Idealismo Trascendental de Kant: Claves y Conceptos Fundamentales

Prólogo a la Crítica de la Razón Pura: Un Resumen del Idealismo Trascendental Kantiano

Este texto pertenece al prólogo a la 2ª edición de “Crítica de la Razón Pura” escrita por Kant en 1787, y que constituye un magnífico resumen de las principales tesis del idealismo trascendental kantiano. En este prólogo, Kant expone los aspectos fundamentales de su crítica del uso especulativo de la razón, cuyo poder y límites desea determinar.

Las Tres Preguntas Fundamentales de Kant

Para Kant, la cuestión del conocimiento, ¿Qué puedo hacer?, es una de las tres grandes preguntas de su filosofía, junto al ¿Qué debo hacer? y ¿Qué me está permitido esperar? Todas estas preguntas se resumen en ¿Qué es el hombre? A la que Kant responde: conocimiento, acción y esperanza.

La Metafísica como Ciencia: El Método Crítico

Para intentar responder a estas preguntas, Kant va a emplear un método crítico mediante el cual la razón se examina a sí misma para averiguar sus usos y sus limitaciones. En el uso teórico de la razón, va a determinar si la metafísica es posible como ciencia, estudiando el conocimiento científico. Kant concluye que esto es lógico y la ciencia progresa, por lo tanto, la ciencia es posible porque se dan dos condiciones: las empíricas (a posteriori) y las a priori o trascendentales. Las empíricas provienen de la experiencia, mientras que las trascendentales son universales, comunes a todo y necesarias, esto se comprende en espacio y tiempo.

Los Juicios: Analíticos y Sintéticos

Una vez sabemos de qué condiciones se trata, Kant plantea cómo es posible investigarlas y para ello recurre a los juicios. Hay dos clases de juicios: los analíticos y los sintéticos. Los analíticos son a priori, universales y necesarios, mientras que los sintéticos son particulares, a posteriori, extensivos y aumentan el conocimiento. Además, Kant afirma que se dan en las matemáticas y en la física, y son los que hacen progresar la ciencia.

Sensibilidad, Entendimiento y Razón: El Giro Copernicano

Esto quiere decir que, aunque todo el conocimiento comienza con la experiencia, no todo procede de ella. Hay además una serie de formas a priori que tiene el sujeto que conoce. Esta interpretación del conocimiento, que sintetiza empirismo y racionalismo, se denomina idealismo trascendental y es la base del giro copernicano-kantiano. El autor sostiene que lo decisivo en el conocimiento es la mente del sujeto, que es la que organiza los datos de los sentidos.

La pretensión de Kant es cómo el sujeto construye el conocimiento, llegando a la conclusión de que se parte de la sensibilidad, pasando por el entendimiento para llegar a la razón. Cada una de las partes se va a corresponder con una parte del libro: sensibilidad es la estética, entendimiento es la analítica y razón con la dialéctica.

Estética Trascendental

Desde aquí, Kant llega a la conclusión de que los objetos son dados a través de las formas a priori de la sensibilidad y estudia los juicios científicos a priori. Esto lo hace la estética trascendental.

Analítica Trascendental

Luego está la analítica trascendental, que dice que los objetos son pensados y que la labor propia del entendimiento es comprender a través de los conceptos puros llamados categorías. La principal de estas categorías es la sustancia. Esto nos permite entender la naturaleza como un sistema de fenómenos conectados según leyes necesarias. Estudian los juicios a priori de física.

Dialéctica Trascendental

De esta manera, el producto de la síntesis sensibilidad-entendimiento es el conocimiento de los fenómenos de la realidad. Pero para Kant también existen los noúmenos, que no pueden conocerse, solo pensarse. Son las cosas en sí y constituyen el límite de nuestro conocimiento, ya que pensamos cosas que están más allá de los sentidos. Kant distingue tres: mundo, alma y dios.

La Ética Kantiana: El Deber y el Imperativo Categórico

Es por esto que se va a ocupar de la razón, esta intenta encontrar juicios cada vez más generales a través de las tres ideas que marcan el límite del conocimiento.

Por lo tanto, Kant responde de manera negativa a la pregunta de la metafísica como ciencia en la dialéctica trascendental. Sin embargo, dichas ideas desempeñan un importante papel en la ética, que se identifica no con la razón sino con el conocimiento práctico de la razón y que intentará responder a la pregunta ¿Qué debo hacer?

Kant va a abordar el uso práctico de la razón en “Fundamentación de la metafísica de las costumbres”. En ella va a analizar el principio supremo de la moralidad y para ello primero hace una crítica a las éticas anteriores, heterónomas, materiales, empíricas, a posteriori, hipotéticas. Después de esto va a aclarar los principios de su ética, que es formal, autónoma, a priori, universal y categórica. De esta manera, Kant va a considerar el ideal moral como algo distinto a la felicidad, es un deber, una exigencia para Kant.

Acciones e Imperativo Categórico

Para que Kant considere que una acción es buena, tiene que ser de buena voluntad. Kant distingue tres tipos de acciones: por deber, contrarias al deber y conformes al deber. Y estas además se ejecutan por respeto al imperativo categórico, mientras que una acción conforme al deber sigue el imperativo hipotético, es decir, está condicionada a la obtención de un fin.

Máximas y la Dignidad Humana

Así pues, la exigencia de obrar moralmente se expresa siguiendo el imperativo categórico, autónomo y universal, que a su vez está ligado con las máximas de universalidad: “obra de tal modo que uses la humanidad siempre como un fin, nunca como un medio”. Por eso, para Kant, solamente el hombre es un fin en sí mismo, pues tiene dignidad.

Postulados de la Razón Práctica

Finalmente, su ética culmina con los tres postulados de la razón práctica: libertad, inmortalidad del alma y existencia de dios.

El imperativo categórico implica la libertad del sujeto, ya que solo alguien autónomo puede darse a sí mismo una ley moral. “La razón nos obliga a aspirar a la virtud, y esta percepción es inalcanzable, por lo tanto, va a necesitar un proceso finito”. Debe existir un ser supremo autor del mundo físico y moral que garantice la unión perfecta entre virtud y felicidad. Por lo tanto, estos tres postulados muestran qué puede esperar el hombre y el verdadero significado de las ideas de la razón.