Filosofía de Kant: Conocimiento, Ética, Política y Paz Perpetua

La Revolución Copernicana en la Filosofía de Kant

La revolución copernicana, o giro copernicano, es una revolución filosófica propuesta por Kant para entender cómo es posible el conocimiento a priori o sintético, dando lugar al idealismo trascendental. Kant explica el cambio que supone su filosofía en la concepción del conocimiento basándose en una analogía con la revolución copernicana. Kant considerará que en filosofía es precisa una revolución semejante a la copernicana: en filosofía, el problema consiste en explicar el conocimiento sintético a priori.

La filosofía anterior a Kant suponía que en la experiencia de conocimiento el sujeto cognoscente es pasivo, que el objeto conocido influye en el sujeto y provoca en él una representación fidedigna. Con esta explicación podemos entender, en todo caso, el conocimiento empírico, pero no el conocimiento a priori, ya que lo extraordinario de este último es que con él podemos saber algo de las cosas antes de experimentarlas, antes de que puedan influir en nuestra mente. Kant propuso darle la vuelta a la relación y aceptar que en la experiencia cognoscitiva el sujeto cognoscente es activo y que en el acto de conocimiento el sujeto cognoscente modifica la realidad conocida. Según Kant, podemos entender el conocimiento sintético a priori si negamos que nosotros nos sometemos a las cosas y aceptamos que son más bien las cosas las que se deben someter a nosotros.

Por ejemplo, a priori no podemos saber nunca si la figura que vamos a ver en la pizarra es un triángulo, ni las características contingentes de esa figura, como su tamaño, su forma concreta, pero sí podemos saber a priori que si es un triángulo debe tener todas las propiedades descritas por la geometría, ya que según Kant, estas son una consecuencia de la peculiar estructura de nuestra mente, y a ellas se debe someter todo objeto del cual podamos tener experiencia. Estas ideas las resume Kant con la siguiente frase: sólo podemos conocer a priori de las cosas aquello que antes hemos puesto en ellas. En resumen, el giro copernicano hace mención al hecho de que sólo podemos comprender el conocimiento a priori si admitimos que sólo conocemos los fenómenos y no las cosas en sí mismas o noúmenos, si admitimos el idealismo trascendental como la filosofía verdadera.

Los Imperativos en la Ética Kantiana

Los imperativos categóricos tienen la forma general “debes hacer X”, o, en su versión prohibitiva, “no debes hacer X”; “debes ser veraz”, “no debes robar”. De todas formas, es preciso tener cuidado porque la mera expresión lingüística no es suficiente para determinar si el imperativo que ha guiado nuestra conducta es hipotético o categórico: para averiguar si es uno u otro el caso es preciso referirse a lo que ha movido nuestra voluntad: si no hemos robado, nuestra conducta es conforme al deber (conforme al imperativo “no debes robar”), pero si no hemos robado por miedo a la policía, el imperativo que hemos seguido es hipotético (“no debes robar si no quieres tener problemas con la policía”); sin embargo, si no hemos robado porque la acción de robar es mala en sí misma, independientemente de si nos pueda detener o no la policía, entonces nuestro imperativo es categórico. Kant consideró que nunca se puede estar absolutamente seguro de que nuestra conducta no haya estado motivada por un interés o por algún temor, y por ello concluyó que cuando nos parece seguir un imperativo categórico siempre es posible que el imperativo por el que nos regimos sea hipotético.

Fórmulas del Imperativo Categórico

Kant da también unas fórmulas generales del imperativo categórico, fórmulas que resumen todos los mandatos morales:

  • Fórmula de la ley universal: “Obra sólo según una máxima tal que puedas querer al mismo tiempo que se torne ley universal”.
  • Fórmula de la ley de la naturaleza: “Obra como si la máxima de tu acción debiera tornarse, por tu voluntad, ley universal de la naturaleza”.
  • Fórmula del fin en sí mismo: “Obra de tal modo que uses la humanidad, tanto en tu persona como en la persona de cualquier otro, siempre como un fin al mismo tiempo y nunca solamente como un medio”.
  • Fórmula de la autonomía: “Obra como si por medio de tus máximas fueras siempre un miembro legislador en un reino universal de fines”.

