1.2 Las claves para entender la filosofía cartesiana
La publicación del Discurso del método (1637), obra cumbre de René Descartes, marca el inicio de la filosofía moderna. Tras la Edad Media, no se había formulado ninguna doctrina filosófica original. El racionalismo cartesiano surge como una nueva filosofía, una nueva manera de hacer filosofía.
Crisis de la escolástica
- Nominalismo de Guillermo de Ockham.
- Renacimiento humanista: retoño de la antigüedad clásica.
- Aporte de nuevos métodos y teorías por parte de la nueva ciencia.
A pesar de estos nuevos movimientos, la escolástica seguía siendo la enseñanza oficial de la época. Las universidades se enfrentaban a las nuevas ideas de forma dogmática y las reprimían con virulencia.
1) El criterio de verdad de la escolástica: la fe o la autoridad
¿Cómo sabemos que una cuestión es verdadera o falsa? La escolástica utilizaba dos criterios: la fe en la verdad revelada y el recurso a la autoridad.
2) El método de la escolástica: el silogismo
Para establecer una nueva verdad, la escolástica seguía el método aristotélico del silogismo. Sin embargo, se le hacían dos objeciones principales:
- Este tipo de razonamiento solo proporciona un saber cierto si la premisa mayor es verdadera, pero demostrar la verdad de la premisa mayor era problemático.
- El silogismo es un procedimiento dogmático donde las verdades descubiertas nunca pueden rebelarse contra las verdades generales de las cuales se derivan.
La necesidad de un nuevo criterio de verdad y un nuevo método
Descartes consideraba la escolástica un sistema de saber poco fundamentado. Si el criterio de verdad carecía de rigor y validez, era necesario un nuevo tipo de pensamiento riguroso y firme.
La revolución científica
La nueva ciencia trajo consigo una revolución científica, con nuevos métodos y formas de investigar la naturaleza. Sin embargo, no era capaz de ofrecer una alternativa global. Descartes compartía con Copérnico, Kepler y Galileo la idea de que la naturaleza se puede comprender y expresar mediante fórmulas y proporciones matemáticas. Es decir, un pensamiento deductivo que busca el rigor y la certeza en el conocimiento. No obstante, la nueva ciencia también se basaba en la observación y la experimentación, algo que a Descartes no le convencía.
El impacto de la recuperación del escepticismo en el Renacimiento
El escepticismo tuvo un gran impacto en el Renacimiento. Demostró la imposibilidad de establecer algún conocimiento seguro a través de la duda universal y la suspensión del juicio sobre cualquier cuestión. Los argumentos escépticos amenazaban con hacer imposible toda nueva propuesta filosófica.
Descartes consideraba el escepticismo una buena herramienta para eliminar las ideas erróneas recibidas de la educación o sostenidas inconscientemente por la escolástica. Las utiliza para intentar establecer un conocimiento absolutamente seguro. Consideraba que solo siendo el más radical de los escépticos se podía llegar a superar con éxito el mismo escepticismo. Para Descartes, el conocimiento era posible y él era un filósofo dogmático. Por lo tanto, el escepticismo, en su caso, era un medio para conseguir sus objetivos.
1.3 La Búsqueda de un criterio de verdad: La duda metódica
La intención de Descartes era restablecer el edificio del conocimiento sobre bases totalmente firmes y seguras. Para encontrar un nuevo criterio de verdad, desarrolló su duda metódica.
¿En qué consiste y cuáles son sus objetivos?
Plantea la búsqueda de unos primeros principios evidentes e indudables que puedan superar las objeciones escépticas y sobre los cuales se pueda construir con seguridad el edificio de la filosofía y la ciencia. Se trataba de eliminar todas las opiniones y falsas creencias para poder empezar de nuevo desde los fundamentos y así establecer algo firme y constante en las ciencias.
¿Cómo se lleva a cabo?
