Evolución del Pensamiento Filosófico: Presocráticos, Sofistas, Sócrates, Platón y Aristóteles

Origen del Cosmos en la Corriente Presocrática

La filosofía surgió en el siglo V a.C. en Mileto, con el paso del mito al logos, es decir, el paso de la idea de arbitrariedad a la de necesidad. Un mito es una narración de carácter explicativo, donde se personifica la naturaleza y los personajes principales son los dioses, que explican la realidad a través de su “capricho”; todo sucede por su voluntad. Se fundamentan en la idea de arbitrariedad. Los mitos pueden ser antropológicos, si explican el origen del ser humano; cosmogónicos, si explican el origen de la naturaleza; o teogónicos, si explican el origen de los dioses.

Mileto era un puerto de confluencia entre Oriente y Occidente. En Oriente había culturas más desarrolladas, con libros sagrados a los que solo tenían acceso los sacerdotes, ya que la escritura era difícil. En cambio, en Occidente, no había libros sagrados, la escritura era fácil y, por tanto, había una democratización del saber. Esto supuso que Mileto entrara en crisis, ya que para explicar algo había multitud de mitos diferentes. Con esta crisis surge la explicación racional, es decir, el logos.

En el siglo VII a.C. aparece la Generación Prefilosófica, formada por Homero, que creó la mitología; y Hesíodo, que se pregunta por el origen de todo lo existente (cosmos), que es contrario a “caos”. A esto responde en su obra Teogonía, diciendo que todo es obra de los dioses. La Generación Prefilosófica es importante ya que se plantean la primera pregunta filosófica, aunque la contestan en el ámbito de la mitología.

Los presocráticos, pertenecientes al período cosmológico, realizan una reflexión sobre el cosmos, pero esta no es originaria, ya que Hesíodo había hablado de eso en la Teogonía. Para estudiarlo buscan un elemento, arché, que da origen a todo lo existente. En función del arché distinguimos:

  • Monistas: defienden que el arché es un elemento:
    • Dinámicos:
      • Escuela de Mileto:
        • Tales: arché > agua
        • Anaximandro: arché > apeiron
        • Anaxímenes: arché > aire
      • Escuela de Éfeso: Heráclito: arché > fuego
    • Estáticos: niegan el movimiento
      • Escuela de Elea: Parménides: arché > ser
  • Dualistas: Escuela de Pitágoras: arché > números
  • Pluralistas: defienden que el arché son varios elementos:
    • Empédocles: arché > aire, agua, tierra, fuego
    • Anaxágoras: arché > homeomerías
    • Atomistas (Leucipo y Demócrito): arché > átomos

Es importante aclarar que “presocrático” no es un término correcto, ya que los últimos fueron coetáneos de Sócrates, pero este término se usa ya que tienen como tema común la reflexión del cosmos. No conservamos sus obras, solo pequeños fragmentos, así que para conocer su pensamiento recurrimos a las fuentes doxográficas, la más importante es la Metafísica.

Dialéctica Socrática y Relativismo de los Sofistas

En el siglo V a.C. Atenas era una democracia en la que solo participaban los ciudadanos varones, libres y con patrimonio. Llegan entonces a Atenas los sofistas, unos metecos que cobraban por sus enseñanzas. Tenían como objetivo educar a los niños para que pudiesen ocupar cargos políticos. Eran conocidos como “maestros de la virtud”.

Los sofistas se caracterizan por el convencionalismo de la ley, es decir, la contraposición physisnomos. Según los griegos las leyes son divinas, naturales o humanas. Los sofistas eran unos revolucionarios, porque, al venir de otras polis con leyes y tradiciones distintas, revolucionaron el concepto de virtud (areté), que según los griegos era hereditaria, pero según los sofistas se podía aprender a cambio de dinero. Enseñaban oratoria, el arte de hablar en público; retórica, el arte de hacer buenos discursos; erística, el arte de defenderse; y dialéctica, el arte de dialogar.