Imperativos Hipotéticos

Son los imperativos que prescriben una acción como buena porque dicha acción es necesaria para conseguir algún propósito. Se dividen en imperativos hipotéticos de la habilidad e imperativos hipotéticos de la prudencia.

  • Son imperativos hipotéticos problemáticos cuando el fin o propósito para el que es buena la acción es sólo posible, es decir, no es un fin al que los hombres tiendan por naturaleza, sino que se puede querer o no querer; el mandato “debes entrenar esta tarde” pertenece a este tipo pues describe el modo de comportarse adecuado para un fin nada universal: jugar bien en el partido de fútbol de mañana.
  • Son imperativos hipotéticos asertóricos (reglas de la prudencia, consejos de sagacidad) cuando el fin en cuestión es real, esto es, un fin al que se puede suponer tienden todos los hombres por naturaleza; este fin es, según Kant, la felicidad; el mandato “debes moderar tus pasiones y deseos” pertenece a este grupo pues describe el modo de comportarse para la realización de un fin universal o común a todos los hombres: la felicidad.

Los imperativos hipotéticos tienen la forma general “debes hacer X si quieres conseguir Y”. Kant creyó que las éticas materiales sólo pueden fundamentar mandatos problemáticos o mandatos asertóricos, pero nunca mandatos morales en sentido estricto o imperativos categóricos. Los imperativos hipotéticos son particulares y contingentes: los de la habilidad no mandan de forma universal ya que no todo el mundo tiene los mismos fines; los de la prudencia tienen un carácter más universal puesto que se refieren a la felicidad, algo a lo que todos aspiran, pero en sentido estricto tampoco son universales y necesarios:

  • Lo que sea la felicidad depende de las circunstancias empíricas de cada persona.
  • Pero incluso aunque fuese la misma para todos, el modo de realizar la felicidad depende de circunstancias empíricas (el modo de realizar la vida contemplativa depende de las circunstancias sociales, económicas y políticas de cada época).

Principios Prácticos

A diferencia de los principios teóricos, que son juicios descriptivos de la realidad, los principios prácticos son juicios, leyes o reglas que describen la conducta a la que se debe someter un ser racional, describen o prescriben el deber ser.

Si los principios indican el comportamiento que seguimos habitualmente dadas tales o cuales circunstancias entonces reciben el nombre de máximas; son propiamente leyes prácticas o principios prácticos objetivos si no indican cómo nos comportamos comúnmente sino cómo nos tenemos que comportar. Dado que dichos principios tienen su origen en la razón, si la conducta de un ser estuviese determinada exclusivamente por la razón, dichas leyes describirían su conducta y no tendrían para él la forma de mandatos; este es el caso de Dios. En los seres que pueden obrar a partir de lo que les indica su razón práctica, pero también como consecuencia de inclinaciones o impulsos empíricos, la ley moral es constrictiva para su voluntad, tiene la forma de imperativo (en el caso de la voluntad divina, la ley de no mentir no le manda propiamente que no mienta, ya que no puede dejar de mentir; o en el caso de la voluntad humana, le ordena que no mienta porque su conducta puede estar influida por un deseo o interés que le mueva a mentir). Si el mandato manda algo como bueno absolutamente, como de realización necesaria independientemente del perjuicio que implique, entonces el imperativo es categórico, pero si manda algo de forma condicionada, manda algo porque lo mandado es un buen medio para la realización de un propósito ulterior, entonces el imperativo es hipotético. Finalmente, si el propósito es un fin no común a todos los hombres, el mandato recibe el nombre de imperativo de la habilidad, y si es común a todos, el de imperativo de la prudencia.

Contrato Social y Estado en Kant

El Estado de Naturaleza

El estado de naturaleza, también para Kant, es el estado en que (hipotéticamente) se encontraba el hombre antes de constituir el estado civil. Según su hipótesis, podría haber sido un estado de degradación donde primaba el ejercicio de la fuerza bruta. Era un estado de “libertad salvaje y sin ley”. En estado de naturaleza, el hombre vive bajo la amenaza de la violencia porque cada uno hace lo que le place o lo que manda su instinto; estamos juntos y enfrentados, sin leyes ni poder instituido que las respalde.

Para salir de esta situación y lograr la paz, se hace necesario convertirla en un objetivo por el que hay que trabajar cada día. Por tanto, salir del estado de naturaleza y someterse a las leyes respaldadas por un poder en el estado civil es una obligación, un deber moral. Kant, como Aristóteles o Platón, considerará que ética y política son dos mundos inseparables que requieren también del derecho (Kant) para su pleno desarrollo.

