Karl Marx nacíó el 5 de Mayo de 1818 en Tréveris, Prusia, hijo de una familia económicamente acomodada y culta, de origen judío. Su padre fueabogado,judío convertido al protestantismo.Al igual que su padre había iniciado la carrera de Derecho, pero posteriormente se dedica a los estudios de historia y filosofía.En su formación filosófica es fuertemente marcado por el pensamiento hegeliano, lo cual se mostrará luego en su concepto de la dialéctica.El conocimiento en la teoría marxista está relegado a un segundo plano, puesto que debe estar al servicio de la revolución: Un conocimiento que ayude a conservar las cosas como están, debe ser falso: “los filósofos se han dedicado a interpretar el mundo, es hora de transformarlo”.La teoría marxista del conocimiento arranca con la crítica a la Ideología alemana, a El conocimiento pues, debe ser, aparte de algo práctico, algo concreto que se refiera al ser humano determinado que vive circunstancias históricas determinadas, el ser que trabaja aquí y ahora; el ser humano en abstracto es una nebulosa.El conocimiento debe captar el proceso dialéctico de lo real, según el cual la realidad es fruto siempre de las contradicciones que ella misma posee.El conocimiento de la realidad aspira a captar el proceso dialéctico de la materia a captar sus contradicciones internas y su capacidad de movimiento y de creación.Por otra parte, este proceso dialéctico está presente también en la historia humana; la historia de la humanidad revela las contradicciones de cada época histórica de forma que la historia no es sino la historia de la lucha de clases.El materialismo histórico es la aplicación del materialismo dialéctico a la historia y su tesis principal es que la historia se resuelve también en un proceso dialéctico, por sus contradicciones internas y que en este proceso intervienen fuerzas materiales, concretamente económicas. El mecanismo es el siguiente: cada época histórica viene determinada por su modo de producción, éste define la estructura económica. El modo de producción es el resultado del equilibrio entre las fuerzas de producción, los trabajadores, y las relaciones de producción que vienen determinadas por la propiedad de los medios de producción. La oposición permanente entre los dos polos antagónicos: fuerzas y relaciones hace que la historia avance generando nuevos modos de producción, que define una nueva época histórica: asíática, esclavista, capitalista y la que está por llegar. Comunista, que acabará con las contradicciones al suprimir la propiedad privada.La misión transformadora de la filosofía para lograr una sociedad más justa.Aunque Marx y Platón mantienen teorías epistemológicas radicalmente opuestas hay algo que les une: la concepción práctica del conocimiento, de la filosofía y de la ciencia. La ciencia ha de servir para liberar al ser humano y transformar la sociedad; para hacer hombres buenos, en el caso de Platón. Para hacer hombres libres, en el caso de Marx. En definitiva pues, persiguen lo mismo. La felicidad humana, y sacrifican lo mismo: la filosofía.
Ambos piensan también, que sin conocimiento la realización del ser humano es imposible. Platón verá que el conocimiento es algo universal y necesario. Esto le llevará a imaginar un mundo ideal lleno de conceptos de Ideas, de valores que hay que conquistar. Le llevará también a suponer que los sentidos no son fiables pues muestran lo concreto. Marx sin embargo, toma los sentidos como el punto de partida del conocimiento e intenta conquistar el mundo concreto en el que éstos se desarrollan. No existe el mundo ideal, el único existente es este de aquí abajo.
Marx fue probablemente el primero que intuyó el mito que sustentaba la sociedad capitalista: La obsesión por el dinero.
Parece que las previsiones marxistas en muchos casos no se han cumplido; sin embargo, la obsesión por el dinero distingue a la sociedad actual.Como ahora nunca el dinero nos había marcado la vida: Los buenos placeres, el bienestar lo es si lo puedes comprar. Las niñas ya no quieren ser princesas, sino ricas, los jóvenes no quieren ser felices, sino millonarios. Tanto tienes, tanto vales.El dinero parece ser la única fuente de felicidad. Ha pasado de ser un medio de cambio, a ser un fin en sí mismo. Nos hacen creer que debemos pagar por los placeres, “como si las flores ya no crecieran en los campos, sino, en las floristerías”. Incluso el arte, la expresión de la belleza, está en relación directa con lo que se paga por las obras artísticas, no en su belleza intrínseca.No hemos aprendido del rey Midas ni de cómo su obsesión por el dinero fue su ruina. Incluso el sistema educativo no puede sustraerse a esta obsesión: El objetivo de los jóvenes estudiantes es aprender a ganarse la vida en el sentido más peyorativo del término ganar. La educación se ha rendido también a la economía: En lugar de atender a las riquezas propias de la existencia humana, atiende a las ventajas que se obtienen con un mejor trabajo, entendiendo mejor, por aquel en el que se cobra más.Es cierto que es fácil hablar así cuando uno tiene las necesidades básicas cubiertas, y no ha de pelear ya por ganarse la vida, pero alguien debería advertir que la obsesión siempre es peligrosa.En cuanto a la religión, el marxismo considera que la religión trasfiere hacia un plano imaginario todas las esperanzas, energías e ilusiones humanas y que todo esto lo proyecta en un Dios también imaginario, por lo que debe ser eliminada al igual que a Dios. En el ámbito económico, la religión se considera como un freno al progreso y en el ámbito social se considera al cristianismo como promotor de la división social y por ende, del envilecimiento de la sociedad. Parece que Marx llegó a su doctrina de las alienaciones por la influencia del filósofo Feuerbach. La idea de la alienación la experimentó Marx, primeramente, en el plano religioso. Marx, como Feuerbach, cree que la religión es resultado de la alienación humana.