Los sofistas y Sócrates: Teoría del alma
La filosofía platónica supone una continuación y profundización de la preocupación socrática por todo lo que rodea al ser humano. Defiende que los sofistas tienen un carácter objetivo y universal. Tras la reflexión se lleva a cabo un giro antropológico en la filosofía centrándose en el ser humano y el ciudadano. Los sofistas surgieron con la consolidación de la democracia y el consiguiente desmoronamiento de la antigua areté vinculada al linaje y a la aristocracia. Con la llegada de la democracia, la posibilidad de acceder al poder se amplió y los atenienses debían presentarse ante la Asamblea de ciudadanos para defenderse, por ello se hizo necesario dominar el arte de la persuasión. De ahí que las enseñanzas de los sofistas se centraran fundamentalmente en las artes de la oratoria y la retórica, de carácter venal. Los sofistas se caracterizaban por:
- Enseñar cuestiones prácticas: destacaron en la retórica, la oratoria y la erística.
- Eran relativistas y subjetivistas. No creían que hubiera valores morales universales.
- El conocimiento era escéptico.
Sócrates centra su preocupación en el ser humano. Sócrates persigue desentrañar en qué consiste el bien, la verdad, la justicia, lejos del relativismo de los sofistas. La filosofía de Sócrates consiste en una búsqueda constante de la verdad, de la esencia de las cosas. Su objetivo es definir lo que son las cosas. En oposición a los sofistas, mantiene el convencimiento profundo de la existencia de una verdad de un valor universal, que sea objetiva y no esté sujeta a las opiniones individuales o sociales. El método que utiliza para alcanzar esa verdad es el diálogo, en el que usa:
- La ironía, fingía no saber nada, solo sé que no sé nada.
- Hace uso de la mayéutica, que consiste en extraer el conocimiento que reside en nosotros a través del diálogo.
- La estructura, se ajusta a la ironía mayéutica.
Los pluralistas
Empédocles: Los cuatro elementos y las dos fuerzas
En Empédocles encontramos una síntesis de la tradición jónica que busca elementos materiales, pero desde un espiritualismo cercano al pitagórico. Empédocles afirma que no hay un único elemento originario, sino que son cuatro lo que componen todo: fuego, tierra, aire y agua. Además, hay dos fuerzas: amor y discordia. También describió un ciclo cósmico en el que al principio cuando el amor domina sobre los elementos, todo está unido formando una esfera; pero la discordia coma ejercerá también su poder coma y en una alternancia de dominio entre las dos fuerzas se irá generando todo lo que hay. Como parte de este ciclo coma Empédocles describió también una zoogonía, el origen de las diferentes especies animales. Además también defiende una postura sobre la mortalidad humana que deriva de su teoría de los cuatro elementos y las fuerzas. La purificación es un largo poema que tiene como horizonte la transmigración de las almas. La vida es un ciclo muchísimo más largo de lo que se piensa el cual no acaba con la muerte y como dice Empédocles sólo lo defiende las personas insensatas que piensan que del ser se puede pasar al no ser. En la línea del pitagorismo y de la religión órfica, Empédocles defendía que el alma pasa por distintas encarnaciones dependiendo del tipo de vida que se elija vivir.
Anaxágoras: El Noûs ordenador
Como pluralista defendió el lugar de los cuatro elementos, unas semillas o partículas en un número indeterminado, diferentes entre sí. Esta partícula se encuentran en diferente proporción en todas las cosas ya que todo participa de todo. Anaxágoras se pregunta cómo podrían hacer el pelo de lo que no es pelo y la carne de lo que no es carne pero cada cosa tiene una proporción de lo que hay en el universo, solo varía la proporción de sus ingredientes. Además como establece otro principio para explicar la realidad: la mente. El Noûs. La mente gobierna todas las cosas que tienen vida y pone en orden todas las cosas que iban a ser, por tanto es la fuerza que ordena el cosmos. Si todo está en todo, podemos mirar al ser humano para entender cómo funciona el universo según Anaxágoras. El ser humano tiene cuerpo y mente y es la mente la que organiza y ordena los fenómenos fisiológicos en la que determina nuestra conducta.
Demócrito: Átomos y vacío
Para Demócrito, la materia no es infinitamente divisible. Hay unos elementos últimos que componen todas las cosas: los átomos. Estos átomos son infinitos y se diferencian entre sí por su forma, tamaño y posición. Además se encuentra moviéndose en el vacío y se combinan entrelazan por choques entre sí. Así, se combinan de múltiples maneras dando lugar a todo lo que hay. Esta concepción ofrece un modelo mecanicista de explicar la realidad: todo se reduce a materia y a movimiento. La concepción atomista de la realidad tiene una importante consecuencia en cuanto al conocimiento del ser humano. Los sentidos nos ofrecen una información fiable. Demócrito afirma que decimos que por convención las cosas tienen cierto tacto o cualidad pero en realidad solo hay átomos y vacío, por lo que nuestros sentidos por lo tanto nos ofrecen un mero efecto ilusorio de acuerdo con las capacidades de percibir de nuestro cuerpo. Es decir, Demócrito mantiene un escepticismo basado en que nuestros límites anatómicos y fisiológicos imposibilitan un conocimiento objetivo.