El Estado Social y el Derecho

El estado social incluye:

  1. El establecimiento de leyes coactivas.
  2. El poder del Estado para obligar al cumplimiento de las mismas, pues la paz sólo es posible en el estado civil, nunca en un estado de naturaleza.

El derecho en Kant tiene un objetivo muy claro: hacer compatibles las libertades de todas las personas (colibertad). Una vez creado el Estado mediante un contrato social, empiezan a surgir leyes que debieran ir regulando la vida social de la forma más justa posible, garantizando la libertad de todos. El soberano debería legislar de acuerdo con la voluntad unida del pueblo. A su vez, cada persona debería actuar según las leyes morales que ella misma se dé. El ideal sería que legalidad y moralidad estuvieran unidas.

El Estado tiene que garantizar el cumplimiento del Derecho y debería someter sus leyes a la opinión pública, para que el pueblo las conozca y juzgue si le parecen o no idóneas.

El contrato social implica la sumisión absoluta de los individuos a una autoridad, lo cual acerca el pensamiento kantiano a Hobbes, pero, al mismo tiempo, supone que el individuo es colegislador, esto es, que ninguna ley puede ser aprobada sin su consentimiento y que, por tanto, el gobernante tiene que dictar las leyes como si emanasen de la voluntad general, lo cual aproxima el pensamiento de Kant a Rousseau.

Libertad Jurídica

La libertad es para Kant y Rousseau un derecho natural que corresponde a todo individuo. La libertad jurídica es, junto con la igualdad y la independencia, una de las características esenciales del ciudadano de un Estado. Responde a la libertad legal de no obedecer jamás a ninguna ley a la que no hayamos dado previamente nuestro consentimiento. El ciudadano debe ser colegislador. Kant se aparta así de Hobbes y se acerca a la idea de autolegislación presente en el concepto de “voluntad general” de Rousseau. El concepto de libertad jurídica no expresa desobediencia civil, puesto que Kant no la defendía en su época, a pesar de que lo podría parecer por la misma definición de la palabra. Kant, al igual que Hobbes, consideraba que la sumisión al poder del Estado era una condición necesaria para el orden social. El gobernante debiera legislar como si fuera posible que la voluntad unida del pueblo diera su consentimiento a las leyes. Para evitar excesos del gobernante, Kant confía en su defensa de la libertad de expresión.

A Posteriori y A Priori

A Posteriori

Aquello que tiene como fundamento la experiencia o que se obtiene de ella. Es lo que tiene un origen empírico, pues descansa en la experiencia, y en último término, en la percepción. El siguiente esquema representa los elementos a posteriori más importantes:

a) En el ámbito del conocimiento:

  • En el nivel de la intuición: las sensaciones.
  • En el nivel de la conceptualización: los conceptos empíricos (“mesa”, “perro”, …).
  • En el nivel del razonamiento: cualquier argumento con datos tomados de la experiencia.
  • La mayor parte de principios y tesis de las ciencias empíricas.

b) En el ámbito moral:

  • Los imperativos hipotéticos.

A Priori

Los elementos, principios, estructuras o conocimientos que no tienen un origen empírico, pues descansan en la naturaleza de la propia razón. Elementos a priori más importantes:

a) En el ámbito del conocimiento:

  • En el nivel de la intuición: las formas a priori de la sensibilidad (espacio y tiempo).
  • En el nivel de la conceptualización: los conceptos puros del entendimiento (categorías).
  • En el nivel del razonamiento: las ideas de la razón (alma, Dios y mundo).
  • Los principios y tesis de la matemática y de la física racional (física de Newton).

b) En el ámbito moral:

  • Los imperativos categóricos.

Ética y Política

Kant, al igual que Platón y Aristóteles, considera que la ética y la política deben ir unidas de la mano, aunque Kant añade que requieren del derecho para su pleno desarrollo.

