1. Crítica a Hegel
La teoría marxista abarca dos campos, ya que mezcla y relaciona filosofía y economía. Su filosofía es una continuación y crítica a la teoría de Hegel.
1.1. Concepción de la Historia
La filosofía de Hegel presenta una concepción de la historia (del Estado) dialéctica: la historia avanza en busca de la libertad, el motor es la contraposición de ideas. Hegel cree que ha llegado el final de la etapa, por lo cual el sujeto era el espíritu cultural de la época; ese espíritu progresaba por la oposición de ideas. Marx lo interpreta en sentido económico y materialista, según el cual no se oponen las ideas sino las fuerzas económicas de las sociedades. En el capitalismo se oponen los dos grandes grupos, burgueses y proletarios, ya que las clases sociales tienen intereses distintos. Esta concepción se conoce como materialismo histórico o dialéctica materialista (el avance histórico no surge de las ideas, sino de la oposición de fuerzas económicas).
1.2. El Fin de la Historia
Hegel dice que “todo lo real es irracional”, cree que ya se había cumplido la historia con la Ilustración y que con Napoleón se había acabado la historia. Pero para Marx la historia no se habría completado.
2. Crítica al Capitalismo
La realidad social se divide en dos planos:
2.1. Infraestructura
Son las relaciones económicas. Es el plano más importante: si queremos cambiar el sistema social, hay que cambiar la economía. La economía se basa en la sociedad.
2.2. Superestructura
Conjunto de ideas de una sociedad. El problema que plantea es que actúa como un velo ideológico. Estas ideas nacen de la economía y la legitiman, y hacen de paraguas a la economía. Para acabar con el capitalismo y sus relaciones económicas, primero hay que romper el velo ideológico y ver que dichas relaciones son injustas. Por ello, aunque lo importante es cambiar las relaciones económicas, primero hay que criticar la superestructura.
2.2.1. Crítica a la Religión
Dentro de la superestructura, hay que criticar la religión. Juegan un papel especial porque ocultan y justifican las relaciones económicas: sus valores favorecen el capitalismo. Por ejemplo, la religión cristiana se basa en la humildad, el sacrificio, la opresión, el trabajo… De hecho, el capitalismo ha nacido en el cristianismo. Por ello, el primer momento del marxismo es el ateísmo, negar a Dios.
2.2.2. Crítica a la Sociedad Capitalista
Marx estudia y destruye a los economistas clásicos, al capitalismo (teoría económica marxista).
- Propiedad privada: los medios de producción se hallan en pocas manos.
- Plusvalía: es la base del sistema, el beneficio neto que genera un producto (las ganancias después de restar los gastos de producción). Estas dos generan la alienación.
2.2.3. Alienación de los Trabajadores
La pérdida del trabajador y de sus características propiamente humanas. Quiere decir que en el sistema capitalista el obrero no se realiza como persona, sino que está “extrañado” respecto a sus capacidades humanas. Como filósofo materialista, considera que el hombre se hace a través del trabajo. Cuando el capitalismo hace que la actividad sea una actividad alienante, hace que el sistema sea injusto. El hombre se pierde y no se realiza como persona. Marx distingue tres clases de alienación:
- De la actividad del trabajo: el trabajo es alienante. Nadie se realiza como persona en la vida privada, pero no en el trabajo (“trabaja como un animal”).
- Del objeto: debido a la división del trabajo y a la propiedad privada, el hombre se pierde en el propio producto de su trabajo. Pierde de vista el objeto en su conjunto, por lo que no se identifica con aquello que hace. El objeto es extraño. Además, el objeto se convierte en hostil porque el objeto del trabajo hace que el burgués sea más fuerte (cuanto mejor se haga el trabajo, más fuerte es el enemigo).
- Papel social: uno es considerado en la sociedad dependiendo de su trabajo. El hombre se considera como sujeto de una producción y no en sí mismo: forma parte de una clase antes de ser individuo. No es una persona que trabaja, sino un trabajador que es persona.
3. Materialismo Histórico
La historia tiene siempre el mismo avance: es la historia de la producción. Marx considera que la historia de la humanidad viene marcada por la historia de la producción económica. Marx distingue cuatro periodos:
- Asiático (Egipto y Mesopotamia).
- Antiguo (Grecia y Roma, basado en la esclavitud).
- Feudal (Edad Media, siervos ligados a la tierra).
- Burgués (Capitalismo, burgués y proletariado).
Hay siempre un antagonismo esencial entre las fuerzas productivas y hay un equilibrio en las relaciones de producción: hay clases (proletarios y productores). Ambos elementos (relaciones y fuerzas) son la infraestructura de la sociedad. La lucha de clases es el motor de la historia: la historia avanza por ese antagonismo esencial. La marcha de la historia se basa en estas leyes:
- La lucha de clases: es el motor de la historia.
- Equilibrio: cada momento histórico está determinado por la relación entre su infraestructura y su superestructura.
- Fin: el fin de la historia es la desaparición de la lucha de clases y, por lo tanto, la llegada del comunismo.
4. El Comunismo
4.1. ¿Cómo se llega al comunismo?
La ley histórica marxista sigue los siguientes pasos:
- Toma de conciencia de clase: el proletariado es una clase en sí, pero tiene que ser una clase “para sí”, es decir, tiene que darse cuenta de que es una clase y es la clase rectora: son el agente de la historia, ya que la marcha de esta descansa en el proletariado, es su motor. Los partidos comunistas se encargan de la toma de conciencia (está directamente relacionado con el ateísmo: hay que eliminar el velo ideológico).
- Revolución armada: los obreros toman el poder por las armas, no hay otro modo de hacerlo.
- Dictadura del proletariado: los obreros llegan al poder y toman todos sus resortes (finanzas, ejército…). Una vez que lo toman, no se permite la “democracia burguesa”, se abole: solo hay un partido, el comunista. A pesar de ello, no sería una dictadura propiamente dicha, ya que en teoría el pueblo es el que manda.
4.2. Sociedad Comunista
No necesita la dictadura, ya que está formada por el “hombre nuevo”, que se autogestiona a partir de pequeñas sociedades: ya no es el hombre corrupto de la burguesía.