Los sofistas defienden el relativismo, escepticismo y pragmatismo. El relativismo, determinado por Protágoras, dice que todo es subjetivo; el escepticismo, defendido por Gorgias, dice que “Nada existe, si algo existiese no podríamos conocerlo, y si existiese y pudiésemos conocerlo, no podríamos comunicarlo” ya que el lenguaje es insuficiente; y el pragmatismo, defiende que solo sirve lo que tiene utilidad, aquello a lo que podemos sacar rendimiento.

Sócrates fue coetáneo de los sofistas, pero NO sofista, aunque tienen rasgos comunes. Sócrates era ateniense y un ciudadano ejemplar. Su madre era matrona, y él quería imitar ese oficio, pero sacando a la luz las ideas generales. Al igual que los sofistas se dedicaba a enseñar, pero no cobraba. Este filósofo no escribió nada, lo que dio lugar al problema socrático, que consiste en la recreación de su pensamiento mediante fuentes doxográficas, algunas son:

  • Platón: su información no es objetiva, ya que fue discípulo de Sócrates.
  • Metafísica de Aristóteles: la fuente más importante, recoge objetivamente su pensamiento.

El objetivo de los sofistas era enseñar, con la finalidad de saber convencer. Buscaban reconocimiento social y éxito, por tanto, para ellos todo era relativo. Defendían el relativismo ético. En cambio, Sócrates defiende el intelectualismo ético, es decir, que la virtud es conocimiento. Para él el conocimiento está en nuestro interior, y el maestro debe hacerlo salir al exterior. Para esto, Sócrates idea un método, la dialéctica socrática, que tiene dos partes:

  • La parte negativa es la ironía, “solo sé que no sé nada”, es el reconocimiento de la propia ignorancia; al salir de la ignorancia se alcanza el conocimiento.
  • La parte positiva, por un lado, con la mayéutica, que mediante el diálogo saca a la luz los conocimientos que están en nuestro interior; y por otro lado, la definición, que es necesaria para poder llegar a la verdad absoluta.

Platón: Realidad, Conocimiento, Antropología y Política

Realidad y Conocimiento

Platón defiende un dualismo metafísico, ya que distingue entre el mundo sensible e inteligible. El núcleo de la teoría platónica es la Teoría de las Ideas, que tiene una formulación tradicional, que más tarde critica mediante aclaraciones.

El mundo sensible es el constituido por la realidad sensible, es decir, la que se percibe a través de los sentidos. En este mundo encontramos las cosas, que están sujetas a movimiento, por lo que se trata de un mundo de categoría inferior y solo da lugar a la doxa (opinión), al conocimiento incompleto. Por otro lado, el mundo inteligible, formado por las ideas y realidades matemáticas, constituye la auténtica realidad. Las ideas y realidades matemáticas son inmateriales, inmutables y eternas, por lo que dan lugar al verdadero conocimiento, episteme.

En la formulación tradicional, Platón afirma que hay un abismo (jorisnos) entre ambos mundos, pero más tarde aclara que no se trata de un abismo sino de una relación. Esta relación se basa en que las ideas están presentes en las cosas y las cosas imitan a las ideas. Esto lo lleva a decir que las cosas son copias imperfectas de las ideas, por lo que tiene que haber alguien que las copie, el demiurgo. Este es una inteligencia ordenadora sin poder de creación, está entre ambos mundos y contempla las ideas en el mundo inteligible para plasmarlas en el sensible.

Así como defiende este dualismo metafísico, también defiende un dualismo antropológico, al afirmar que el ser humano está compuesto de cuerpo y alma; el cuerpo es la cárcel del alma, que le impide alcanzar la sabiduría. La unión del cuerpo y alma es accidental y transitoria.

