Contexto Cultural
En el siglo XIII, la creación de las universidades fue un elemento cultural importante. Estas universidades surgieron a partir de escuelas catedralicias y se dividían en dos categorías: órdenes mendicantes y órdenes militares. Las órdenes mendicantes, como los franciscanos y los dominicos, surgieron en respuesta a la corrupción de la Iglesia y al crecimiento de las herejías sociales. Los franciscanos, fundados por Francisco de Asís, enfatizaron el testimonio de vida práctico en lugar de la teoría, mientras que los dominicos, fundados por Domingo de Guzmán, se centraron en combatir las herejías de forma teórica. Además, el arte gótico se desarrolló en el siglo XIII y se manifestó en pintura y escultura. El arte gótico representa una síntesis entre lo espiritual y lo natural, y en la catedral, esta síntesis se combina con lo eclesial y lo social.
Contexto Filosófico
En el siglo XIII, el panorama filosófico y teológico era muy variado. Se convivían diferentes corrientes de pensamiento, como la patrística cristiana, el escolasticismo y el averroísmo latino. Las figuras clave de esta época incluyen a Anselmo de Canterbury, Agustín de Hipona, Guillermo de Auvernia, Buenaventura, Roberto Grosseteste, Rogerio Bacon, Alberto Magno y Tomás de Aquino.
La tradición agustiniana se oponía al aristotelismo, pero existieron también escuelas que defendían el aristotelismo, como la Escuela de Chartres y la síntesis realizada por los dominicos. La síntesis de los dominicos intentaba ser respetuosa con la tradición patrística y agustiniana mientras se aproximaba al aristotelismo. En esta corriente, se encuentran autores como Alberto Magno y Tomás de Aquino.
Tomás de Aquino fue un autor destacado del siglo XIII, ya que intentó conciliar las diferencias entre las diversas tradiciones filosóficas y dogmas teológicos. Tomó elementos de Platón reelaborados por Agustín de Hipona, así como de Aristóteles reelaborados por los filósofos árabes y judíos. Además, se inspiró en los comentaristas griegos de Aristóteles, en las fuentes neoplatónicas, en los Padres de la Iglesia y en las obras contemporáneas.
La Ética
En la ética, Santo Tomás sostiene que, tras el pecado original, el hombre perdió dones sobrenaturales, pero su naturaleza solo quedó debilitada, no destruida. Esto implica que puede conocer y actuar virtuosamente sin intervención divina, aunque con más dificultad. Adopta una posición intermedia entre el agustinismo y el pelagianismo, afirmando que la gracia perfecciona, pero no anula la naturaleza, actuando a nivel intelectual y moral.
De la Ética a la Política
La ética tomista, al igual que la aristotélica, es teleológica, orientada hacia un fin supremo que es Dios. Santo Tomás destaca la importancia de la armonía con Dios para alcanzar la felicidad. Aunque abraza cierto intelectualismo, reconoce que se necesita una iluminación divina especial para la plenitud del conocimiento en la otra vida. El hombre virtuoso se guía por la ley natural, derivada de la ley eterna que proviene de Dios.
En política, un Estado es justo si sus leyes no contradicen las leyes naturales, subordinándose a la Iglesia en busca del fin sobrenatural del hombre. Aunque Santo Tomás reconoce cierta independencia del Estado, destaca que la ley positiva no puede contradecir la ley natural. Considera al hombre como un ser social y aboga por un gobierno monárquico con elementos aristocráticos y democráticos para evitar la tiranía y asegurar el bien común.
La Física: Necesidad y Contingencia
Santo Tomás, como pensador cristiano, sostiene la creación “ex nihilo” y rechaza la idea aristotélica de la eternidad del mundo. Afirma la trascendencia de Dios sobre el mundo y adopta la idea agustinista-neoplatónica de que los seres existen como “ideas” en la mente divina, causas ejemplares de los seres. A diferencia de Aristóteles y Averroes, quienes consideran todo en el mundo como necesario, Santo Tomás argumenta que sólo Dios es necesario, y los demás seres son contingentes, existiendo solo por la voluntad divina para preservar la omnipotencia de Dios.
