Filosofía Moderna: Maquiavelo, Descartes y la Revolución del Pensamiento

Maquiavelo: El Príncipe y los Principados

En los primeros capítulos de El Príncipe, Maquiavelo analiza la naturaleza y las clases de principados, así como las condiciones para crearlos, consolidarlos y mantenerlos. Distingue dos tipos de estados, reflejo de su época: Repúblicas (gobiernos de mayorías) y Principados, y dentro de estos, hereditarios o nuevos (gobiernos del príncipe). Se diferencian tanto en su forma de gobierno como en su conservación. Dentro de los principados, Maquiavelo diferencia dos formas de gobierno: aquellos gobernados por un príncipe y sus siervos (por gracia y concesión) y los gobernados por un príncipe y nobles (herencia familiar). El primer tipo es más difícil de conquistar, pero más fácil de conservar.

Además, distingue cuatro formas de conseguir la jefatura del estado:

  • Por la virtud: entendida como la energía, la capacidad, el valor y el saber técnico con los que el príncipe organiza y orienta su acción hacia sus fines. Es a la vez decisión y prudencia.
  • Por la fortuna: factor externo básico de la acción humana que, como elemento imprevisible, dirige a hombres y pueblos, escogiendo a los impetuosos para realizar sus designios.
  • Por medio de acciones criminales, contrarias a la ley humana y divina. Si se llega a esto, es necesario que el príncipe dé libertad al pueblo.
  • Por favor de sus ciudadanos: la más complicada de alcanzar, pero la más estable.

Maquiavelo defiende la formación de un ejército propio, ya que para él, el objetivo de un príncipe es la guerra y su organización. El príncipe debe plantearse esto de dos formas: de obra y mentalmente. La organización del estado debe ser una de sus obligaciones. Un estado fuerte, gobernado por un príncipe astuto y sin escrúpulos morales, puede garantizar el orden social justo, aunque el hombre, sin ser bueno ni malo, tiende a obrar mal.

Descartes: El Concepto del Método

El racionalismo aparece en Francia en el siglo XVII. Se caracteriza por la aceptación de las matemáticas y la geometría como base para un conocimiento seguro. Descartes, introductor del racionalismo, fue educado en la filosofía escolástica, llena de prejuicios, por lo que vio necesario reconstruir el sistema del conocimiento desde la razón. Las características principales del racionalismo son:

  • La razón como única fuente del conocimiento.
  • La evidencia racional.
  • La matemática como modelo de saber.
  • La importancia de un método para el progreso del conocimiento.

Descartes busca un método para alcanzar verdades absolutas y que ayude a la filosofía a avanzar en el camino de la ciencia. Se inspira en el método de la geometría y la matemática, que lleva a ideas evidentes, ideas que se presentan a la mente de manera clara y distinta. Para Descartes, el método es una serie de reglas ciertas y fáciles, que, si se observan con exactitud, permiten no tomar nunca algo falso por verdadero, sin gasto de esfuerzo mental. Existen dos formas de pensamiento: intuición y deducción. El método cartesiano tiene cuatro reglas:

  1. Regla de la evidencia: evitar la precipitación y no admitir ninguna idea que no sea evidente. La primera certeza es el pensar, que deduce el existir. Para llegar a esta certeza, se usa la duda metódica.
  2. Regla del análisis: dividir en las partes más simples posibles aquello que se está pensando.
  3. Regla de la deducción: ascender en el conocimiento desde las ideas más simples a las más complejas.
  4. Regla de la enumeración: examinar los pasos anteriores para no cometer equivocaciones.

La primera certeza, imposible de dudar, es el pensamiento, y a partir de ella, Descartes cree poder descubrir el resto de conocimientos. Esta certeza es una idea innata. Para llegar a ella, se necesita la duda metódica, que se caracteriza por:

  • Ser exigida por el propio método cartesiano.
  • Ser hipotética: Descartes finge las razones para la duda, buscando superarlas.
  • Ser universal: debe aplicarse a cualquier problema.

