La Mujer: ¿Alteridad o Igualdad? Una Perspectiva Existencialista

Problematización de la Mujer

En nuestra sociedad, la mujer ha sido históricamente considerada la alteridad, la otra. Se le ha visto como un objeto inferior, donde el hombre representa el sujeto y lo absoluto. Esta idea la desarrolla Simone de Beauvoir en su obra El Segundo Sexo, utilizando un método regresivo-progresivo para analizar la condición femenina. Beauvoir rastrea las causas históricas (regresivo) que han llevado a la mujer a ser considerada de una categoría inferior (alteridad). A partir de estas causas, analiza los efectos (progresivo) en el presente.

En la primera parte de su obra, Beauvoir revela el problema central: la mujer como la otra. Cada hombre se siente hombre y es el mismo, sintiéndose como sujeto y entidad autónoma. La relación entre hombres es una relación de alteridad con reciprocidad.

En la relación de alteridad hombre-mujer, la situación es diferente. La mujer siempre es la otra, incluso para ella misma, y ahí radica el problema.

El Problema de la Mujer según Hegel y Sartre

Hegel, en su obra, describe el origen de la historia de la humanidad y de las relaciones humanas como relaciones de conflicto. Somos conciencias que desean ser libres y afirmarnos sin restricciones. La existencia de otras conciencias, que también buscan lo mismo, presenta al otro como un peligro para nuestra libertad.

El resultado de esta lucha es la creación de amo y esclavo, una relación sin reciprocidad.

El existencialismo hereda esta visión. Sartre, en su obra, elabora el concepto de otro a partir de la filosofía hegeliana. El ser humano es libre, pero no solo mi conciencia es libre, también lo es la de los demás sujetos. El existencialismo, al igual que Hegel, concibe las relaciones como conflictivas. Se trata de una lucha contra el otro. Sin embargo, para Sartre, a diferencia de Hegel, la lucha entre las conciencias es de igual a igual, lo que implica reciprocidad.

El Problema de la Mujer según Simone de Beauvoir

Cuando Simone de Beauvoir habla de la otra, se acerca a la concepción hegeliana. Es decir, las relaciones entre hombres y mujeres no son iguales, no hay reciprocidad. La mujer queda reducida a lo doméstico, mientras que el hombre se proyecta y trasciende. El hombre se reconoce libre ante la conciencia de la mujer, mientras que ella depende de la conciencia del varón.

Nos preguntamos: ¿qué entiende la gente al escuchar o pronunciar el término mujer? ¿A qué nos referimos al hablar de la categoría mujer?

Parece que con los términos feminidad o mujer nos referimos a una categoría desligada de la naturaleza, un modelo en el que no todas las mujeres encajan, llamado el eterno femenino.

El eterno femenino es un modelo cultural masculino, un mito de la sociedad patriarcal perpetuado a lo largo de la historia. Entonces, la mujer ya no es lo que es, sino lo que debería ser en función de su mayor o menor participación en esta categoría.

Características del Modelo de Feminidad

¿Qué características tiene el modelo de feminidad?

  • Reduce a la gran mayoría de las mujeres a un modelo único.
  • Si la conducta de una mujer no encaja, se considera poco femenina.
  • Mantiene la situación de privilegio de los varones.
  • Asimila a las mujeres a la naturaleza, valorándolas por su belleza y no por su intelectualidad.
  • Funciona como un manual de instrucciones para ser mujer, con cualidades como madre, cuidadora, bella, joven, esposa, sumisa, vistas como algo natural e inscrito en el cuerpo. Esto es un falso mito, una construcción social y cultural.

Desde el existencialismo, la mujer y el hombre son pura existencia, un continuo hacerse, un cuadro sin terminar y una nada encadenada a las circunstancias de su existencia, que es totalmente libre.

Caminos hacia la Liberación

Al final de El Segundo Sexo, Simone de Beauvoir propone tres vías para la liberación de la mujer: la vía legal, la económica y la social.

Tanto Judith Butler como Simone de Beauvoir afirman que la mujer es una construcción social, una naturalización del sexo y el género. Actuamos, nos vestimos y hablamos de maneras que consolidan día tras día la impresión de ser hombre o mujer.

Los géneros son interpretados como binarios (masculino, femenino y heterosexual), y cualquier diferencia se entiende como una desviación de esta expectativa previa.

Simone de Beauvoir anhela un futuro donde cada ser humano pueda colocar su orgullo más cerca de la diferencia sexual, y la mujer pueda confundir su historia, sus problemas y sus esperanzas con los de la humanidad.

Conclusión

El ser humano es trascendente, y los proyectos constituyen la esencia del ser humano. Nunca son definitivos; nuestra finalidad como seres humanos es proyectarnos constantemente. La situación actual es el lastre que impide la realización de la trascendencia de la mujer. La sociedad patriarcal perpetúa el mito del eterno femenino.

La liberación es posible. La educación puede cambiar la mentalidad tanto de los hombres como de las mujeres. Para conquistar la igualdad, las mujeres primero deben sentirse que habitan en un mundo lleno de derechos. Finalmente, destacamos la frase de Simone de Beauvoir y Judith Butler: “Hay tantas formas de ser mujer como mujeres hay en el mundo”.