Virtud y saber: el intelectualismo moral o ético. Es necesario esforzarse en definir con rigor las virtudes y los conceptos morales para restablecer la comunicación y hacer posible el diálogo y el acuerdo racional sobre temas morales y políticos. Además es necesario esforzarse en definirlos por una segunda razón: porque según Sócrates, solo sabiendo qué es la justicia se puede ser justo, solo sabiendo qué es lo bueno se puede obrar bien. Sócrates tiende a identificar la virtud con el saber. Esta identificación suele denominarse intelectualismo moral.
El intelectualismo moral y su análisis
Este modo de concebir la moral resultará chocante y rechazable, sin duda, para muchos: estamos habituados a ver personas ignorantes que sin embargo son buenas y obran con rectitud, aun cuando no sean capaces de definir qué es lo bueno y qué es rectitud; estamos igualmente habituados a ver, por el contrario, personas instruidas que realizan conductas moralmente rechazables. El intelectualismo moral es ciertamente chocante (Sócrates, como veremos, era consciente de ello) y merece la pena analizarlo con algo más de detenimiento.
La relación entre saber técnico y moral
Los griegos solían distinguir dos ámbitos generales en el saber teórico y teorético y del saber de tipo práctico (encaminado a la acción). Dentro de este último distinguían, a su vez, los saberes o conocimientos político-moral, dirigido a regular la conducta individual y social. La relación existente entre estos dos últimos tipos de saberes fue analizada de muy distinto modo por los filósofos griegos. Sócrates, por su parte, tomó siempre el saber técnico como modelo para su teoría sobre el saber moral.
Ejemplo de saber técnico y moral
Tomemos pues, como punto de partida las actividades de tipo técnico. Cualquier saber técnico (ingeniería, arquitectura, etc.) podría servir como ejemplo, pero utilizaremos un oficio, una profesión sencilla a la que a menudo se refiere Sócrates. Un zapatero es aquel que hace zapatos. (Que los hace bien se entiende. Cualquiera puede intentar hacerlos, pero seguramente lo hará mal. Zapatero es el que los hace bien y cuanto mejor los haga, mejor zapatero será). Ahora bien, es evidente que solo es capaz de hacer zapatos el que sabe qué es un zapato, cuáles son los materiales apropiados y la forma adecuada de ensamblarlos.
Conclusión sobre la justicia y la moral
Pasemos ahora al ámbito de la moral. Un hombre justo diremos, es aquel que realiza acciones justas, da consejos justos y dicta leyes justas (para actuar correctamente ahí que saber qué es la justicia). Analógicamente habremos de decir, según Sócrates, que solamente es capaz de hacer leyes, acciones y consejos justos aquel que sabe qué es la justicia. Alguien puede actuar justamente sin saber qué es la justicia, pero en tal supuesto se tratará de un acierto casual. También en el caso de las actividades técnicas pueden darse aciertos casuales (a veces suena la flauta por casualidad, solemos decir). Y así como el que acierta por casualidad con un remedio para una dolencia no puede ser considerado médico, ya que desconoce el oficio, así tampoco puede decirse que es justo quien realiza acciones justas sin saber qué es la justicia.