Santo Tomás de Aquino y el Contexto Histórico
Santo Tomás de Aquino vivió en el siglo XIII (baja Edad Media). Europa se establece políticamente, por lo que hay una mayor seguridad en las rutas por tierra, mar y río. Esto permite que el comercio crezca y que las ciudades se enriquezcan. La banca aparece y de la sociedad estamental poco a poco se deriva un gobierno centralizado y la burguesía, una nueva clase social. También se desarrolla en este periodo la arquitectura urbana, surgiendo el estilo románico y el gótico. Además, también se crean las universidades, que sustituirán a los monasterios como centros del saber.
El Pensamiento Teocéntrico y las Órdenes Mendicantes
La Europa medieval está dominada por el pensamiento teocéntrico cristiano. Dentro de la Iglesia se produce la aparición de las órdenes mendicantes, entre las que nombramos a franciscanos y dominicos. Estas órdenes ya no vivían en monasterios aislados, sino que intentaban batallar contra la herejía en la urbe.
Las Cruzadas y la Influencia Árabe
Asimismo, debemos hablar de las Cruzadas, iniciadas desde finales del siglo XI. Duraron unos doscientos años y, más allá de sus consecuencias religiosas, también provocaron que Occidente se abriera a otras culturas, como la árabe. Gracias a los filósofos árabes como Averroes, penetró en Europa el pensamiento griego, pues ellos habían asimilado bastante bien el pensamiento aristotélico. De hecho, uno de los méritos de Santo Tomás fue precisamente hacer compatible la filosofía aristotélica con el dogma cristiano e introducir su estudio en las universidades europeas.
Santo Tomás de Aquino y la Escolástica
Santo Tomás es uno de los mayores representantes de la Escolástica. Esta escuela filosófica se desarrolla a partir del siglo IX y tiene como tarea principal aclarar y hacer compatible los dogmas de la fe con la razón, combatir las herejías y establecer la relación entre razón y fe.
Razón y Fe: La Teoría de la Única Verdad
Con respecto a la relación entre razón y fe se producen dos posturas diametralmente opuestas: La teoría de la doble verdad y la de una sola verdad. La primera sostenía que la razón y la fe podrían llegar a verdades contradictorias y ser ambas ciertas; sin embargo esta postura conduce a la herejía. La postura dominante fue la teoría de una sola verdad, defendida ya por San Agustín y por el propio Santo Tomás, según el cual razón y fe tienen una relación de ayuda mutua.
Argumentos sobre la Existencia de Dios
Sobre la existencia de Dios, en la Escolástica se han dado muchos argumentos, a priori y a posteriori. Un ejemplo de a priori es el Argumento Ontológico de San Anselmo y uno a posteriori destaca Santo Tomás, que desarrolla las cinco vías.
Obras Destacadas
La obra de Santo Tomás fue muy extensa, escribió sobre ética, metafísica, política y teología. Entre su producción debemos mencionar la Suma Teológica: que se convirtió en libro de texto de las universidades europeas.
La Relación entre Razón y Fe según Santo Tomás
Santo Tomás es uno de los mayores representantes de la Escolástica y, como tal, se ocupó de la relación entre razón y fe. Él parte de la postura de la existencia de una sola verdad. Por tanto, la relación entre la fe y la razón será de complementariedad y ayuda mutua y nunca podrán contradecirse. Además, este autor se verá muy influido por el pensamiento de Aristóteles.
Beneficios de la Fe
- Gracias a la fe todos pueden conocer verdades a las que pocos llegarían de usar solo la razón, por ejemplo, gracias a la fe todos pueden saber de la existencia de Dios.
- En segundo lugar, accedemos a verdades que sobrepasan nuestra capacidad, como el Misterio de la Santísima Trinidad.
- En tercer lugar, la fe sirve de guía a la razón. Ya que ella es el medio por el que Dios se nos revela y la fe no se equivoca.
Aportes de la Razón a la Fe
Por su parte, la razón ayuda a la fe de distintas maneras; principalmente, combatiendo las herejías y aclarando sus dogmas.
Teología Natural y Teología Revelada
La teología natural, es el conocimiento de Dios basado en la razón, que nunca podrá contradecir a la teología revelada, que es la que se basa en lo que Dios ha querido manifestar de sí mismo mediante la fe. Es más, la teología natural complementa a la relevada. Pues bien, el entendimiento aplicado a la metafísica se irá elevando desde lo concreto hasta sus causas últimas y esto, para el autor, desemboca en Dios. Estamos entonces en el campo de la teología natural.
