Introducción a la Filosofía Platónica: Innatismo y Preexistencia
La filosofía platónica se basa en el conocido innatismo: la preexistencia tanto de las almas como de las Ideas que posteriormente serán explicadas. Ambas preexisten en un lugar que Platón llama *topos uranos* o lugar supraceleste.
El Demiurgo: Ordenador del Universo
El Dios de Platón, el Demiurgo, será el artífice celeste, la inteligencia ordenadora del universo, que hizo que las Ideas y las almas se combinasen con la materia en una suerte de *accidente*, olvidando su naturaleza original. Para Platón, Dios es la medida de todas las cosas (y no el hombre), aunque reconoce su dificultad para conocer el procedimiento o naturaleza de la divinidad. Esta divinidad se manifiesta en las Ideas (sobre todo la del Bien), en el Demiurgo (entendido como Alma Cósmica) y en las almas inmortales. Platón es el primero que establece la necesidad de un primer principio que, desde fuera, sea responsable del orden de todas las cosas. En ningún caso para Platón la función del Dios es crear *ex nihilo*, sino ordenar, organizar, mezclar y combinar la materia preexistente conforme al modelo de las Ideas.
El objetivo del Demiurgo es configurar el mejor mundo posible, cuya esencia se sintetiza en la Idea del Bien. Esta no es como todas las demás Ideas, sino un principio activo de ser y de verdad.
La Naturaleza del Alma en Platón
Volviendo a las almas y a su *accidente* (su unión con el cuerpo), estas se ven unidas accidentalmente a un cuerpo. La inmaterialidad e inmortalidad de las almas se combinan así con el cuerpo, que es material y mortal. Por lo tanto, el alma busca continuamente la purificación para liberarse de las ataduras corporales.
Composición Tripartita del Alma
El alma tiene una composición triple, cuyas partes se manifiestan de forma distinta tras la unión con el cuerpo:
- Alma Racional o Inteligible: Es entendimiento, conocimiento, raciocinio. Predomina en sabios y filósofos. Su virtud es la sabiduría o prudencia (*phrónesis*). Platón la sitúa en la cabeza.
- Alma Irascible: Es sentimiento, impulso, voluntad y afecto. Incluye las aspiraciones de dominio y poder. Predomina en los guerreros y guardianes. Su virtud es la fortaleza o valor (*andreía*). Platón la sitúa en el pecho (corazón).
- Alma Concupiscible o Apetitiva: Es impulso pasional, deseos corporales y placeres. Es propia de artesanos y productores. Su virtud es la templanza (*sophrosyne*). Platón la sitúa en el vientre o bajo vientre.
Estas tres partes del alma se encuentran originalmente en el mundo inteligible, supraterrenal, perfecto, lo verdadero, lo real.
Las Virtudes Cardinales y la Justicia
Las virtudes son las excelencias en cualquier orden de actividad. Concretamente, para Platón, son las excelencias del alma, es decir, hábitos que impulsan a actuar y obrar con la mayor perfección posible. Platón establece las virtudes básicas, también conocidas como cardinales:
- Sabiduría (Prudencia): Hacer lo conveniente, propia del alma racional.
- Fortaleza (Valor): Sobreponerse a la adversidad y al dolor, propia del alma irascible.
- Templanza (Moderación): Dominio de uno mismo y de las pasiones, propia del alma concupiscible, aunque debe extenderse a las otras partes.
La virtud general que une y armoniza a todas las demás, asignándole a cada parte del alma su función adecuada, es la Justicia (*dikaiosyne*), considerada como el resultado del funcionamiento armónico de todas las virtudes bajo el gobierno de la razón.
La Teoría de las Ideas
Existen, además de las almas espirituales e inmateriales, las Ideas (o Formas), de iguales características: eternas, inmutables, inmateriales, inteligibles. El alma ya conoce las Ideas, pero en el *accidente* de la encarnación las olvida. Sin embargo, posee la capacidad innata de encontrar en sí misma las Ideas perfectas, regidas por axiomas y principios matemáticos.
Características de las Ideas
Las Ideas se caracterizan por ser:
- Universales: Son modelos únicos para una multiplicidad de cosas sensibles.
- Trascendentales: Existen en un mundo separado (*Mundo Inteligible*), más allá del mundo físico.
- Inmutables y Eternas: No cambian ni perecen.
- Inteligibles: Solo pueden ser captadas por la razón, no por los sentidos.
- Causas y Modelos: Son la verdadera causa del ser y la esencia de las cosas sensibles, que son meras copias imperfectas.
Las cosas sensibles participan de las Ideas o las imitan. La parte concreta que imita lo universal nos hace recordar la Idea correspondiente. Las Ideas son núcleos de sentido ideales; es decir, una Idea se relaciona con una palabra o concepto, dándole sentido a la misma.
El Mundo Sensible y el Mundo Inteligible
El mundo al que descienden las almas, encarnadas en un cuerpo y olvidando los conceptos de las Ideas, es el llamado Mundo Sensible. Es un mundo de cosas materiales, singulares, aparentes; un mundo sin una realidad absoluta, donde reina el cambio constante (devenir), el relativismo y la opinión (*doxa*).
En contraste, se encuentra el Mundo Inteligible, el mundo de las Ideas, que es el mundo verdaderamente real, eterno e inmutable, accesible solo a través de la razón.
El Conocimiento como Reminiscencia
Cuando las almas se encuentran en el Mundo Sensible, su amnesia temporal no les permite recordar directamente el Mundo de las Ideas. Sin embargo, la naturaleza espiritual y racional del alma consiste en sacar de sí misma lo que es de su misma naturaleza: Ideas, ideales y principios lógico-matemáticos. No existe en el mundo sensible una sola Idea sin una realidad sensible material que la suscite o recuerde.
