El Liberalismo
El liberalismo es la ideología predominante de la burguesía, caracterizada por su oposición a la intervención estatal en la economía y la sociedad. Se manifiesta en dos vertientes principales:
- Liberalismo económico: Promueve la propiedad privada, la acumulación de capital y se opone a la intervención del Estado en la economía.
- Liberalismo político: Aboga por mayores libertades civiles, una mayor participación ciudadana en las decisiones gubernamentales y se opone a cualquier forma de autoritarismo político.
El Liberalismo Utilitarista de Stuart Mill
El utilitarismo, influenciado por el positivismo moral, busca eliminar la metafísica y considera la experiencia como la principal fuente de conocimiento.
El Enfoque Utilitarista
Los utilitaristas consideran crucial tener en cuenta los principios de la economía política para renovar la vida social, adoptando así ideas del liberalismo económico.
El principio central del utilitarismo es el Principio de Utilidad o de la Máxima Felicidad: se deben realizar aquellas acciones que proporcionen la mayor felicidad al mayor número de personas. La felicidad, en este contexto, se entiende como la presencia de placer y la ausencia de dolor, reflejando un hedonismo social.
John Stuart Mill (1806-1873)
Mill es considerado el máximo exponente del utilitarismo. Era conocido por su pragmatismo y su postura anti-gregaria. Su principal objetivo era mejorar la sociedad de su tiempo, viéndose a sí mismo como un reformador moral.
Mill creía que una sociedad justa crearía las condiciones necesarias para la felicidad humana. Además, el cultivo del arte y el desarrollo de una sensibilidad hacia la belleza y los sentimientos humanos elevarían al hombre a una vida excelente. Llegó a afirmar que deberíamos considerar nuestra vida como una obra de arte.
El planteamiento de Mill se divide en dos grandes líneas:
1. La Lógica (Cuestiones del Conocimiento)
Mill sostenía que para presentar el utilitarismo como una ciencia moral, era necesario investigar cómo operan las ciencias y cuáles son sus bases epistemológicas. Esta investigación la llevó a cabo en su “Sistema de la Lógica”.
Para Mill, la lógica es la teoría de la demostración, estudiando las formas que permiten alcanzar el conocimiento. Sin embargo, la lógica es solo instrumental; el conocimiento se basa en la experiencia. Las bases epistemológicas de Mill combinan lógica y experiencia, siendo la inducción la base del conocimiento. Es empirista, negando la existencia de ideas innatas. El conocimiento se deriva de la experiencia sensible, y la lógica organiza esta experiencia.
Mill observa la realidad y, a partir de ella, formula leyes generales basadas en el principio de inducción. Toda ciencia, por lo tanto, se basa en la inducción como generalización de la experiencia. Mill proporciona pautas estrictas para aplicar la inducción con la mayor garantía posible.
2. Las Ciencias Morales (Cuestiones Políticas y Sociales)
Para determinar qué es moralmente correcto, Mill establece un criterio único: el Principio de Utilidad o de la Máxima Felicidad, que regula toda nuestra conducta. Una acción es moralmente legítima si beneficia a la sociedad, buscando la máxima felicidad para el mayor número de personas. El bienestar general prima sobre el bienestar individual.
Mill defiende un utilitarismo de la norma, examinando qué normas de conducta promueven la máxima felicidad. Sin embargo, advierte que puede haber excepciones justificadas (por ejemplo, mentir para evitar un mal mayor).
En cuanto a la jerarquía de placeres, Mill argumenta que no todos los placeres son iguales; algunos son cualitativamente superiores a otros.
En política, Mill considera que el Estado debe imponer normas que favorezcan la máxima felicidad, pero defiende ante todo la libertad individual. El Estado no debe intervenir, ya que la humanidad se beneficia más permitiendo a cada uno vivir a su manera, siempre y cuando no se perjudique a otros. La única justificación para limitar la libertad de un individuo es impedir que dañe a alguien más.
Cada persona debe poder buscar su propio bien sin impedimentos, y no debe impedir la felicidad de los demás.
Marxismo
Fundado por Karl Marx (1818-1883), el marxismo se inspira en la izquierda hegeliana, el socialismo utópico francés y, en menor medida, el anarquismo. Se opone al liberalismo.
El marxismo busca acabar con el poder de la burguesía. Propone que el proletariado tome el poder y establezca una dictadura, eliminando la propiedad privada y las clases sociales para crear un Estado colectivista.
El Materialismo
Marx creía que la realidad es dinámica y cambiante. No son las ideologías las que determinan la realidad, sino que la realidad produce su propia ideología. Las relaciones y tensiones económicas, el sistema de producción de una comunidad, condicionan su cultura, religión, costumbres y moral. Comunidades con condiciones diferentes tienen costumbres diferentes. La infraestructura determina la superestructura.
- Infraestructura: La base material/económica de una sociedad.
- Superestructura: La ideología.
La historia avanza impulsada por las tensas relaciones de producción. Un sistema económico (tesis), debido a sus defectos, genera su opuesto (antítesis). De la lucha entre ambos surge una nueva situación económica y social (síntesis). Una vez aceptada, la síntesis se convierte en tesis y el proceso se repite. Las luchas sociales son el motor de la historia.
La Denuncia Social
Alienación Económica
El capitalismo explota al proletariado, ya que el empresario busca maximizar sus ganancias. El precio final se compone del coste de producción más la plusvalía, que el empresario incrementa para maximizar su beneficio.
El trabajador no tiene poder de decisión en la empresa, está alienado y trabaja en condiciones infrahumanas con sueldos bajos.
Alienación Política o Social
El socialismo no podía participar en la política porque los gobiernos lo veían como una amenaza debido a su amplio apoyo. No había partidos que representaran al proletariado.
No todas las personas tienen los mismos derechos ni el mismo poder.
Enajenación Religiosa
“La religión es el opio del pueblo”.
Las promesas religiosas de una vida mejor después de la muerte llevan a los hombres a resignarse ante las injusticias sociales en lugar de luchar por transformar la sociedad.