Para Platón el conocimiento es reconocimiento, es decir, el conocimiento consiste en recordar lo que está en el interior de nuestra alma. Esto lo explica mediante la teoría de la reminiscencia, que encaja con la Teoría de las Ideas, y se basa en la inmortalidad del alma. La presenta de dos formas:

  • Por un lado, la presentación mítica, se basa en el recuerdo a partir de las cosas sensibles. Las ideas solo se conocen si se contemplan directamente en el mundo inteligible. El alma, antes de caer en el cuerpo, estuvo allí y contempló las ideas, pero en el mundo sensible, al unirse con el cuerpo, olvida todo. Sin embargo, al observar las cosas va recordando. Así el conocimiento es el recuerdo de lo que hay en el alma.
  • Por otro lado, la presentación teórica se basa en el recuerdo como fruto de la mayéutica y dialéctica. Platón dice que se pueden extraer de nuestro interior verdades que ni conocíamos, recordar algo olvidado que ya estaba en nuestro interior. Por tanto, aprender es recordar y enseñar es “ayudar a recordar lo olvidado”.

Platón considera que al igual que existen dos grados de realidad, existen dos grados de conocimiento que garantizan distintos niveles de certeza:

  • Por una parte, la doxa (opinión), es el conocimiento de lo sensible captado por los sentidos, que a su vez se divide en dos: la imaginación (eikasia), se corresponde con las imágenes y sombras de las cosas y es el conocimiento más imperfecto; y la creencia (pistis), que se corresponde con el conocimiento de las cosas del mundo sensible.
  • Por otra parte, la episteme (ciencia), es el conocimiento de lo inteligible. Se divide en: el razonamiento, que se corresponde con el conocimiento de las realidades matemáticas y es racional; y el pensamiento, que se corresponde con el conocimiento de las ideas. Su finalidad es el conocimiento de la realidad más perfecta, la idea de bien.

Antropología y Política

Platón defiende un dualismo antropológico al afirmar que el ser humano está compuesto de cuerpo y alma; el cuerpo es la cárcel del alma, que le impide alcanzar la sabiduría. La unión del cuerpo y alma es accidental y transitoria.

Platón distingue tres almas: la concupiscible, engloba los deseos relacionados con las necesidades más básicas; la irascible, es la voluntad, la fuente de las pasiones nobles; y la racional, que nos impulsa al verdadero conocimiento y al orden en nuestras vidas. Solo la racional es inmortal, las otras dos son propias del cuerpo y desaparecen con la muerte. El alma racional debe controlar a las otras dos para evitar el desenfreno.

Anteriormente dijimos que el destino del alma es la sabiduría. La sabiduría es virtud, siendo la templanza la virtud del alma concupiscible; la valentía, la de la irascible; y la sabiduría, la de la racional. Para conseguir la sabiduría, el alma racional tiene que dominar a las otras dos, consiguiendo un equilibrio. Cuando esto ocurre se va hacia la perfección, aunque nunca se consigue totalmente debido al cuerpo, que es material.

Según Platón, la justicia es la virtud más importante para conseguir un Estado Ideal, es decir, sólo en un Estado justo el hombre puede alcanzar la justicia. Para Platón, el ser humano es social por naturaleza, por tanto, el ser humano vive en sociedad y el individuo por sí solo no puede alcanzar el bien, necesita vivir en sociedad para hacerlo.

Dentro de esta sociedad, Platón asigna a cada alma un estamento, una función y un grado de perversión. El alma concupiscible aparece en los artesanos, que se dedican a producir bienes y su grado de perversión es la ambición; el alma irascible aparece en los guerreros, que se encargaban de la defensa y su grado de perversión es el culto a la fuerza; y el alma racional, que aparece en los gobernantes, que se encargaban de gobernar y sus propios intereses son su grado se perversión. Al igual que el alma racional debe dirigir a las otras dos, en la sociedad los gobernantes tienen que dirigir a los guerreros y artesanos para conseguir el bien común. Si cada clase cumple su función, la sociedad permite al individuo alcanzar la justicia.

Aristóteles: Física, Metafísica, Ética y Política

Física y Metafísica

En Aristóteles, Física y Metafísica constituyen lo denominado ciencias teoréticas, que buscan el saber puro. La Metafísica, o Filosofía 1ª, se divide en ontología, el estudio del ser, que coincide con la sustancia, las diferentes formas de presentarse la sustancia son los accidentes; y en teología, el estudio y reflexión del 1er motor inmóvil.

