La teoría del conocimiento: La primera explicación del conocimiento que encontramos en Platón, antes de haber elaborado la teoría de las Ideas, es la teoría de la reminiscencia o anámnesis que nos ofrece en el Menón. Según ella, el alma, siendo inmortal, lo ha conocido todo en su existencia anterior, por lo que, cuando creemos conocer algo, lo que realmente ocurre es que el alma recuerda lo que ya sabía. Aprender es, por lo tanto, recordar. La teoría de la reminiscencia es una metáfora que pretende explicar que la razón, la capacidad de entender los principios lógicos y las ideas verdaderas eternas, es propia de todo hombre de modo innato; es una cualidad con la que nacemos y que esa cualidad es la llave para tener un conocimiento total. La razón y no los sentidos es la verdadera fuente de conocimiento. Utilizando la razón y el análisis racional, todo hombre puede comprender cualquier verdad como si la encontrase dentro de sí mismo.
La dialéctica en la alegoría de la línea y el mito de la caverna: En el libro VI de La República, Platón compara el conocimiento humano con una línea horizontal que se divide en dos partes: la doxa (opinión) y la episteme (ciencia). A cada uno de ellos le corresponderá un tipo de realidad: la sensible y la inteligible, respectivamente. El verdadero conocimiento viene representado por la episteme, dado que es el único conocimiento que versa sobre el ser y, por lo tanto, es infalible. Sobre la parte que representa el mundo sensible, tendremos dos divisiones: la primera correspondiente a las imágenes de los objetos materiales (sombras, reflejos…), y la segunda correspondiente a los objetos materiales mismos, a las cosas, obras de la naturaleza o del arte. De igual modo, sobre la parte de la línea que representa el mundo inteligible, la primera división corresponderá a las imágenes (objetos lógicos y matemáticos), y la segunda a los objetos reales, las Ideas. La dialéctica es, pues, el proceso por el que se asciende gradualmente al verdadero conocimiento, al conocimiento del ser, de lo universal, de la idea.
Teoría de las Ideas en el mito de la caverna: De igual modo que en la caverna hay dos espacios, habrá para Platón dos tipos de realidad, dos mundos: el mundo sensible de las cosas, que corresponde al interior de la caverna. Es el mundo que percibimos, es cambiante, incierto… porque está hecho de apariencias; lo vemos tal cual nos lo presentan nuestros sentidos y nuestros prejuicios. El otro tipo de realidad es el mundo inteligible de las Ideas, que corresponde al exterior de la caverna. Es un mundo de conceptos puros o modelos que el mundo de las cosas reproduce de forma oscura; a este mundo se accede mediante el análisis racional. La imagen de la caverna parece sugerir un cierto dualismo en la ontología platónica, puesto que hay dos mundos. En realidad, lo que dice Platón es que hay dos formas de estar en el mundo: una como un cautivo, engañado, y otra como el sabio que conoce la realidad, de modo que las Ideas no están en el más allá, sino que son la auténtica forma de estar en la realidad.
Ética y filosofía política (mito del carro alado): Platón divide el alma en tres partes: el alma racional (auriga), el alma irascible (caballo blanco) y el alma concupiscible (caballo negro). El alma concupiscible: representa la tendencia del hombre a la búsqueda del placer; es el alma que se guía por los apetitos y por el deseo. Es un caballo tosco, pero con mucha capacidad de tiro; esta parte del alma la sitúa en el estómago. El alma irascible: representa la tendencia del hombre a buscar la justicia y el honor, también el afán de poder. Esto lo sitúa en el pecho (corazón). Y el alma racional: es el afán humano de buscar el conocimiento; es la parte que nos diferencia claramente de los animales. Es la parte divina del hombre y la sitúa en la cabeza. La virtud propia del alma concupiscible es la templanza; la templanza es la racionalización de la búsqueda del placer. La virtud propia del alma irascible es la fortaleza, el valor. Y la virtud propia del alma racional es la sabiduría (prudencia); quien lo alcanza es sabio. La justicia es la virtud máxima para Platón; es la suma de las tres virtudes anteriores. Ese debe ser el propósito de todo hombre.
La teoría del estado ideal: La filosofía política es el objetivo primordial de la filosofía para Platón: ofrecer un modelo de estado que sea justo y en el que la gente sea feliz. Para conseguir esto, se tienen que dar cuatro requisitos: 1º Que cada uno se dedique a aquello para lo que es más apto, aprovechando así los recursos y la gente esté contenta. 2º Que no haya ni ricos ni pobres, para que se pueda cumplir el principio anterior. 3º Que no exista la familia, porque entonces las mujeres se tendrían que dedicar al cuidado de los niños y no a lo que están más capacitadas. Platón propone que los niños sean educados en escuelas públicas, así no heredarán privilegios. 4º Que gobiernen los más sabios; el gobernante, sea hombre o mujer, debe llegar a serlo por méritos propios. Para Platón, hay tres tipos de hombres: aquellos en los que predomina lo concupiscible (hombres de bronce); estos deben ser educados en la templanza, nacen los productores y serían los primeros en abandonar la escuela y aprender un oficio. La gente en la que predomina el alma irascible serían los guardianes de la ciudad; no podrían tener familia ni propiedad (hombres de plata). Y la gente en la que predomina el alma racional serían los gobernantes; no podrían tener nada, para que no se corrompan.
La teoría de la forma de gobierno: Aristocracia (gobierno de los mejores, un pequeño grupo de sabios) y Monarquía (gobierno de uno solo). La aristocracia acabaría degenerando en Timocracia. La timocracia es la democracia de los hombres de plata, de los guerreros; acabaría siendo el gobierno de los ambiciosos. La timocracia degeneraría y se acabaría transformando en la Oligarquía (el gobierno de una minoría adinerada), que utilizaría el poder para hacerse más ricos y aumentaría la pobreza. Cuando los pobres se cansaran y acabaran con el poder de los ricos, llegaría la democracia, que en un principio parece la mejor opción. El problema es que, como son los ciudadanos los que hacen y derogan las leyes, no las cumplen. La sabiduría es imprescindible para gobernar y, sin embargo, es escasa, ya que en la democracia vale tanto el voto del sabio como el del ignorante. La democracia acaba entonces siendo víctima de la demagogia y se acaba convirtiendo en la tiranía. La tiranía es el peor gobierno, creando terror y guerras.