Teoría del Conocimiento

Respecto a la teoría del conocimiento, preocupación básica de la filosofía moderna, Kant hace una síntesis del empirismo de Hume y el racionalismo de Descartes. Le da la razón a Hume al señalar que todo comienza por los sentidos; pero también admite, al igual que Descartes, que no todo lo que hay en el conocimiento procede de la experiencia. Esta síntesis kantiana conocida como criticismo afirma que el conocimiento se basa en una mezcla de la experiencia, lo que él llama “a posteriori”, y de lo que no procede del exterior del sujeto, de la experiencia (“a priori”).

Respecto a la teoría del conocimiento, Kant toma como modelo de conocimiento científico a la ciencia física – matemática de Newton, que estaba constituida, según Kant, por una mezcla de juicios analíticos y juicios sintéticos: “los juicios sintéticos a priori”. Esto significa que la ciencia de Newton es universal (verdadera en todos los casos) y necesaria, características propias de los juicios analíticos; y no tautológicos, es decir, un conocimiento extensivo, característica propia de los juicios sintéticos.

Estado de Naturaleza y Contrato Social: Comparativa

Mientras que para Aristóteles la sociedad, el Estado, surge de forma natural, pues la finalidad del ser humano es ser sociable; para Hobbes, Rousseau y Kant, la sociabilidad surge a partir de un pacto, de un contrato social. Para estos pensadores contractualistas, el estado natural del hombre es un estado presocial. Sin embargo, entre estos tres pensadores existen diferencias:

Hobbes

Construyó una hipótesis según la cual el estado de naturaleza debió ser una especie de guerra continua de todos contra todos, pues “homo homini lupus est”, es decir, “el hombre es un lobo para el hombre”. Supuso que llegó un momento en que esta situación insostenible forzó al hombre a establecer un pacto social para conservar su vida y establecer la propiedad privada. Este pacto es claramente artificial, pues el hombre es antisocial y solitario por naturaleza.

Rousseau

Sin embargo, Rousseau piensa que en el estado de naturaleza, los seres humanos vivían en un estado semisalvaje y que no éramos ni buenos ni malos (amorales). Supuso que era una época feliz de la humanidad en la que no habían diferencias que no fuesen biológicas. Pero con el desarrollo de la agricultura y la minería apareció la riqueza y con ella, la propiedad privada; haciendo que se inicie la desigualdad entre los hombres. Por tanto, se hace necesaria la aparición de un contrato social que también Rousseau considera artificial.

Kant

Para Kant, el estado de naturaleza era un estado de “libertad salvaje y sin ley”, en el que el hombre vive bajo la amenaza de la violencia porque cada uno hace lo que se le place o lo que manda su instinto. Considera que el pacto social es la primera obligación moral que nos propusimos las personas: salir del estado de naturaleza y buscar paz, la justicia y la libertad.

Formas de Lograr la Paz

El tema de la paz había sido objeto de reflexión a lo largo del s. XVIII por parte de varios autores. Hay dos que tienen mucha relación con el escrito kantiano “Paz perpetua”: el abate Saint – Pierre y Rousseau.

  • La obra de Saint – Pierre fue objeto de estudio de Kant y Rousseau. Su idea central era el establecimiento de una especie de República Cristiana, concepto que Voltaire considera absurdo, pues confiaba más en una creciente Ilustración, es decir, en una mayor tolerancia.
  • La noción kantiana de la paz recoge, en parte, la propuesta de Saint – Pierre en el sentido de la necesidad de contar con una organización institucional; a la vez que comparte el optimismo volteriano en la evolución de la razón y de la tolerancia, así como su desconfianza en la posibilidad de establecer una unión entre “lobos y perros”, es decir, entre países con regímenes políticos distintos.
  • Entre Saint – Pierre y Voltaire, Rousseau adopta una posición intermedia. Por un lado, comparte la idea del abate de la necesidad de establecer una confederación europea; pero, por otro lado, tiene menos confianza que Voltaire en el triunfo de la razón.

Metafísica

En cuanto al concepto de metafísica, Kant le da la razón a Hume al señalar que la metafísica fracasa en su intento de convertirse en una ciencia, entierra el intento de la metafísica de igualarse a las matemáticas o a la física (ciencias exactas); pero piensa que no podemos condenarla porque no aporte respuesta científica a nuestras preguntas.

Kant señala que la metafísica ha de convertirse en el fundamento de la moral; en contra de la teoría moral de Hume: el emotivismo; que afirma que la razón es incapaz de influir en la conducta, son los sentimientos los que nos impulsan a actuar de una forma u otra.