Biografía de Nietzsche
Nietzsche nació en 1844 en Röcken (Alemania). Su padre y sus abuelos fueron pastores protestantes. A partir de los 12 años comenzó a sufrir fuertes dolores de cabeza que le duraron toda la vida y le dificultaron la lectura y la escritura. Renunció a ser pastor protestante a pesar de la oposición de sus padres y decidió estudiar filología. A lo largo de su vida abandona la enseñanza y comienza un peregrinaje de pensión en pensión entre Suiza, Italia y el sur de Francia. Más adelante es internado en un sanatorio a causa de una enfermedad cerebral y en 1900 muere envuelto en la locura sin saber el éxito que estaban teniendo sus libros. Sus obras más representativas son: Así habló Zaratustra, El crepúsculo de los ídolos, La voluntad de poder.
Metafísica de Nietzsche
METAFÍSICA: Nietzsche partió como problema básico de la existencia del individuo desde el punto de vista de sus valores o creencias, que de alguna forma condicionan su existencia. Solo desde esta posición de sospecha, de crítica, podrá el pensamiento presentarse como una actividad creadora y transformadora, como una afirmación incondicional de la vida. Nietzsche hace una crítica a la metafísica occidental tradicional y propone el vitalismo. Para él, la cultura occidental se asienta en la creencia establecida por Platón, reafirmada posteriormente por el cristianismo, de la existencia de dos mundos: el sensible y el de las ideas. Nietzsche defiende que solo existe el mundo sensible, que el mundo inteligible es la gran mentira de la tradición platónico-cristiana y que eso solo ha llevado a la minusvaloración del mundo sensible y a un desprecio de la vida de este mundo y de sus valores. Por ello anuncia la muerte de Dios.
Con la muerte de Dios se refiere al fin de los valores morales y las grandes verdades que se fundamentaban en la divinidad y el mundo sobrenatural. El nihilismo es el resultado de la muerte de Dios porque todos los preceptos antiguos desaparecen y no queda nada en que creer. Por ello, en la filosofía de Nietzsche aparece el nihilismo activo, que consiste en asumir la muerte de Dios y crear valores propios. Es necesario afrontar la vida como la única y auténtica realidad, recuperar el sentido de la tierra y volver a apreciar la vida como antes de la irrupción de la conciencia socrática y del idealismo platónico.
Voluntad de Poder y el Superhombre
Para ello da lugar a la voluntad de poder, que puede definirse como el deseo de superarse y de reinventar los valores. El individuo que guía su vida según la voluntad de poder es un hombre que no tiene en cuenta lo que los demás digan de él, se enfrenta a la vida asumiendo la realidad y procura vivir de una manera en la que si tuviera que vivir de nuevo infinidad de veces esa misma vida, sería feliz al hacerlo (la última idea es el eterno retorno). En este sentido nace el concepto de superhombre, que se refiere al hombre que ha dejado el rebaño donde vivía para ser seguro, independiente e individualista. En conclusión, se podría decir que Nietzsche considera que las creencias que tenemos vienen porque el pensamiento actual está condicionado por los pensamientos que se han impuesto a lo largo de la historia. Por ello arranca la máscara de la cultura occidental y defiende la idea de que el individuo debe afrontar el mundo sensible como la única y auténtica realidad existente siguiendo la voluntad de poder y siendo un superhombre.
Ética de Nietzsche
ÉTICA: Nietzsche partió como problema básico de la existencia del individuo desde el punto de vista de sus valores o creencias, que de alguna forma condicionan su existencia. Solo desde esta posición de sospecha, de crítica, podrá el pensamiento presentarse como una actividad creadora y transformadora, como una afirmación incondicional de la vida. Nietzsche hace una crítica a la moral platónico-cristiana y propone la moral de los señores. Para Nietzsche el principal error de la moral occidental es que va contra los instintos vitales y que promete un premio en un mundo espiritual que no existe. La moral tradicional es una moral en la que han triunfado los valores apolíneos (serenidad, racionalidad) y han sido derrotados los dionisíacos (impulsividad). Nietzsche niega los ideales apolíneos y reclama los dionisíacos. Nietzsche distingue dos tipos de moral: la de los esclavos y la de los señores.
Moral de los Esclavos vs Moral de los Señores
La moral de los esclavos es la de los débiles, la que se rige por la obediencia, la resignación, el control de los instintos, el sufrimiento, etc. Esta moral es la defendida por el cristianismo y considera malos todos los valores por los que se guía el hombre vitalista. Por otro lado tenemos la moral de los señores, que es la de los fuertes, los que realizan los valores de la vida y no se someten a ninguna voluntad que no sea la suya propia. La moral de los señores es la del superhombre, por lo tanto, para ser un superhombre y llegar a esta moral, el hombre tiene que pasar por tres estadios: el del camello, en el que el hombre soporta las cargas sin revelarse, el del león, en el que el hombre se rebela y comienza a imponer su propia voluntad, y el del niño, en el que el hombre ya es libre de todas las cargas, crea sus propios valores y solo busca la afirmación de sí mismo. Esta moral de los señores era la que imperaba en la Grecia presocrática antes de la irrupción de la conciencia socrática y del idealismo platónico. Y es esta moral a la que ha de volver el superhombre, realizando una transmutación de los valores para que vuelvan a considerarse buenos los valores del hombre vitalista frente a los valores de la moral de los esclavos. En conclusión, se podría decir que Nietzsche considera que las creencias que tenemos vienen porque el pensamiento actual está condicionado por los pensamientos que se han impuesto a lo largo de la historia. Por ello arranca la máscara de la cultura occidental y defiende la idea de que el individuo debe afrontar el mundo sensible como la única y auténtica realidad existente siguiendo la voluntad de poder y siendo un superhombre.