Filosofía Antigua
La filosofía comenzó en Grecia en el siglo VI a. C. cuando se cuestionaron las creencias mitológicas y se comenzó a aspirar a un conocimiento basado en la razón. Los primeros filósofos reflexionaron sobre la naturaleza y todos se plantearon la misma pregunta: ¿Cuál es el principio de todas las cosas? Según estos filósofos, la naturaleza tenía que haber tenido un principio.
A pesar de no haber dejado ninguna obra escrita, Sócrates (470-399 a. C.) está considerado uno de los filósofos más importantes de la historia. Este pensador impulsó un giro antropológico en la historia. En lugar de reflexionar sobre la naturaleza, reflexionó acerca de los humanos y sus problemas.
Platón (427-347 a. C.) fue discípulo de Sócrates y, para conmemorarlo, escribió diálogos en los que este era el protagonista. Aspiraba a superar el relativismo que defendían los sofistas.
Aristóteles (384-322 a. C.) fue discípulo de Platón. Según este filósofo, en todo ser puede distinguirse una materia y una forma, que es aquello que comparten los seres vivos.
Filosofía Medieval
En la Edad Media, la filosofía se puso al servicio de la teología. Los pensadores cristianos, judíos y musulmanes se sirvieron de esta disciplina para hacer comprensibles sus respectivas creencias religiosas y sintetizaron su fe con las ideas procedentes principalmente de Platón y Aristóteles. Los problemas que se plantearon los autores escolásticos fueron, por ejemplo, si los conceptos universales existían o no fuera de la mente.
Los dos filósofos más destacados de la época fueron Agustín de Hipona y Tomás de Aquino.
Agustín de Hipona (354-430) se inspiró principalmente en Platón. Su pensamiento filosófico se centró en hacer comprensibles los dogmas cristianos referidos a Dios y al alma humana.
Tomás de Aquino (1224-1274) está considerado el teólogo más importante del cristianismo. Destaca por incorporar la herencia filosófica aristotélica al cristianismo. Este pensador estaba convencido de que existen razones para creer en todos los dogmas de fe. Encontró cinco argumentos, a los que llamó vías, para demostrar que Dios existe necesariamente. Por ejemplo, argumentó que todo lo que nos rodea es contingente, es decir, existe, pero podría no existir. Si no existiera un ser necesario, no existiría nada, de modo que tiene que haber un ser necesario que no puede no existir, que se identifica con Dios.
Simultáneamente a la filosofía cristiana, surgieron una filosofía árabe y judía.
Filosofía Moderna
Uno de los filósofos más destacados de este periodo fue René Descartes (1596-1650), fundador del racionalismo. Descartes aseguró que había que dudar de los saberes heredados de la tradición y defendió que la razón humana permite alcanzar todo el conocimiento. Para él, en el universo, todo, incluido el cuerpo humano, funcionaba de una manera mecánica y, por tanto, comprensible para la razón humana. Concibió al ser humano de forma dualista, formado por un cuerpo y un alma. En el alma es donde reside la voluntad y el libre albedrío.
En el siglo XVII surgieron dos grandes corrientes filosóficas:
Racionalismo
Defiende la existencia de ideas innatas y considera que el conocimiento que proporcionan los sentidos no es fiable. Entre los filósofos racionalistas destacan, además de René Descartes, Gottfried Leibniz (1646-1716) y Baruch Spinoza (1632-1677).
Empirismo
A diferencia del racionalismo, esta corriente afirma que las ideas proceden de los sentidos y de la experiencia. También propuso la separación de poderes.
En el siglo XVIII se desarrolló el movimiento de la Ilustración. Se caracteriza por la confianza en la razón y la defensa de la libertad de pensamiento. Entre sus principales representantes destacan Voltaire y Rousseau.
El filósofo Immanuel Kant (1724-1804) elaboró su pensamiento, el criticismo, tomando ideas de ambas corrientes. Comparte con los racionalistas la concepción de que no todo conocimiento procede de los sentidos, y con los empiristas la idea de que sin la información de los sentidos no hay conocimiento. Kant defendía unas ideas morales según las cuales el ser humano tiene que ser tomado como un fin en sí mismo, jamás como un medio.
Anne-Louise Germaine Necker (1766-1817), conocida como Madame de Staël, está considerada como la madre espiritual de la Europa moderna por la primacía intelectual cuyo compromiso trascendió de su propio país. Divulgó las ideas de Rousseau e introdujo el pensamiento de Kant en Francia.
Filosofía Contemporánea
Esta época está marcada por pensadores como Friedrich Hegel (1770-1831), que creó uno de los últimos grandes sistemas filosóficos de la historia, y el positivismo de Auguste Comte (1798-1857), para quien solo aquellas ideas que se refieren a hechos observables tienen sentido. Este siglo también estuvo marcado por la presencia de tres críticos de la cultura occidental: Karl Marx, Friedrich Nietzsche y Sigmund Freud, a los que se los conoce como filósofos de la sospecha.
Karl Marx (1818-1883) quiso explicar en qué consistía la sociedad capitalista de su tiempo y de qué manera se había desarrollado la historia humana. Pretendía incorporar a la filosofía una práctica revolucionaria para transformar la realidad económica, política y social. Marx consideraba que los filósofos se habían limitado a interpretar el mundo de distintos modos, pero de lo que se trataba era de transformarlo. Interpretó el desarrollo histórico de la humanidad en clave exclusivamente materialista, explicando que las transformaciones sociales son cambios en las relaciones de producción de los bienes materiales. Las contradicciones inherentes a la sociedad provocan enfrentamientos que acaban promoviendo transformaciones sociales en todos los niveles.
Sigmund Freud (1856-1939) fue el descubridor del inconsciente. Para Freud, la mente humana es semejante a un iceberg, donde la parte visible, que se corresponde con el elemento consciente, es el aspecto de menor rango si se compara con la parte invisible, identificada con el inconsciente. En el inconsciente se encuentra la clave que permite explicar y entender la conducta humana y muchos de los trastornos psíquicos como la neurosis. Freud ideó una terapia que pretendía curar dichas neurosis haciendo que los traumas emergieran a la conciencia. Para explorar el inconsciente, Freud desarrolló un método, llamado psicoanálisis, basado en la asociación libre, por el que el terapeuta permite al paciente enlazar palabras hasta que en un momento dado emerge el conflicto que se mantenía oculto.