Exploración de la Filosofía Occidental: Un Recorrido por sus Ramas y Evolución

Este artículo trata sobre la tradición filosófica occidental. Para la tradición filosófica oriental, véase Filosofía oriental.

El PensadorEl Pensador, de Auguste Rodin, representación clásica de un hombre inmerso en sus pensamientos.

La filosofía (del latín philosophĭa, y este del griego antiguo φιλοσοφία, ‘amor por la sabiduría’) es el estudio de una variedad de problemas fundamentales acerca de cuestiones como la existencia, el conocimiento, la verdad, la moral, la belleza, la mente y el lenguaje. Al abordar estos problemas, la filosofía se distingue del misticismo, la mitología y ciertas formas de religión por su énfasis en los argumentos racionales, y de la ciencia experimental porque generalmente lleva adelante sus investigaciones de una manera no empírica, sea mediante la especulación, el análisis conceptual, los experimentos mentales u otros métodos a priori, sin excluir una reflexión sobre datos empíricos o sobre las experiencias psicológicas.

La filosofía occidental ha tenido una profunda influencia y se ha visto profundamente condicionada por la ciencia, la religión y la política occidentales. Algunos conceptos fundamentales de estas disciplinas todavía se pueden pensar dentro de categorías filosóficas. En épocas anteriores, hubo una marcada superposición entre estos distintos ámbitos del conocimiento. Así, antiguamente, en Occidente, la filosofía era una disciplina muy extensa y omniabarcadora de otras ciencias y saberes. En la actualidad, sin embargo, su alcance es más restringido y se caracteriza por ser una disciplina más fundamental y general que cualquier otra.

La invención del término «filosofía» suele atribuirse al pensador y matemático griego Pitágoras de Samos, aunque no se conserva ningún escrito suyo que lo confirme. Según la tradición, hacia el año 530 a. C., el tirano León trató de sabio (σοφóς) a Pitágoras, el cual contestó que él no era un sabio, sino alguien que aspiraba a ser sabio, que amaba la sabiduría (un φιλο-σοφóς). Para Pitágoras, la vida era como unos juegos olímpicos, en los cuales hay tres clases de personas: las que van buscando honor y gloria, las que van buscando negocio, y las que simplemente van a contemplar el espectáculo, los filósofos.

Años más tarde, Platón contrapuso el término «filósofo» al término «sabio» (en griego, sophós), dando a entender que el filósofo busca el saber, pero todavía no ha llegado a poseerlo. También contrapone «filósofo» y «sofista»: los filósofos eran quienes buscaban la verdad, mientras que los sofistas eran quienes arrogantemente afirmaban poseerla, ocultando su ignorancia detrás de juegos retóricos o adulación, convenciendo a otros de cosas infundadas o falsas, y cobrando además por enseñar a hacer lo mismo. Aristóteles adoptó esta distinción de su maestro, extendiéndola junto con su obra a toda la tradición occidental posterior.

Por otra parte, el texto más antiguo que se conserva con la palabra «filosofía» se titula Tratado de medicina antigua, y fue escrito hacia el año 440 a. C.. Allí se explica que la medicina «moderna» debe de orientarse hacia la filosofía, porque ésta debe poder responder a la pregunta «¿qué es el hombre?», más allá del ámbito de la medicina.

Interpretaciones de la Filosofía

El ser humano a lo largo de su historia se va haciendo preguntas sobre temas o cuestiones que lo inquietan o atormentan y desea desentrañar. Por lo tanto, los conceptos sobre filosofía y el papel que desempeña en la vida de los hombres varían a lo largo de su historia. Para los primeros sabios, los presocráticos, la filosofía era un afán de explicar las cosas del mundo que los rodeaba, es decir, la naturaleza y sus semejantes. Querían saber cómo existen las cosas y el principio de ellas (el fuego, la tierra, el agua, etc.).

