Filosofía de la experiencia de David Hume

Filosofía de la experiencia de David Hume

Hume: Empirismo y Sensación

David Hume desarrolló una filosofía empirista que deduce todos los principios de la razón humana a partir de la experiencia y la sensación. En sus obras “Tratado de la naturaleza humana” y “Investigación sobre el entendimiento humano”, Hume reduce las leyes de la naturaleza a costumbres del hombre. Su pensamiento inspiró las teorías económicas de Adam Smith y el liberalismo económico, siendo Hume el primero en elaborar una teoría para la repartición del oro entre las naciones.

Ciencia de la Naturaleza Humana

Para Hume, el objeto fundamental de la filosofía es construir una ciencia de la naturaleza humana que abarque la lógica, la ética, la filosofía política y la estética. Su filosofía no es precisa ni abstrusa, sino que se ocupa del hombre como ser racional más que como ser activo. Busca la comprensión de los dinamismos internos del ser humano y los principios que los gobiernan.

Esta nueva filosofía, la Ciencia de la Naturaleza Humana, solo puede lograr sus objetivos si deja de lado temas que van más allá del límite de la experiencia. La experiencia es la base para investigar la naturaleza humana, pero también el límite de lo que se puede investigar.

Materiales del Conocimiento

Percepciones

Las percepciones son los objetos y contenidos del pensamiento. Según su fuerza y vivacidad, se clasifican en:

Impresiones

Son las percepciones más fuertes y corresponden a los sentimientos y emociones en su primera aparición ante la conciencia, con una fuerte convicción de corresponder a algo real y externo a la misma. Son originales, no hay nada que las preceda y constituyen el límite del conocimiento.

Pueden ser traídas a la mente por la memoria (conservando el orden temporal en que se dieron las impresiones) o por la imaginación, que puede unir o separar las ideas a su antojo sin ceñirse a ningún orden.

Las impresiones pueden ser:

  • Impresiones de Reflexión: Son las pasiones y emociones (deseo, esperanza, miedo). Derivan de nuestras ideas, ya sea porque la imaginación nos presenta una imagen o situación que provoca una respuesta emotiva, o como consecuencia de un recuerdo que provoca la aparición de una impresión de reflexión.
  • Impresiones de Sensación: Sensaciones de dolor, placer, calor, tacto, sonidos, olor y forma. Cuando falta la sensación, falta la idea correspondiente. Cuando se expresan bajo la influencia del mundo físico, actúan nuestros sentidos. Estas impresiones son inexplicables para la razón humana, no es posible llegar a saber cómo aparecen en nuestra mente.

Según su complejidad, las impresiones se dividen en:

  • Impresiones Simples: Las que no se dividen ni son analizables.
  • Impresiones Complejas: Se pueden descomponer en percepciones o ideas más simples.

Ideas

Son la copia débil de la impresión. Son las percepciones más débiles o las imágenes de estas en el pensamiento. Al ser copias de las impresiones, son secundarias en el orden temporal. Se dividen en:

  • Ideas Simples: No son analizables ni separables. Su origen es la experiencia interna o externa.
  • Ideas Complejas: Pueden descomponerse en ideas simples.

Principio de Derivación de las Ideas

En las ideas simples hay una correspondencia total entre cada una de ellas y la impresión de la que procede; en las ideas complejas es preciso buscar en cada caso de qué impresión o conjunto de impresiones derivan. Este principio se convierte en un criterio metodológico para distinguir los términos o expresiones significativos de aquellos que no lo son. Los términos o expresiones que no tienen como referencia última un hecho procedente de la experiencia, ya sea interna (como en el caso de las pasiones o emociones) o sensorial, están vacíos de contenido.

Asociación de Ideas

Las ideas en la memoria y la imaginación están conectadas por ciertos principios que son relaciones naturales, porque conectan las ideas por una fuerza desconocida para nosotros. Los principios que asocian las ideas son:

Semejanza

Nuestra mente tiende a reproducir ideas semejantes de forma espontánea. Los acontecimientos que son próximos en un recuerdo en el tiempo vienen a la mente sin que podamos evitarlo.

Contigüidad

Aquellas ideas que se han vivido juntas tienden a aparecer juntas. La contigüidad está en la base de la formación de ideas complejas. Las relaciones de semejanza y contigüidad corresponden a modos de darse las impresiones en nosotros.

Causa y Efecto

Tras la observación de la existencia de contigüidad espacial de dos hechos u objetos, de su sucesión en el tiempo y de la reiterada experiencia de las relaciones entre ambos, se crea en nuestra mente la predisposición a evocar la idea del segundo (al que consideramos efecto) si está presente la idea del primero (al que consideramos causa).