La Ontología
Santo Tomás adopta el esquema hilemórfico de Aristóteles, pero añade un tercer elemento: la “esse” o existencia. Esto refuerza la necesidad de Dios frente a la contingencia de las criaturas, ya que solo en Dios la esencia y la existencia coinciden. Para Dios, existir es esencial, una cualidad intrínseca. Sin embargo, en otros seres, la existencia no es esencial, depende de la voluntad divina. Introducir este elemento subraya que los seres existen porque Dios lo quiere, no por una necesidad esencial propia, preservando así la omnipotencia divina.
La Teología: La Vía Demostrativa de la Existencia de Dios
Santo Tomás demuestra la existencia de Dios de cinco maneras en el campo de la teología natural, donde la razón humana puede alcanzar verdades reveladas. Aunque la afirmación “Dios existe” es autoevidente, Santo Tomás argumenta que la limitación del conocimiento humano a lo sensible requiere la demostración de la existencia de Dios. Utiliza cinco vías:
- Vía del movimiento: Todo movimiento tiene un primer motor inmóvil, que es Dios.
- Vía de las causas eficientes: Existe una causa incausada que es Dios.
- Vía de la contingencia: Debe existir un ser necesario que sea el principio de la cadena de seres contingentes, que es Dios.
- Vía de los grados de perfección: Dios es el ser perfecto que ha creado todo.
- Vía del orden: Dios es el fin supremo ordenador del universo.
Estas vías se basan en dos principios lógicos innatos para Santo Tomás: el principio de causalidad y la imposibilidad de una cadena infinita de causas.
Relación de Tomás de Aquino con Aristóteles
Tomás de Aquino y Aristóteles tienen una relación compleja en cuanto a sus ideas filosóficas, pero se pueden identificar puntos de contacto y diferencias significativas en diferentes áreas de la filosofía.
- Metafísica: Tomás de Aquino introduce una distinción entre el ser creado y el Creador, mientras que Aristóteles habla sobre el estudio del ser en general.
- Teoría de las causas: Tomás de Aquino añade al concepto de causa un sentido productivo, mientras que Aristóteles habla sobre las causas explicativas del cambio.
- Teoría del conocimiento: Ambos coinciden en que el conocimiento natural se obtiene a través de los sentidos, pero Aristóteles distingue entre dos tipos de entendimiento (paciente y agente), mientras que Tomás de Aquino no hace esa distinción.
- Ética: La ética aristotélica y tomista son teleológicas eudemonistas, ya que consideran que el bien supremo del hombre es alcanzar la felicidad, aunque Tomás de Aquino añade que la felicidad perfecta se encuentra en la visión de Dios.
- Sociabilidad: Ambos filósofos coinciden en que el ser humano es sociable por naturaleza, y analizan los distintos niveles de organización social, desde la familia hasta la polis.
Teoría del Conocimiento: Articulación Fe y Razón
La Teoría del Conocimiento de Tomás de Aquino destaca la articulación entre razón y fe. Señala que la razón y la revelación (fe) son fuentes distintas de conocimiento que se complementan. Santo Tomás defiende la existencia de verdades de fe accesibles por la razón en el campo de la Teología natural. Además, se explora el proceso del conocimiento, desde la experiencia hasta la abstracción de universales, destacando la idea de que el entendimiento humano se conoce mediante la adecuación a la realidad, pero existen aspectos incomprensibles, como la naturaleza divina y los ángeles.
El Hombre: Antropología
En la antropología, Santo Tomás sostiene que el hombre es una única sustancia con cuerpo y alma. A diferencia del desprecio neoplatónico, valora la parte corporal, considerando que el hombre auténtico es aquel con ambas dimensiones. Identifica el alma con el entendimiento agente, siendo inmortal. Así, preserva la individualidad y la inmortalidad del alma, conciliando la visión aristotélica con la doctrina cristiana.