La ética platónica
En su origen la palabra virtud significaba excelencia, habilidad o eficacias. Originalmente no tenía connotaciones éticas, pero Platón reflexionó sobre la naturaleza de la virtud para averiguar cuál debía ser la vida buena propia del ser humano. Su planteamiento se opone al relativismo de los sofistas, que consideraban que la virtud afecta a cada individuo y a la sociedad a la que pertenecía. La areté del individuo. Para Platón aprender determinadas formas de excelencia en el ser humano tiene como finalidad dominarse a sí mismo. Desarrolló el tema de la virtud, donde profundizó en los términos prudencia, templanza, fortaleza y justicia, que serán conceptualizados como virtudes cardinales. Estas virtudes están relacionadas con las partes del alma y que Platón expuso de esta manera:
- La sabiduría se corresponde con la inteligencia y puede desarrollarse de dos maneras: como sabiduría práctica (prudencia) y la sabiduría teórica al conocimiento superior de las Ideas de Justicia o del Bien.
- La virtud propia del alma irascible es la fortaleza para mantener una opinión correcta y sobre lo que se debe o no temer.
- El alma concupiscible debe ejercitar la templanza y ser moderada en sus deseos.
- La justicia surge cuando hay armonía entre cada parte del alma, cada una ejercita correctamente la función y la virtud que le corresponde y el hombre es virtuoso, armonioso y justo.
Posteriormente, Platón se plantea si la virtud se puede aprender. Si la virtud fuera ciencia podría enseñarse igual. Es más, padres virtuosos son incapaces de transmitir la virtud a sus hijos. Por lo tanto, la virtud ni se da por naturaleza ni se puede aprender. Pero, por otro lado, tampoco es mera opinión, porque cuando contemplamos un acto virtuoso coincidimos al reconocerlo.
Cuestión: Contexto histórico filosófico de Platón
Platón vivió en la Atenas de los siglos V y IV a.C. Un siglo convulso. Comenzó con las guerras médicas, que enfrentaron a los griegos contra el imperio persa, resultando vencedores los primeros. Esta victoria condujo a la ciudad de Atenas a una posición hegemónica que produjo un desarrollo del comercio, la economía, la cultura y la política. Entre los años 447 y 438 a.C. se reconstruyó la Acrópolis, trabajaron los mejores artistas de la época, y se construyeron los edificios de los Propileos, y el Partenón, en cuya decoración escultórica trabajaron Fidias y Praxíteles. También el siglo V a.C. fue el siglo de los grandes autores trágicos: Esquilo, escribió, Prometeo encadenado; Sófocles, con Edipo rey; Eurípides, Las fenicias. Otro género que se desarrolló fue la comedia, donde destacó Aristófanes, con obras como Lisístrata. El interés por la historia quedó reflejado en las obras de Heródoto (Los nueve libros de Historia) y Tucídides (Historia de la guerra del Peloponeso). Con el gobierno de Pericles en Atenas (462-429 a.C.) se consolidó la democracia, significa gobierno (cracia) del pueblo (demos). La ciudad dispuso de un espacio (el ágora) el que los ciudadanos atenienses iguales ante la ley (isonomía) podían expresarse en condiciones de igualdad, pues tenían libertad de palabra (isegoría). Todos los ciudadanos libres podían participar en la asamblea, de ahí la importancia de la oratoria y la retórica, disciplinas que se especializaron. Los sofistas, entre los que destacaron Gorgias y Protágoras. Sócrates y Platón mostraron su rechazo a los sofistas y elaboraron una filosofía basada en el diálogo y la búsqueda de la vendad. Una de las claves de su pensamiento fue la educación de los ciudadanos para crear una polis en la que imperase la justicia. El esplendor del siglo de Pericles sucumbió con la guerra del Peloponeso (431-404 a.C.), que enfrentó a Atenas contra Esparta y supuso el fin del dominio ateniense.
Su filosofía es un dualismo que afecta tanto al análisis de la realidad, ya que existen dos mundos unos sensible y otro accesible por la inteligencia como al ser humano que es un compuesto de dos elementos, cuerpo sensible y alma inteligible. El mismo modelo se aplica la virtud, alejarse del sensual y alcanzar el mundo de las ideas y su teoría política, que defiende que los filósofos deben gobernar porque solo ellos han accedido al mundo inteligible.
La obra de Platón
La mayor parte de la obra de Platón está escrita en forma de diálogos en los que aparece Sócrates como uno de los interlocutores y en los que se trata de esclarecer algún concepto. No componen un corpus homogéneo, su filosofía pasa por diferentes etapas, siempre en constante búsqueda de la verdad:
- El periodo de juventud: Pertenecen los diálogos socráticos (Laques, Lisis, Critón)
- Etapa de transición: Se corresponde con el primer viaje a Sicilia y se aborda la política y la inmortalidad del alma (Gorgias, Menon)
- Diálogos de madurez: A esta etapa pertenecen Banquete, Fedrón y exponen la teoría de las ideas, la inmortalidad del alma, el amor ideal y la ciudad perfecta
- Diálogos de vejez: Los últimos diálogos son: El sofista, El político, Las cartas