Siempre que tenemos dos impresiones seguidas que son contiguas en el tiempo y en el espacio, que se suceden siempre en el mismo orden y aparecen en conjunción constante, tendemos a pensar que nos están informando de una relación causal. Contiguidad en el espacio y en el tiempo, prioridad en el tiempo y conjunción constante son suficientes para que consideremos que entre dos hechos hay una relación causal. Esta relación solo puede descubrirse por la experiencia, no hay nada en un hecho que nos permita concluir, con anterioridad a la experiencia, los efectos que se siguen de él. La relación entre causa y efecto no es de carácter deductivo.

El hecho de que la memoria guarde dos impresiones que cumplan los tres requisitos anteriores no garantiza que en un futuro esas impresiones se den juntas, porque no hay ninguna conexión necesaria entre ellas. Aunque el hecho de que se haya dado en el pasado hace probable que se dé en el futuro, suponiendo que el curso de la naturaleza sea regular y, por tanto, lo ocurrido en el pasado se comporte igual en el futuro. Esta semejanza entre el futuro y el pasado no puede ser probada porque del futuro no tenemos ninguna experiencia. Ni la razón ni la experiencia garantizan la verdad de las inferencias inductivas o de las predicciones sobre el futuro a partir de hechos anteriores. Se limitan a probar un hecho probable.

El principio de la naturaleza humana que nos hace inferir de un hecho la existencia de otro cuando nos hemos encontrado estos siempre juntos es la costumbre. Esta nos determina a pensar que ocurrirá en un futuro lo que ocurrió en el pasado. La costumbre es la guía de la vida humana, ya que la razón nunca podrá dar ese paso.

Las previsiones que hacemos del futuro en base a la experiencia pasada surgen de la costumbre y no son conocimientos como los de las relaciones de ideas, sino creencias. Las creencias son algo parecido a un sentimiento y no surgen de la razón; sin embargo, no son contrarias a ella. Tanto las expectativas del futuro como las relaciones causales no son un conocimiento necesario, sino un conocimiento basado en pruebas extraídas de experiencias anteriores, una certeza moral que puede tener mayor o menor incertidumbre dependiendo del grado en que los acontecimientos del futuro sean similares a los del pasado. Un hombre sabio, para Hume, adecua su creencia a la evidencia.

Relaciones de Ideas y Cuestiones de Hecho

Todos los objetos de la razón pueden dividirse en:

Relaciones de Ideas

Todas las afirmaciones intuitivas o demostrativamente ciertas. Los enunciados de esta clase pueden descubrirse por mera operación del pensamiento. Son puramente formales y su verdad no depende de ninguna cuestión de hecho o existencia, por lo que no pueden en ningún caso ser refutadas por la experiencia.

Cuestiones de Hecho

Sus proposiciones no pueden descubrirse mediante el pensamiento. Sus proposiciones las utilizamos en nuestros razonamientos y también para las ciencias naturales, en la moral y la política.

El Yo, la Sustancia y la Idea de Dios

Hume critica diversos conceptos metafísicos. Aplica al análisis de la existencia de la mente los mismos principios que a los objetos externos: puesto que no tenemos ninguna impresión de la mente como algo simple e invariable, no podemos concluir que sea una realidad diferente a las percepciones que se dan en ella. No tenemos idea de sustancia alguna, material o espiritual; la mente no es sino un haz de percepciones sin conexión entre sí.

Para Hume, el yo sí existe. El discurrir del comportamiento humano guarda cierta semejanza con la naturaleza, por lo que el estudioso del mismo extrae conclusiones de la experiencia. La conducta humana es regular y uniforme, justificando la creencia en que hay una conexión necesaria entre los motivos y las acciones. Esta conexión es el fundamento de la evidencia moral y nos permite atribuir a las personas la responsabilidad de sus actos.

La voluntad es espontánea a la hora de determinar nuestro modo de actuar, pero decide impulsada por motivos (pasiones, deseos, emociones). La razón, con respecto a la conducta humana, tiene un papel secundario: es un mero informador que se limita a relacionar ideas y no tiene influencia suficiente para oponerse a un impulso o retardarlo.

Principio del Placer y el Dolor

Cuando se relaciona con determinadas impresiones, produce en nosotros amor, odio…y se convierte en impulso fundamental q mueve la voluntad y sobre el cual la razón no tiene suficiente influencia. La razón es esclava de las pasiones. Hume es escéptico acerca de la posibilidad de encontrar conexiones necesarias q nos permitan ampliar el conocimiento + alla de la expetiencia. El ámbito de la razón lógica se limita a las relaciones de ideas, sin embargo es razonable aceptar la experiencia como fundamento de un conocimiento probable con diversos grados de incertidumbre