Filosofía de Santo Tomás de Aquino: Alma-Cuerpo, Fe y Razón, y las Cinco Vías

El Hombre y la Composición Alma-Cuerpo

Santo Tomás defiende que se da una unión sustancial entre el cuerpo y el alma. Sólo la unión de cuerpo (materia) y alma (forma sustancial) da lugar al ser que llamamos hombre. Del mismo modo que en Aristóteles, el alma única del hombre es lo que le proporciona todas sus operaciones vitales, vegetativas, sensitivas e intelectivas. El alma es el principio de vida, la forma sustancial, de todo ser vivo. Donde hay vida hay un alma que se corresponde con el tipo de vida del que se trate.

Ahora bien, hay un punto en el que Tomás de Aquino no sigue a Aristóteles: la inmortalidad del alma humana. Santo Tomás demuestra la inmortalidad del alma humana (racional) basándose en que el hombre ejercita actividades psíquicas que no dependen intrínsecamente de un órgano corporal (conocimiento inteligible). El alma racional es la única inmaterial, espiritual, incorruptible y subsistente. Por tanto, el alma humana racional es inmortal por naturaleza; sólo la acción aniquiladora de Dios podría poner fin a su existencia.

El alma subsistente, separada del cuerpo tras la muerte, no está en su condición natural y no es persona humana, estrictamente hablando, ya que la palabra ‘persona’ se refiere a toda la sustancia completa, unidad de alma (forma) y cuerpo (materia). De este modo, Santo Tomás se esfuerza en hacer compatibles la antropología aristotélica, la inmortalidad del alma y el dogma cristiano de la resurrección de la carne.

La Relación entre Fe y Razón

Santo Tomás, como cristiano, estaba convencido de que las verdades más importantes provenían de la Revelación. Así, fe y razón son dos vías distintas para alcanzar la verdad, pero sólo distintas, ni enfrentadas ni opuestas.

Según Tomás, existen verdades alcanzables únicamente por la razón natural, pues no han sido reveladas, como los conocimientos propios de las matemáticas, la física, la química… Por otro lado, existen verdades que el hombre no puede llegar a conocer por sí mismo, con el simple uso de su razón natural. A estas verdades, llamadas artículos de fe, solamente podemos llegar con el auxilio de la revelación divina. Es la fe la que nos permite alcanzar estos conocimientos, de entre los que podemos citar los misterios de la Encarnación o de la Trinidad.

Pero esto no es todo. El hombre está capacitado para, usando únicamente su razón natural, sin apoyo de la revelación, llegar a conocer ciertas verdades que han sido reveladas por Dios. Estas verdades reciben el nombre de “preámbulos” y su sentido reside en la importancia que tiene para la salvación de todos conocerlas. Por tanto, su revelación, por parte de Dios, resulta imprescindible.

Las relaciones entre la filosofía, ciencia racional, y la teología sobrenatural, ciencia fundada en la Revelación, son estas:

  • En teología la razón ayuda para la exposición, la defensa ante las objeciones y la aclaración, hasta donde sea posible, de los artículos de fe.
  • La teología desempeña el papel de norma o criterio negativo extrínseco del conocimiento racional. Si el fin buscado es conocer a Dios, que es la verdad, y quien propiamente puede ocuparse de ello es la teología, la filosofía debe dirigir sus esfuerzos a servir de ayuda a esta disciplina, quedando reducida su misión a la de “sierva de la teología”.

Las Cinco Vías de Santo Tomás para la Existencia de Dios

Santo Tomás de Aquino elaboró cinco argumentos para demostrar la existencia de Dios, conocidos como las”Cinco Vía”. Cada vía parte de una observación del mundo natural y, a través de un razonamiento lógico, llega a la conclusión de la existencia de Dios.

A continuación, se presenta una descripción de cada vía:

Esquema General de las Cinco Vías

  1. Punto de partida: todas y cada una de las vías parten de un hecho de experiencia, perfectamente observable, y que da nombre a cada vía.
  2. Primer grado de la vía: introduce el principio de causalidad.
  3. Segundo grado de la vía: consiste en mostrar la imposibilidad de las series infinitas, en las que un elemento dependa de otro, y éste de otro, y así indefinidamente; es necesario suponer un término o principio en la serie.
  4. Término final: Se concluye que esa causa primera es lo que universalmente se reconoce con el nombre de Dios.

Descripción Detallada de las Cinco Vías

1ª Vía: Por el Movimiento

(Tomada de Aristóteles). En el mundo hay cosas que se mueven. Todo lo que se mueve es movido por otro; y, por tanto, si lo que mueve a otro es movido a su vez, es necesario que a éste lo mueva un tercero, y así indefinidamente. Pero esta cadena no se puede dar indefinidamente, pues, así, no habría un primer motor y, por consiguiente, puesto que los motores intermedios (que a su vez son movidos) mueven tan sólo gracias al movimiento que reciben del primer motor, no habría motor alguno. Por tanto, hay que concluir necesariamente la existencia de un primer motor que no sea movido por nada; y éste es el que todos entienden por Dios.

2ª Vía: Por la Causalidad Eficiente

(Inspirada en Aristóteles y en Avicena). En el mundo podemos observar series de efectos y de causas que, a su vez, son producidas por otras, pues nada puede ser causa de sí mismo. Y, como tales series no pueden prolongarse de manera infinita, ya que, suprimida una causa, se suprime el efecto, y si no existiese una que fuese la primera, no podrían existir ni las intermedias ni la causa última, tenemos que concluir necesariamente que existe una primera causa eficiente; a la que todos llaman Dios.

3ª Vía: Por la Contingencia

(Elaborada por Maimónides). Encontramos en el mundo seres que pueden existir o no existir (seres contingentes). Pero es imposible que los seres de tal condición hayan existido siempre, ya que todo lo que tiene la posibilidad de no ser hubo un tiempo en que no fue. Y si todo tiene la posibilidad de no ser, hubo un tiempo en que nada existía; y si fuese así, tampoco ahora existiría cosa alguna, porque lo que no existe no empieza a existir más que en virtud de lo que ya existe. Y, como consecuencia, si hubo un momento en que nada existía, es imposible que empezase a existir cosa alguna y, ahora, no habría nada, lo que es a todas luces falso. Por tanto, se deduce que ha de existir un ser que sea…

4ª Vía: Por los Grados de Perfección

(De inspiración neoplatónica). La verdad, la bondad, la nobleza… no se hallan repartidas por igual en los distintos seres del mundo, sino que admiten diversidad de grados. Pero la gradación en las perfecciones implica relación a la perfección absoluta. De aquí se deduce que ha de existir el ser absolutamente perfecto, algo que es para todas las cosas causa de su ser, de su bondad y de todas sus perfecciones, y a este ser llamamos Dios.

5ª Vía: Por el Orden en el Mundo o de la Causa Final

Es un hecho que todo lo que actúa lo hace con un fin. Sabemos que los agentes dotados de conocimiento pueden perseguir sus fines conscientemente y vemos que las cosas que carecen de conocimiento, aún así, obran por un fin; y si estas obran por un fin no obran por azar sino intencionadamente. Ahora bien, es claro que lo que carece de conocimiento no tiende a un fin si no lo dirige alguien que entienda y conozca. Por tanto, ante el admirable orden que reina en el universo no podemos más que afirmar la existencia de un ser inteligente que dirige todas las cosas naturales a su fin. A este ser lo llamamos Dios.