Para Sócrates, la filosofía es el saber al que debe aspirar el hombre para conocerse a sí mismo, “conócete a ti mismo”, era su frase. La filosofía era el conocimiento de lo político y lo moral en el hombre. Para Platón, la filosofía era el medio de adquisición de la ciencia para conocer lo inmutable, lo divino, lo verdadero, a lo cual Platón llamó idea, es decir, Dios que es verdad y belleza. Para Aristóteles, la filosofía era la ciencia que estudiaba las causas de las cosas, es una ciencia universal en la que el sabio debe conocer todas las cosas.

Para los romanos, preocupados por dar orden a la sociedad, la filosofía era la maestra de la vida, creadora de leyes y el arte de la conducta recta. Durante la Edad Media, la influencia del cristianismo se dejó sentir en la filosofía. Para San Agustín, la filosofía es el afán de sabiduría. En esa época, filosofía y teología van estrechamente unidas.

En el Renacimiento, la filosofía recobra su independencia y tiene como finalidad el estudio de todas las cosas que el hombre pudiera saber para alcanzar su felicidad material en la Tierra, su bienestar y su salud.

Para Immanuel Kant, la filosofía era la ciencia crítica que se pregunta los alcances del conocimiento humano. Para Carlos Marx, la filosofía debe servir para “conocer el mundo y con ello poderlo transformar”. Etc.

Como nos podemos dar cuenta, cada etapa de la historia del hombre posee sus características que hacen a los filósofos indagar cuestiones que los inquietan en su momento. A ello se debe que desde la antigüedad hasta el momento actual, la filosofía enfoca sus estudios sobre diversos aspectos y es prácticamente imposible dar una definición única de la filosofía porque cada pensador en su época nos ofrece la suya. El hombre en su afán de saber el “por qué” de las cosas, unas veces encuentra sus respuestas en principios naturales, como sucedió en la Edad Antigua, y otras, en la razón como fue en la Edad Moderna. Cada filósofo trata de encontrar la verdad en su tiempo, pero esta verdad no es eterna ni permanente, es producto de su época, no obstante que la religión se ha empeñado en sostener que sus verdades son eternas y que filosofías como la de Santo Tomás de Aquino no pasan de moda, lo cual es falso.

Ramas de la Filosofía

Las ramas y los problemas que componen la filosofía han variado mucho a través de los siglos. Por ejemplo, en sus orígenes, la filosofía abarcaba el estudio de los cielos que hoy llamamos astronomía, así como los problemas que ahora pertenecen a la física. Teniendo esto en cuenta, a continuación se presentan algunas de las ramas centrales de la filosofía en el presente.

Metafísica

Artículo principal: Metafísica

La metafísica se ocupa de investigar la naturaleza, estructura y principios fundamentales de la realidad. Esto incluye la clarificación e investigación de algunas de las nociones fundamentales con las que entendemos el mundo, incluyendo: ser, entidad, existencia, objeto, propiedad, relación, causalidad, tiempo y espacio.

Antes del advenimiento de la ciencia moderna, muchos de los problemas que hoy pertenecen a las ciencias naturales eran estudiados por la metafísica bajo el título de filosofía natural.

La ontología es la parte de la metafísica que se ocupa de investigar qué entidades existen y cuáles no, más allá de las apariencias.

Aristóteles designó la metafísica como «primera filosofía». En la física se asume la existencia de la materia y en la biología la existencia de la materia orgánica, pero ninguna de las dos ciencias define la materia o la vida; solo la metafísica suministra estas definiciones básicas. En el libro quinto de la Metafísica, Aristóteles presenta varias definiciones de términos filosóficos.

A lo largo de los siglos, muchos filósofos han sostenido que, de alguna manera u otra, la metafísica es imposible. Esta tesis tiene una versión fuerte y una versión débil. La versión fuerte es que todas las afirmaciones metafísicas carecen de sentido. Esto depende, por supuesto, de una teoría del significado. Ludwig Wittgenstein y los positivistas lógicos fueron defensores explícitos de esta posición. La versión débil, por otra parte, es que si bien las afirmaciones metafísicas poseen significado, es imposible saber cuáles son verdaderas y cuáles falsas, pues esto va más allá de las capacidades cognitivas del hombre. Esta posición es la que sostuvieron, por ejemplo, David Hume e Immanuel Kant.