La Filosofía de Kant: Imperativos, Libertad y Contrato Social

La Filosofía de Kant

Imperativo Categórico e Hipotético

Imperativo: orden que describe la forma en que debemos actuar. Existen dos tipos de imperativos en la ética kantiana: hipotéticos y categóricos.

Los imperativos hipotéticos tienen la forma general “Debes hacer X si quieres conseguir Y”. Kant creyó que las éticas materiales solo se pueden fundamentar en este tipo de mandatos. Son particulares y contingentes.

El imperativo categórico es un tipo de mandato universal y necesario, que obliga a actuar de una determinada manera sin estar sometido a ningún tipo de condiciones. Es el imperativo propio de la ética formal. Tienen la forma general “Debes (o no debes) hacer X”.

Kant consideró que nunca se puede estar absolutamente seguro de que nuestra conducta no haya estado motivada por un interés o por algún temor, y por ello concluyó que cuando nos parece seguir un imperativo categórico siempre es posible que el imperativo por el que nos regimos sea hipotético.

Las formas en que se presenta este imperativo son las siguientes:

  • “Obra de tal modo que puedas desear que el principio que dirige tu acción se convierta en ley universal.”
  • “Obra de tal modo que consideres a la humanidad, tanto en tu persona como en la de cualquier otro, siempre como fin y nunca como medio.”

Giro Copernicano

Giro copernicano: Kant se basa en la revolución copernicana para explicar el cambio que supone su filosofía en la concepción del conocimiento. Kant considerará que es precisa una revolución semejante a la copernicana.

La filosofía anterior a Kant suponía que el sujeto cognoscente es pasivo, que el objeto conocido influye en el sujeto y provoca en él una representación fidedigna.

Kant propone darle la vuelta a la relación y aceptar que en la experiencia cognoscitiva el sujeto cognoscente es activo, que en el acto de conocimiento el sujeto cognoscente modifica la realidad conocida.

Según Kant, para conocer un objeto, antes ha de someterse a las condiciones formales impuestas por la estructura de nuestras facultades cognoscitivas. Es posible saber a priori algo de los rasgos que ha de tener cuando este presente ante nosotros.

Por ejemplo, a priori no podemos saber nunca si la figura que vamos a ver en la pizarra es un triángulo, ni las características contingentes de dicha figura, pero sí podemos saber a priori que, si es un triángulo, ha de poseer todas las propiedades descritas por la geometría, ya que, según Kant, estas son una consecuencia de la peculiar estructura de nuestra mente, y a ellas se debe someter todo objeto del cual podamos tener experiencia.

Ilusión Trascendental

Ilusión trascendental: Kant denomina de esta forma a la tendencia natural del ser humano de buscar lo incondicionado. Es la dialéctica trascendental la que se encarga de poner en evidencia la existencia de esta ilusión, pero no puede evitar que esta se dé.

Consiste en la falsa creencia de que podemos ir más allá de los límites del conocimiento. Esto se manifestaría a partir del intento de utilizar la razón para probar la validez de determinadas ideas de la metafísica, como son Dios, alma y mundo.

En la dialéctica trascendental, Kant muestra cómo las proposiciones que se siguen de dichos ideales de la razón no son demostrables y se podría afirmar tanto una idea como su contraria. A partir de ahí se plantean las antinomias y los paralogismos.

Racionalismo y Empirismo

Racionalismo – empirismo: corrientes filosóficas de la modernidad.

Por un lado, el racionalismo sostiene que nuestro conocimiento verdadero proviene de la razón, de nuestro entendimiento, mientras que el empirismo afirma que nuestro conocimiento proviene de los sentidos, de la experiencia sensible.

Además, los racionalistas consideran que las ideas son innatas al entendimiento, este las posee en sí mismo al margen de toda experiencia sensible, al contrario que los empiristas, que rechazan las ideas innatas, ya que si hubiesen conocimientos innatos todos los hombres los conocerían desde siempre, y eso no ocurre.

Por otro lado, los racionalistas consideran que no hay límites en el conocimiento, que podemos llegar a conocerlo todo, mientras que los empiristas consideran que sí los hay, que hay cosas que nunca podemos llegar a conocer.

Los racionalistas se basan en que el conocimiento está fundamentado en el carácter evidente y distintivo de las ideas y, además, utilizan como modelo las matemáticas. En cambio, los empiristas fundamentan el conocimiento en la información que nos proporcionan los sentidos y utilizan como modelos las ciencias empíricas.

Descartes, Spinoza y Leibniz son los representantes del racionalismo y Hume y Locke, del empirismo.

Contrato Social

Contrato social: pacto (hipotético) entre individuos para salir del estado natural, en el que los hombres no se han organizado social y políticamente, y crear un estado civil en el que sean libres e iguales.

Para Kant, el ser humano no es social por naturaleza, sino por convención y que crea la sociedad a partir de un contrato en el que se buscan las condiciones más ventajosas para todos y así alcanzar la paz perpetua.

Si somos capaces de alcanzar la paz desde el punto de vista político y no lo hacemos, entonces estamos en estado de guerra (estado natural del hombre). La naturaleza impone órdenes y nos dejamos llevar por los instintos.

Por tanto, para conseguir un mundo pacífico, debemos establecer un pacto social e hipotético que nos permita pasar de ese estado de guerra a un estado de armonía con la naturaleza y para ello, es necesario hacer una determinada organización política entre los diferentes estados, y crear un estado mundial (estado cosmopolita), con una legislación que establezca la hospitalidad como obligación moral.

Como forma de gobierno, Kant propone el republicanismo. El gobernante gobierna según lo que sería admisible para todos, no según sus intereses, así se crea un sistema justo con todos.

La constitución republicana, que tiene como características fundamentales la separación de poderes y la representatividad, es el resultado del contrato social que busca el respeto hacia los derechos inalienables de los hombres, esto es, libertad e igualdad.

La ley, como derecho político fundamental, hará que dicho sistema funcione correctamente para alcanzar la paz social y evitar la tendencia al estado natural.

Libertad

Libertad: la característica de cada individuo de no estar sometido a las leyes de la naturaleza, es decir, la libertad de decidir por sí mismo.

El problema de la libertad se presentaba en la filosofía teórica como una antinomia sobre la cual la razón no podía pronunciarse al no tener una relación clara con la experiencia. Sin embargo, toda la ética kantiana está apoyada en la apuesta por la libertad humana, esta es, pues, un postulado de la razón práctica.

La libertad, frente al determinismo, consiste en la sumisión a las propias leyes y esta libertad es únicamente existente en el ser humano. Como la razón ilustrada ha alcanzado ya la mayoría de edad, está en condiciones de darse sus propias leyes y de asumir sus propias responsabilidades en el campo de la acción.

Por ello, la filosofía kantiana pretende formular las bases de una ética que deje al ser humano decidir por sí mismo, con lo que se ve ante la necesidad de diferenciar la ética material – heterónoma, de la formal – autónoma, por la que apuesta.

La primera de ellas cuenta con la experiencia, mientras que la segunda tiene una total independencia de la experiencia. Las éticas materiales proponen que una conducta será buena si se acerca a ese bien supremo, del que dependen, y será mala en la medida en que se aparte.

Una vez establecido este bien supremo, lo que hacen las distintas éticas materiales es proponer una serie de normas para alcanzar ese fin. Son a posteriori, dependen de las circunstancias de uno mismo y no tienen validez universal.

Por todo ello, Kant pretende construir una ética a priori: universal, necesaria e independiente de toda experiencia, considera como una ética formal.