Se debe dudar de las razones porque: a veces los sentidos engañan, se puede pensar en un dios engañador, y se debe dudar de algunas ideas erróneas. Descartes plantea la duda como necesidad del método: “debe rechazar como falso todo aquello que puede imaginar con la menor duda”, para llegar a la certeza. Este es el primer principio de su filosofía.

Descartes: Las Ideas y las Tres Sustancias

Todo lo que se encuentra en el pensamiento es una idea. Hay tres tipos:

  • Ideas innatas: provienen de la razón y se descubren gracias a la intuición.
  • Ideas ficticias: provienen de la imaginación y la voluntad.
  • Ideas adventicias: provienen de la experiencia. Ayudan a crear nuevas ideas gracias a la deducción.

Las ideas innatas son tres: el yo (intuición), la idea de Dios y la idea del mundo.

Las tres sustancias son:

  • Sustancia pensante: yo pienso. Se concibe en el pensamiento.
  • Sustancia infinita: Dios. La perfección le hace ser lo que es.
  • Sustancia extensa: mundo. Su característica es la extensión.

El hombre es sustancia extensa y sustancia pensante, aunque separadas, hay relación entre ellas. En las sustancias extensas hay dos cualidades: las primarias (extensión, movimiento…) que pertenecen a las cosas, y las secundarias (color, olor…), que no pertenecen a las cosas, sino que son las cualidades que afectan al sujeto a partir de sus sentidos. Dios garantiza la existencia de las sustancias. Descartes demuestra a Dios a partir del pensamiento del yo, con un argumento ontológico y tres pruebas: la idea de un ser perfecto en el pensamiento, la independencia del ser, y el argumento ontológico.

Panorama de la Filosofía Moderna

Tras la Edad Media, surge la modernidad. El desarrollo del humanismo y la filosofía renacentista, junto con la revolución copernicana y el desarrollo de la nueva ciencia, provocaron el derrumbe de la escolástica, ya en crisis. La filosofía sale de los monasterios y vuelve a la ciudad, fundada en la investigación en lugar del comentario, y de la tutela de la fe a la independencia de la razón. La filosofía moderna centra su investigación en el problema del conocimiento, punto de partida de cualquier reflexión filosófica. Esta etapa comienza en el siglo XIV con el Renacimiento. Se distinguen distintos periodos: Renacimiento, ciencia moderna, racionalismo, empirismo e Ilustración. Figuras clave son: Maquiavelo, Galileo, Descartes, Spinoza, Locke, Hume, Rousseau y Kant.

Con el humanismo, se empieza a valorar al hombre y sus capacidades, pasando de la monarquía autoritaria a la absoluta. El Renacimiento (siglos XV y XVI) es la transición de la filosofía medieval a la moderna. Se da la unificación de los estados, el descubrimiento de América, y la Reforma protestante rompe la unidad religiosa. Empieza a gestarse la burguesía. Todo esto provoca la ruptura con la escolástica, y el centro del pensamiento es el hombre.

En el siglo XVII se produce una crisis de la razón, y Descartes intenta reconstruir la filosofía y la ciencia con el racionalismo. Sus características son la concepción de la razón como única fuente de conocimiento verdadero, tanto en política como en moral. Los principios fundamentales son que las ideas son innatas al entendimiento, y a partir de estas, se puede obtener un conocimiento de la realidad usando el método deductivo. Spinoza fue similar, pero se centró en la política.

En el siglo XVIII, como respuesta al racionalismo, surge el empirismo, que desecha las ideas innatas y la razón como fuente de conocimiento. El origen del conocimiento está en la experiencia, y todo conocimiento adquirido por la razón ha tenido que pasar antes por la experiencia sensible. El empirismo hace de las ciencias empíricas el modelo del pensar filosófico, al contrario que el racionalismo. Sus principales representantes son Locke, Berkeley, Hume y Hobbes. Hume afirma, como el resto, que la experiencia sensible es la única fuente de conocimiento.

Al mismo tiempo que el empirismo, surge la Ilustración, que se centra en la razón e intenta disipar las dudas del hombre a través de ella. Destaca Kant, junto con Locke y Rousseau. Se plantea que la razón no está reñida con la sensibilidad, haciendo una fusión del empirismo y el racionalismo.