Aristóteles, a partir de la crítica a Platón, va conformando su teoría del hilemorfismo, donde trata de superar el dualismo platónico al afirmar que hay un único mundo real, en el que vivimos, formado por individuos concretos, es decir, sustancias primeras, y podemos ordenarlo y definirlo mediante las sustancias segundas (especie y género). Este filósofo defiende la sustancia como un compuesto hilemórfico de materia y forma. La materia y forma no se pueden separar en la realidad, solo en el pensamiento. Esta separación la hicieron los primeros filósofos al hablar del arché.

En Aristóteles el movimiento no es lo mismo que el cambio. Defiende que el movimiento es el paso del ser en potencia, que implica posibilidad, al ser en acto, que es la actualización de una posibilidad. Solo en el trayecto del ser en potencia al ser en acto podemos hablar de movimiento. Aristóteles denomina a Parménides “negador del movimiento”, ya que solo aceptaba la existencia del no-ser absoluto, es decir, no se es, ni se puede llegar a ser. En cambio, Aristóteles defendía la existencia de una categoría intermedia, el no-ser relativo, es decir, no se es, pero se puede llegar a ser.

Según Aristóteles, para que haya cambio tiene que haber tres elementos: sujeto del cambio, privación de una forma y adquisición de una nueva forma. Podemos hablar de dos tipos de cambio: el cambio sustancial, que supone la desaparición de una sustancia y la aparición de otra nueva; y el cambio accidental, que afecta a los accidentes, es decir, a las diferentes formas de presentarse la sustancia. Los cambios accidentales pueden ser: cualitativos, cambian las cualidades de la sustancia; cuantitativos, cambia la cantidad; o locales, la sustancia cambia de posición.

Aristóteles distingue 4 tipos de causas:

  • Dentro de las causas intrínsecas, que explican el ser estéticamente, están, por un lado, la causa material, que es aquello de lo que está hecho algo; y por otro lado, la causa formal, que es la esencia de las cosas, lo que hace que la materia sea algo determinado.
  • Dentro de las causas extrínsecas, que explican el ser dinámicamente, está, por un lado, la causa eficiente, que es aquello de donde surge el principio primero del cambio o reposo; y por otro lado, la causa final, que es aquello para lo que es algo, el fin hacia el que apunta el cambio.

Aristóteles es el primero en considerar la causa final.

Aristóteles define al ser humano como un compuesto hilemórfico de materia (cuerpo) y forma (alma), estos compuestos presentan una unión sustancial; en cambio, en Platón presentaban una unión accidental. Además, Platón defendía la existencia de un alma inmortal y dos mortales. Por el contrario, Aristóteles no cree en la inmortalidad del alma y distingue 3 tipos:

  • Alma racional: propia del ser humano, su función fundamental es la racionalidad. Incluye a las otras dos.
  • Alma sensitiva: propia de los animales, tiene como función la sensación. Incluye a la vegetativa.
  • Alma vegetativa: propia de las plantas, tiene funciones básicas pero necesarias, como la nutrición o reproducción.

Ética y Política

Al igual que Platón, Aristóteles no separa Ética y Política, que constituyen lo denominado ciencias prácticas, que tenían como finalidad la acción política y la toma de decisiones. El comportamiento humano se divide en forma, que es la intención que tenemos, y materia, que es el resultado de nuestro comportamiento. Según esta división del comportamiento, las teorías éticas pueden ser éticas materiales (o eudemonistas), que tienen como fin la felicidad, o en contraposición, pueden ser éticas formales, que se centran en cómo debemos actuar.

