¿Cómo defiende Mill que la utilidad de la acción es el fundamento de la moral?
1. Justificación de los principios morales
Para Mill, a diferencia de Kant, los principios morales no admiten una justificación racional. Sin embargo, al igual que Hume, considera que estos principios quedan justificados si concuerdan con los deseos humanos. El ser humano, desarrollado moralmente, desea la felicidad; por lo tanto, la felicidad es deseable.
2. El utilitarismo y el principio de la mayor felicidad
El utilitarismo establece como fundamento de la moral la Utilidad o el Principio de la mayor Felicidad (máxima felicidad para el mayor número de personas). Por felicidad entiende el placer y la ausencia de dolor, y por infelicidad, el dolor y la falta de placer. Sostiene que las acciones son correctas en la medida en que tienden a promover la felicidad. Así pues, todo lo deseable lo será por su placer inherente o por ser un medio para la promoción del placer y la evitación del dolor.
3. Facultades humanas y la gratificación
Ante la acusación de que una vida sujeta a este criterio moral sería propia de los cerdos, Mill responde que los seres humanos poseen facultades más elevadas que los apetitos animales, y una vez que son conscientes de su existencia, no consideran como felicidad nada que no incluya la gratificación de estas facultades.
4. Placeres mentales vs. placeres corporales
Los utilitaristas, como Bentham, habían basado la superioridad de los placeres mentales sobre los corporales en sus ventajas circunstanciales —permanencia, seguridad y facilidad de adquisición— más que en su naturaleza intrínseca.
5. Diferencia cualitativa entre placeres
Para Mill, que sigue a Epicuro, la diferencia es más cualitativa que cuantitativa: entre dos placeres, si hay uno al que todos, o casi todos los que han experimentado ambos, conceden una decidida preferencia –y que aun sabiendo que va acompañado de mayor cantidad de molestias no lo cambiarían por cantidad alguna de otro placer que pudieran experimentar–, ese es el placer más deseable.
6. El sentimiento de dignidad
¿Por qué? Por un sentimiento de dignidad que poseen todos los seres humanos en uno u otro grado y que guarda cierta correlación con sus facultades más elevadas.
Defensa del principio de utilidad frente a las críticas
Veamos cómo Mill defiende, frente a las críticas que formularemos a modo de preguntas, que el principio de utilidad o de la mayor felicidad es el fundamento de la moral.
- Ser moral no limita al ser humano para ser feliz. Es mejor ser un ser humano insatisfecho que un cerdo satisfecho, mejor un Sócrates insatisfecho que un necio satisfecho. Esto quiere decir que es mejor no dejarse llevar por el placer y seguir siendo humano que complacerse y ser un cerdo.
- Algunos individuos eligen placeres inferiores porque no tienen o han perdido la capacidad de disfrute de los superiores.
- Puede que la felicidad sea inalcanzable, pero el criterio utilitarista no busca sólo la felicidad, sino que sirve para prevenir y mitigar la infelicidad.
- Se puede prescindir de la felicidad individual involuntariamente o sacrificándose para lograr la felicidad general.
- No es una exigencia excesiva porque en la búsqueda de la felicidad general se encuentra la propia.
- No es un principio ateo porque Dios desea la felicidad de la humanidad.
- No es un principio que requiere tiempo para su aplicación concreta, sino que contamos con la experiencia acumulada por la humanidad sobre lo útil.
- No nos puede llevar el principio de la utilidad en su aplicación concreta a la inmoralidad porque lo verdaderamente útil no puede ser inmoral y cabe la posibilidad de excepciones en la aplicación de las reglas morales. Aunque sea difícil en ocasiones la aplicación del criterio, siempre será mejor que carecer de él, dando lugar a la más absoluta parcialidad.
- Tiene la misma fuerza vinculante el principio de utilidad o de felicidad general como cualquier otro: la de esperar conseguir el favor y evitar el rechazo de nuestros semejantes o el de Dios; esperar obtener el placer y evitar el dolor que se derivan de seguir o violar los dictados de nuestra conciencia, de un sentimiento presente en nuestro espíritu.
- Prueba del principio de utilidad o de la mayor felicidad general como fundamento y criterio moral. La felicidad es deseable porque todos la desean. La felicidad es el mayor bien, el fin último de toda acción –porque todo lo demás es deseado como medio de lograrla– y si la felicidad individual es el mayor bien para cada uno y la felicidad general es el mayor bien para todos, la felicidad general será deseable porque todos la desean.
- La felicidad general es el único criterio moral. Todo lo demás es un medio. La virtud es deseable como medio para alcanzar la felicidad, pero por asociación con ella pasa a formar parte del fin y es entonces, y no antes, cuando se desea por sí misma. Por otra parte, si en ocasiones parece que existe un criterio moral distinto al de la búsqueda de placer y huida del dolor, es sólo por causa del hábito.
- Ahora no deseamos la felicidad general porque nos encontramos en un estadio relativamente primitivo del desarrollo humano en el que sólo una minoría de personas con un sentimiento social desarrollado no consideran a sus semejantes como rivales a los que derrotar para alcanzar la felicidad. Pero, este sentimiento de unidad se acrecentará ante el progreso incesante del espíritu humano hasta que no se piense o desee nada que beneficie a un individuo particularmente que no incluya los beneficios de los demás.