Se dirige la duda contra los fundamentos en los que se basan las creencias. Si se encuentra el más mínimo motivo de duda, se rechaza la creencia. La única manera de superar el escepticismo radical es ser uno mismo radicalmente escéptico.
¿Por qué es una duda metódica?
Porque se aplica de manera sistemática. Se comienza exponiendo un criterio de duda, una razón que permita dudar de los conocimientos que se poseen. Si encontramos algunos conocimientos que resisten la duda, se propone un nuevo criterio de duda más potente que nos permita también dudar de ellos. Y así sucesivamente hasta comprobar si queda algún conocimiento que sea absolutamente indudable.
¿Qué criterios de duda se aplican y qué conocimientos se ponen en duda?
1. Duda de la información que nos proporcionan los sentidos
Descartes se basa en el hecho de que los sentidos a veces nos engañan. Podemos deducir que quizás las cosas no son como nos las muestran los sentidos, pero no por ello podemos dudar de que existan.
2. La dificultad para distinguir el estado de vigilia del de sueño
¿Cómo podemos saber con certeza que el mundo de vigilia es más real que el de los sueños? ¿Cómo podemos tener seguridad absoluta de que el mundo que percibimos no es, como en el caso de los sueños, un simple producto de nuestra mente? Esto permite cuestionar la existencia del mundo material y que este sea la causa de las ideas o percepciones, pero también permite dudar de la existencia de nuestro propio cuerpo. A pesar de este nuevo criterio de duda, hay verdades que se mantienen con igual grado de certeza en estado de vigilia que en el de sueño: las verdades matemáticas.
3. La hipótesis del genio maligno
Esta es la duda más radical de todas. Si Dios permite que me engañe a veces, ¿no es posible que al razonar me engañe siempre, incluso estando absolutamente seguro de las verdades matemáticas? Por eso puedo dudar absolutamente de todo aquello de lo que estaba completamente seguro. Puedo dudar de las verdades matemáticas, de la existencia de Dios y de su veracidad.
¿Qué hay que hacer al descubrir que ya no hay ningún conocimiento seguro?
Llegados a este punto, no hay nada seguro en el conocimiento humano. Descartes nos dice que, si queremos encontrar algo seguro, debemos suspender el juicio sobre estos pensamientos y no concederles crédito. La fuerza de la costumbre nos hace persistir en el error. Ahora bien, esta manera de proceder se circunscribe solo en el ámbito del pensamiento.
¿Qué utilidad puede tener esta duda tan radical?
Aunque nos pueda llegar a desconcertar, tiene una innegable utilidad: liberarnos de cualquier suerte de prejuicios y acostumbrar nuestro espíritu a alejarse de los sentidos, que es la principal fuente de errores según Descartes. Si encontramos alguna verdad, esta tendrá que ser totalmente cierta.
El encuentro de la primera certeza y la formulación del criterio de verdad
Descartes retoma la duda y se centra en el”y”. Encuentra una primera afirmación que se resiste a todo tipo de duda: si pienso algo, sé que soy. Puedo dudar de todo aquello que pienso, pero es indudable que pienso. La duda puede afectar al contenido de un pensamiento, pero no al pensamiento mismo. Y si pienso, sé que existo: pienso, luego existo (cogito ergo sum). Así obtiene la primera certeza: yo soy, yo existo. Podría ser que al razonar me estuviera engañando por acción del genio maligno, pero eso no sería posible si yo no existiera, por eso existo. Esta primera verdad supera el criterio de duda más fuerte que se había establecido y se presenta como verdad absoluta e indudable.
Esto no solo le proporciona el criterio de verdad que buscaba, sino que se convierte en el modelo de toda certeza posterior:
- Criterio de verdad: Aquello que mi razón concibe clara y distintamente será verdadero.
- Modelo de evidencia racional: Con el mismo grado de certeza y claridad que se nos impone la primera verdad, así se nos debe imponer todo tipo de verdad.
Habiendo encontrado el primer principio y el criterio de verdad, Descartes se propone levantar el edificio del saber de manera sólida y fundamentada a partir de estos.