La Ética Teleológica de Santo Tomás
Pues bien, Dios es el único ser que puede proporcionarnos una felicidad absoluta, perfecta e ilimitada, ya que solo él es infinito. Santo Tomás considera que el fin último de esta vida es la felicidad. Santo Tomás plantea una ética teleológica, basada en la finalidad, en la que el hombre está orientado a buscar los bienes que por naturaleza le corresponden. A esto se opondrá Kant más adelante.
Los Tres Tipos de Leyes
Santo Tomás hablará de tres tipos de leyes:
- La ley eterna, que existe en la inteligencia de Dios, que es la causa última de la ordenación a la que está sometida la totalidad del universo;
- La ley natural, que permite descubrir con la razón normas de comportamiento;
- La ley positiva, que es objetiva y es establecida por los hombres.
Por orden de mayor a menor importancia, Santo Tomás llega a la conclusión de que no pueden contradecirse, ya que están en armonía y unas emanan de otras. La novedad del pensamiento tomista está en la ley natural. Esta está basada en la naturaleza del hombre.
La Ley Natural y la Antropología Tomista
Entenderemos el concepto de ley natural en Santo Tomás revisando su antropología: Santo Tomás concibe al hombre como la unión de cuerpo y alma. Es decir, ya no se trata de una unión accidental, como exponía Platón. Aunque, obviamente, al tratar de conciliar el pensamiento aristotélico con el Cristianismo, Santo Tomás le da más importancia al alma.
El Alma y sus Potencias
El alma es la forma sustancial del cuerpo, que hace que este exista. Pero, además, gracias a sus diversas potencias, el alma realiza distintas funciones. Siguiendo a Aristóteles llamamos potencias (del alma) a las facultades vegetativas, sensitiva, apetitiva, locomotriz e intelectiva.” Las potencias vegetativas se ocupan de atender las necesidades del cuerpo. Las potencias sensitivas son potencias pasivas, sometidas a los estímulos e información recibida tanto del exterior como del interior. Mediante la intelectiva captamos lo abstracto y universal. Gracias a ella podemos formar conceptos y reflexionar sobre nosotros mismos, que es lo que estamos haciendo con la ley natural. Con la potencia apetitiva el alma, además de conocer, puede desear y Santo Tomás dice que todo aquello que deseamos tiene entidad de bien. Sin embargo, solo podemos desear aquello que conocemos.
La Naturaleza Humana y la Ley Natural
Gracias a la fe, todos podemos conocer a Dios, que es quien nos otorgará una felicidad infinita. Estamos estableciendo que hay una naturaleza humana universal e inmutable de la que se deriva cuál es ese bien que nos corresponde y que es la base de la ley natural, cuyo contenido ha de ser evidente. Santo Tomás compara la ley natural con los primeros principios del orden especulativo. Así como los primeros principios son aquellas verdades evidentes de las que parte nuestra razón teórica para deducir otros conocimientos, la ley natural será en el orden práctico igualmente evidente y lo será porque sus preceptos han de ser fácilmente cognoscibles.
Principios Básicos de la Ley Natural
Lo primero que se pregunta nuestro filósofo respecto a la ley natural es si existe una única ley natural o varias. La naturaleza humana tiene distintas funciones; sin embargo, ha de ser considerada como un todo por lo que solo habrá una ley natural. Por otra parte, la primera y única ley de la que se derivan todas las demás es que el bien ha de hacerse y el mal ha de evitarse. Pero, ¿cuál es el bien propio del hombre? Vemos que somos una sustancia animal y racional al examinar la naturaleza humana. De modo que conforme a ella se definirán los tres principios básicos de la ley natural. Por ser sustancia, nuestra primera inclinación es conservar nuestra existencia. Como animal, compartimos con el resto la inclinación a tener descendencia, de lo cual se deduce la obligación de cuidar de los hijos. Finalmente, en cuanto seres racionales, nos inclinamos a conocer la verdad y vivir en sociedad. Santo Tomás opina que existe la obligación moral de crear un orden de justicia social.
Libertad, Hábitos y Virtudes
Hablando de la ley eterna, el hombre, al contrario que otros seres naturales, es libre, y de ahí que su conducta esté ordenada por una ley moral que respeta su libertad. Debido a esta libertad, nuestros actos deben convertirse en hábitos. Santo Tomás distingue entre virtudes morales e intelectuales. Estas son virtudes humanas y conducen al hombre a la felicidad que puede alcanzar por sí mismo. Pero además, existen las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. Solo con ellas podemos acceder a Dios y por tanto, a una felicidad infinita.