Aristóteles inaugura las éticas materiales, que buscan la felicidad. Según él, la felicidad no es un medio para conseguir un fin, ya que es un fin en sí misma. La felicidad se consigue mediante la práctica de la virtud; la virtud es un hábito operativo bueno. Para Aristóteles la virtud es el punto medio entre dos extremos viciosos, por exceso o por defecto. Por ejemplo, debemos actuar con valentía, que es el punto medio entre la cobardía y la temeridad. Algunos consideran que la felicidad está en el placer, estos son los hedonistas, y según Aristóteles, se mueven a partir de instintos primarios. Otros consideran que la felicidad está en el éxito, reconocimiento social o riqueza, y estos se mueven por fines individuales.

Tenemos que partir del hecho de que Aristóteles considera que el ser humano es pasional, ya que tiene tres almas: la vegetativa y sensible representan el lado pasional, y el alma racional, el lado racional, que incluye las otras dos almas. Como el ser humano es racional y pasional, según Aristóteles las virtudes son éticas si están relacionadas con el lado pasional, como la fortaleza, justicia o templanza; en cambio, son dianoéticas si están relacionadas con el lado racional, como la sabiduría y ciencia. Aristóteles relaciona la felicidad con las virtudes dianoéticas.

Platón defendía un utopismo político, en cambio, Aristóteles estaba a favor de un realismo político. Según Aristóteles hay dos grandes ámbitos que dan lugar a las instituciones sociales: por un lado, el hogar, un ámbito económico y familiar, que se encarga de la supervivencia del individuo. Una vez estas necesidades están cubiertas, surge el ámbito de la polis, donde va implícita la ciudadanía, que implica tomar decisiones a nivel político. En Aristóteles no se cumple el concepto de ciudadanía, ya que era meteco, por lo que usa el término idiotés para referirse a los que no toman decisiones políticas aun pudiendo.

Relacionado con la ciudadanía está la ociosidad, que lleva a Aristóteles a defender el sistema esclavista, porque si no hubiese esclavos los ciudadanos no podrían dedicarse a pensar. También defiende la desigualdad del ser humano, diciendo que unos pocos nacen para mandar y la mayoría para obedecer. Además era misógino, consideraba que las mujeres estaban al mismo nivel que los esclavos. La desigualdad lo lleva al elitismo, porque según él, la felicidad solo la pueden conseguir los ciudadanos libres, los ociosos.

Aristóteles considera que el ser humano no es autosuficiente, por lo que necesitamos de los demás. Según él, los únicos que pueden vivir aislados son los dioses y las bestias. El ser humano es un animal político, y para ello, antes tiene que ser un animal racional, ya que hay animales que viven en comunidad, pero a diferencia de estos, el ser humano posee logos, un lenguaje articulado.

Aristóteles defiende un Estado de Derecho, un Estado que se rige por la Constitución. Además, clasifica como Gobiernos justos a aquellos que buscan el bien común, tenemos la monarquía, aristocracia, república o democracia. Por otro lado, distingue los Gobiernos injustos, que buscan el beneficio propio, son la tiranía, oligarquía y demagogia.

Comentario sobre Aristóteles

El texto que vamos a comentar pertenece a Aristóteles, a (la obra que sea). Aristóteles pertenece al pensamiento antiguo, al período antropológico u ontoepistemológico. Este período supuso un cambio en la reflexión, ya que el tema central pasa del cosmos al ser humano. Este cambio se debe a la democracia, e inicia con los sofistas y acaba con Aristóteles.

Aristóteles era un meteco que ingresó en la Academia de Platón durante 20 años. Por tanto, inicialmente era un platónico, de hecho sus primeros escritos fueron diálogos. Sobre la Filosofía marca su ruptura con el platonismo y comienza a elaborar su propio pensamiento. Según Aristóteles, la Academia se centraba demasiado en las matemáticas, por lo que decide fundar el Liceo, una escuela de filosofía. Más tarde, se convierte en tutor de Alejandro Magno, el Liceo se traslada a Alejandría y sus obras a la Biblioteca de Alejandría.

La tesis que defiende Aristóteles en este texto es (Física y Metafísica / Ética y Política) ….

En conclusión, Aristóteles es uno de los filósofos que más influyó en la historia del pensamiento.