Filosofía de los Sofistas, Sócrates y Platón

SOFISTAS

Los sofistas eran extranjeros de Atenas y fueron los primeros en enseñar oratoria y la retórica para poder formar a los ciudadanos en la democracia. La mayoría defienden el escepticismo epistemológico, es decir, que la verdad es relativa, por lo que es diferente en cada uno de los seres humanos. Como consecuencia también defienden el relativismo moral, según el cual el bien depende de la cultura o de la persona. Finalmente creen en el convencionalismo de las leyes, que consiste en que somos nosotros mismos quienes pactamos las leyes. La diferencia de estos con Sócrates es que este enseñaba gratis a los jóvenes y que, a diferencia de los sofistas, Sócrates afirmaba que solo había una verdad igual para todos y lo que era bueno era para todos.

SÓCRATES

Fue un filósofo ateniense apodado como “Tábano” porque tenía la frente muy grande que enseñaba a los jóvenes. Es un ejemplo de coherencia ya que asumió la condena de la “polis” a beber cicuta en vez de huir de esto. Durante su vida Sócrates defendió la verdad absoluta que es aquello que es igual para todo ser humano, al igual que el bien y el mal (anti-relativismo moral). Este utilizaba la ironía y la mayéutica para poder encontrar la verdad, en la ironía había que reconocer la ignorancia y en la segunda se centraba en buscar dicha verdad. Para Sócrates esta verdad y estas definiciones universales implicaban un intelectualismo moral en el que, si conocemos el bien, lo vamos a hacer, por lo que si obramos mal es porque somos ignorantes y no porque seamos malos. A diferencia de los Sofistas este enseñaba gratuitamente a los jóvenes y estaba en contra del escepticismo epistemológico y del relativismo moral.

TEORÍA DE LAS IDEAS

La teoría de las ideas surge del conflicto de Heráclito y Parménides. Heráclito defendía que “todo está en movimiento” y Parménides “que solo es verdad aquello que no cambia”. Platón solucionó este problema duplicando la realidad de 2 mundos. El primer mundo es el de Parménides “el mundo de las ideas” en el que las ideas están ordenadas y la idea superior es la del bien. En este mundo hay ideas que son realidades perfectas, que no cambian, son verdades absolutas y universales y la única manera de llegar es a través del conocimiento racional. El segundo mundo es el de Heráclito “el mundo sensible” que es material cambiante. Ahí están las cosas que son imperfectas, particulares y temporales y solo podemos llegar a este mundo a través de los sentidos. Por ello el mundo de las ideas es, por tanto, el modelo que imita el mundo sensible. De esta manera se salva el vacío que existe entre estos dos mundos, lo que permite a Platón enlazar las posturas de Parménides y de Heráclito.

TEORÍA DEL CONOCIMIENTO

Según la teoría de las ideas de Platón, la realidad está dividida en dos mundos, por lo que necesitamos también dos tipos de conocimientos para poder entenderlos. El primer tipo de conocimiento es el racional con el que se conoce el mundo de las ideas. Y el segundo conocimiento, es el sensible, con el que se conoce el mundo sensible a través de los sentidos. Para plantear esta teoría, se recurre a la teoría de la reminiscencia, según la cual explica que el alma antes de estar en nuestro cuerpo ha existido en el mundo de las ideas y allí las ha conocido. Cuando el alma se junta al cuerpo olvida todo aquello aprendido en dicho mundo. De este modo, Platón explica cómo podemos conocer las ideas. Esta teoría supone el dualismo antropológico que defiende que los seres humanos estamos formados por dos realidades: el cuerpo y el alma.

IDEA DEL BIEN

Las ideas son dos realidades inmateriales que existen en el mundo de las ideas. Son modelos perfectos de los que participan las cosas del mundo sensible. Estas ideas están jerarquizadas y la más importante es la idea del bien. Para poder conocer esta idea debemos realizar un proceso que se llama “dialéctica” y que explica el mito de la caverna presente en su obra la “República”. Este proceso se divide en varias fases: la primera consiste en que hay unos prisioneros atados con cadenas detrás de un muro y que solo ven sombras (el mundo sensible); la segunda es cuando el prisionero es liberado y ve que las sombras son reflejos de objetos proyectados por el fuego; en la tercera el prisionero intenta salir al mundo real (el mundo inteligible); y al cuarta el prisionero se adapta y es capaz de ver el sol que representa la idea del bien. Para Platón solo algunos podrían llegar a este objetivo y de ellos surgiría el filósofo gobernante que sería el máximo representante de la Polis, ya que él necesita una profunda y esmerada educación.

DUALISMO ANTROPOLÓGICO

Al igual que Platón defiende el dualismo metafísico y epistemológico, también va a defender un dualismo antropológico que consiste en defender que los seres humanos estamos formados por dos realidades diferentes: cuerpo y alma. El alma es la parte más importante que está separada del cuerpo y es inmaterial e inmortal. Antes de que el alma cayera al cuerpo esta vivía en el mundo inteligible y allí conoció las ideas. Según su función tiene tres partes: la primera es el alma racional y es la que entiende, esta relacionada con el intelecto; la segunda es el alma irascible situada en el pecho y relacionada con la voluntad; y la tercera es el alma apetitiva situada en el abdomen y relacionada con el deseo. Para el alma el cuerpo es una cárcel de la que tiene que liberarse. Como la unión entre cuerpo y alma es transitoria, el ser humano no tiene que superar para así poder recordar esas ideas olvidadas. Por ello la educación o paideía juega un papel muy importante en la filosofía platónica. En la medida que usemos el conocimiento racional y conozcamos las ideas o las recordemos, el alma se liberará y trascenderá el cuerpo, es decir, se purificará.

LAS VIRTUDES Y LA CIUDAD IDEAL

En la obra de Platón conocida como “la República”, propone una sociedad perfecta, dividida en tres clases en el que cada uno tiene su lugar dependiendo de su educación. Para que esta ciudad fuese armoniosa, cada persona tiene que cumplir con las funciones de la clase a la que pertenece. Para Platón la persona que debía gobernar debía ser alguien muy prudente y racional, el filósofo rey. Para proteger dicha ciudad estaban los guardianes que su virtud era la fortaleza y esta estaba conectada con el alma irascible. Los artesanos son el tercer grupo, también eran importantes ya que producían recursos para la ciudad, y la cualidad de estos era la templanza que esta relacionada con el alma apetitiva. Finalmente, la justicia tenía como objetivo poner orden a cada una de las clases de habitantes de la ciudad, para que así la ciudad estuviese en armonía, cumpliendo cada uno con su cometido.