Las cosas sensibles son recordatorios, con el fin de que el alma encuentre la Idea correspondiente. El alma se encarna en el cuerpo, olvidando las Ideas, y tiene que recordarlas. De ahí el término reminiscencia o anámnesis (volver a recordar lo aprendido anteriormente), afirmando Platón que conocer es recordar.
La Dialéctica Ascendente: Grados del Conocimiento
Para que el alma encuentre en sí misma las Ideas, Platón propone una dialéctica ascendente, dividida en dos estadios principales de conocimiento:
Primer Estadio: Conocimiento Sensible (Opinión – *Doxa*)
Perteneciente al Mundo Sensible, es la opinión, el conocimiento y percepción del cambiante mundo sensible de las cosas materiales, que son reflejos de las Ideas. Está dividido en dos grados:
- Imaginación (Eikasia): Son el conocimiento más imperfecto; ni siquiera vemos el objeto, solo su sombra o imagen.
- Creencia (Pistis): Es la visión directa y sensible de los objetos materiales, que sigue siendo relativa y cambiante.
La opinión es la garantía de la máxima ‘el hombre es la medida de todas las cosas’, tan condenada por Platón, ya que se aporta una opinión o creencia cuando se piensa que no estamos en posesión de la Verdad absoluta. Ofrecer una opinión es dar tu verdad, y no la Verdad, situada en el Mundo Inteligible.
Segundo Estadio: Conocimiento Inteligible (Ciencia – *Episteme*)
Significa prescindir de la materialidad de una visión sensible y trabajar únicamente con el entendimiento en dos niveles:
- Conocimiento Discursivo (Dianoia): Se alcanza por conceptos, leyes o principios abstractos, como los de las matemáticas. Existe razonamiento deductivo a partir de hipótesis.
- Conocimiento Intuitivo o Dialéctico (Noesis): Es la captación directa e inmediata de las Ideas, especialmente la Idea del Bien. No hay necesidad de razonar a partir de hipótesis; se percibe con plena clarividencia lo que son las cosas en sí mismas. Para Platón, este conocimiento puro es difícilmente alcanzable en vida y solo se lograría plenamente en el momento de la muerte, cuando el alma se libera de las limitaciones corporales.
Nadie alcanza el conocimiento inteligible o científico sin pasar previamente por el sensible.
La Importancia de la Educación (*Paideia*)
La reminiscencia, por tanto, no tiene nada de espontáneo. Las Ideas solo aparecen tras una ardua tarea de educación y aprendizaje. (Nadie recuerda lo que no se aprende).
Es por eso que Platón incide mucho en la necesidad de la educación, que exige el ser humano por naturaleza. Aquellos que no tienen educación solo ven las cosas sensibles: dan por reales sus conjeturas y las sombras de la caverna. Únicamente la educación hará posible superar la perturbadora confusión inicial y ascender hacia la verdad.
Platón y los sofistas coinciden en que el ser humano debe ser llevado a un orden más elevado (intelectual, moral y social) que el obtenido simplemente al nacer.
Tipos de Educación según Platón
Según Platón, hay cuatro tipos o fases principales de educación:
- Educación Física y Musical: Incluye gimnasia (más esfuerzo y valentía) y música (para el alma, incluyendo artes, poesía, lectura, escritura…). Busca la armonía.
- Educación Científica: Basada en las matemáticas (aritmética, geometría, estereometría), astronomía y armonía. Prepara la mente para la abstracción.
- Educación Filosófica: Centrada en la dialéctica, el cultivo y la contemplación de las Ideas.
- Educación Moral: Impregna todo el proceso educativo, buscando la virtud en toda el alma.
La Idea del Bien: Cúspide del Mundo Inteligible
El Bien ilumina el alma inteligible como el sol ilumina los objetos sensibles. Gobierna el alma para que esta pueda aplicar las Ideas con acierto hacia las cosas sensibles. El Bien es la cúspide de la jerarquía de las Ideas: la Idea suprema. Existe únicamente para quienes tienen la voluntad de buscarla; el que la busca, la encuentra. El Bien es la garantía de obrar con sabiduría tanto en lo privado como en lo público.
Filosofía Política: El Estado Ideal Platónico
Para finalizar, hay que mencionar la preocupación y finalidad política de su filosofía, proponiendo una serie de exigencias para un Estado justo y bien gobernado:
- Los ciudadanos desempeñan los cargos y funciones de acuerdo con la parte del alma que predomine en ellos y su educación.
- Hay tres clases sociales principales, análogas a las partes del alma:
- Gobernantes-Filósofos: Predomina el alma racional, su virtud es la sabiduría.
- Guardianes (Guerreros): Predomina el alma irascible, su virtud es la fortaleza.
- Productores (Artesanos, Comerciantes, Campesinos): Predomina el alma concupiscible, su virtud es la templanza.
- La justicia en el Estado se encuentra cuando cada clase social cumple adecuadamente su función específica, sin interferir en las de las demás, bajo la dirección de los gobernantes filósofos.
- Las leyes deben basarse en las Ideas o principios universales y racionales, buscando el bien común.
- La educación, controlada por el Estado, se dirige a formar el alma de los ciudadanos para que ocupen el lugar que les corresponde.
El Rey Filósofo
El mejor régimen de gobierno es la aristocracia (gobierno de los mejores), idealmente dirigido por un Rey Filósofo o un grupo de filósofos. Según Platón, el filósofo debe gobernar el Estado porque ha cultivado la virtud de la sabiduría y ha logrado alcanzar el conocimiento del Mundo Inteligible y, especialmente, de la Idea del Bien.
No se puede gobernar bien si no se tiene conocimiento de la Idea del Bien.