiavelo es uno de los autores fundamentales, conocido por su defensa del poder absoluto del monarca. Estudia los mecanismos reales del poder y el modo de conseguirlo. (El “maquiavelismo” en la actualidad se aplica a aquella práctica política en la cual los medios quedan subordinados a los fines, “el fin justifica los medios”). El príncipe es su obra más conocida. Lo más relevante del planteamiento de este autor es su contribución al concepto moderno de “Estado” como institución concreta, vinculada a un territorio con límites precisos, independiente del poder papal o del imperio, en el que el soberano se erige como poder absoluto, eliminando las organizaciones intermedias, gremiales o municipales, amparándose en la fuerza del ejército. Maquiavelo no es un teórico de las formas de gobierno, sino un observador de los hechos, de los que intenta sacar las leyes de una acción política eficaz al margen de los presupuestos morales o religiosos. La ciencia política le debe sobre todo el haber sabido exponer los mecanismos del poder y cómo el ejercicio de este obedece a pautas comunes.
El Realismo Político de Maquiavelo
Maquiavelo parte de la convicción de que el ser humano es malo por naturaleza, de ahí que cualquier sistema político deba tener en cuenta esta condición y ajustarse a ella sin soñar ideales irrealizables. Si el gobernante basa su conducta en valores morales, le será imposible organizar convenientemente el Estado y causará su ruina. Maquiavelo se opone a Petrarca y a los humanistas que habían hecho suya la opinión de Cicerón: “No existe mejor medio para proteger y mantener el poder que ser amados, y ninguno más perjudicial que ser temidos”. Maquiavelo considera que lo más idóneo es lograr el equilibrio entre el amor y el temor, pero puesto que esto no es fácil, es preferible el temor que resulta más seguro. Ya que la maldad natural de hombres no ha variado en el tiempo, para el buen gobernante es necesario el conocimiento de la Historia, para no incurrir en los errores del pasado. El príncipe ha de ser alguien dispuesto a actuar en contra de los valores considerados buenos; para ello ha de desarrollar otras capacidades que conforman la virtù, la virtud propia del político. Esta virtù implica ciertas competencias técnicas: capacidad de reconocer las oportunidades que la fortuna brinda, audacia para hacer un uso adecuado de la fuerza, eficacia para conservar el poder. Puesto que estas características pueden ser las propias de un tirano, Maquiavelo también exige otro componente de la virtù: una prudencia o justicia, que significa la defensa de un proyecto colectivo de convivencia. Maquiavelo lo que busca es un Estado políticamente bien organizado que pueda conservarse para la posteridad. Maquiavelo siempre tiene en mente el modelo de la antigua Roma. Las cualidades que hicieron grande a Roma fueron: el amor a la patria y a la libertad, el heroísmo, el valor militar y el buen ordenamiento civil. En esto se demuestra su condición de autor renacentista: la mirada y recuperación del pasado clásico para mejorar el presente.
La Literatura Utópica
Frente al análisis realista de la política aparece otra corriente que se denomina literatura utópica. Los autores más representativos son Tomás Moro, Utopía, Campanella, La ciudad del sol, Francis Bacon con su Nueva Atlántida. El planteamiento de estos autores consiste en una crítica de la realidad existente a partir de un deseo de reorganizar la sociedad bajo parámetros puramente racionales, en leyes basadas en la naturaleza humana. Manifiestan influencias platónicas al subordinar el individuo a la comunidad, perdiendo su libertad individual.