Maquiavelo y la Teoría del Estado Moderno
Maquiavelo se limita a constatar y explicar cómo funciona el poder y cuáles son sus mecanismos. Considera la política como un arte positivo, rechazando toda discusión sobre valores y fines. Su objetivo es penetrar en los resortes del arte de gobernar tal como se practica. Es, por tanto, un testigo.
Maquiavelo sienta las bases de la teoría del Estado nacional de la modernidad, pero su obra no es teórica. No se pregunta qué es lo legítimo, ni qué es el poder, sino simplemente, ¿cómo instaurar un Estado estable? ¿Cómo hacer reinar el orden?
Tampoco siente la necesidad de legitimar la subordinación del individuo al Estado. El hombre está dominado por un incentivo principal: la ambición. El resto de la humanidad son obstáculos o instrumentos de su voluntad. Así, aunque la idea del Estado está en el centro de su pensamiento, no llega a formular su teoría. El Estado es un dato que se da por supuesto.
La Razón de Estado en Maquiavelo
La finalidad es lograr la seguridad, y esta se logra allí donde todo está previsto. La norma moral es la eficacia y el éxito, pues la política se mide por sus resultados positivos, y la función política es la eficacia, siendo el Estado “la máxima eficacia organizadora”.
Con Maquiavelo aparece la razón de Estado: el interés superior del Estado justifica cualquier actuación; todo vale. La ley es para la gente; cuando está en juego ese interés, el poder está por encima de la ley.
Para Maquiavelo, gobernar es hacer creer, y no importa que el consenso responda a una verdad: todo es verdad en política mientras la gente se lo crea. La fuerza supone contar con un poder militar que asegure el orden interno del Estado, pero la fuerza es el último recurso necesario para mantener el orden y la unidad del Estado. Así, el poder actúa con una doble arma o en un doble plano: la creación del consentimiento o seducción y la coerción.
Moralidad y Poder
Maquiavelo parte de la división entre el gobernante amoral y la masa sometida. Las masas necesitan moralidad y religión. Son instrumentos para la sujeción de las masas, y el gobernante debe proporcionársela, pero él no debe sentirse atado por ellas. Las limitaciones morales a la conducta son un signo de debilidad. El poder o carece de escrúpulos o no es poder. El político no es que sea perverso, no es ni bueno ni malo; estos conceptos no existen en política. Es, simplemente, un profesional del poder, y las malas artes son su trabajo.
El Estado como Principio de Unidad
El Estado debe construirse como principio de unidad y debe proponerse lograrla, unificando bajo un solo mando los diversos reinos y ciudades de la nación, monopolizando este poder supremo: la fuerza y el Derecho, y ordenando mediante leyes generales toda la sociedad. El Estado supone, pues, la unidad del Derecho Positivo. Solo es derecho lo que el Estado decide que es, lo que él positiviza. El Estado hace las leyes y solo él: una ley general y pública dirigida a todos. Una sola voluntad superior a la que están sujetas todas las voluntades particulares.
El Estado Social: Origen y Características
El Estado Social representa la necesaria autotransformación impuesta al modo de producción capitalista, en función de la supervivencia de sus propias estructuras socioeconómicas. Su traducción en el terreno político es el tránsito de un Estado abstencionista a un Estado intervencionista y asistencial, eliminando la inhibición pública en el terreno económico y social y, por tanto, superando la tradicional dicotomía o separación entre el Estado y la sociedad civil.
El Estado Social, o Estado de Bienestar, se consolida definitivamente en el período de entreguerras como una versión modernizada del Estado de raíz liberal. Responde a las necesidades de reordenación y reorganización económicas capitalistas, constituyendo un reajuste del capitalismo basado en su intervención en la economía de mercado. Propicia el paso de un mercado individualista autorregulado, incapaz de evitar las crisis, a la organización pública de dicho mercado, conjuntamente con la asunción de cargas sociales y prestaciones públicas por parte del Estado.
Función y Consecuencias del Estado Social
La gran presión popular obliga al reconocimiento de reivindicaciones sociales colectivas. Se logra una escasa conflictividad, el estancamiento del movimiento obrero tradicional y, por tanto, una mayor legitimación del sistema, procurando el consenso social.
El Estado Social supone una revisión y reajuste del sistema capitalista, evitando el tradicional abstencionismo público en el terreno económico y social, y complementando el individualismo con una proyección general. La corrección del capitalismo se afirma mediante la asunción por el Estado de la responsabilidad por el bienestar de sus ciudadanos, a través de un conjunto de intervenciones en la economía de mercado. El Estado Social corrige y atenúa, pero no elimina las raíces de la desigualdad.
Con este modelo, definido como de procura existencial subsidiaria, para el aseguramiento de un mínimo vital para todos los ciudadanos, se conseguía corregir la extrema desigualdad generada por el automatismo del mercado, evitando la eliminación de las raíces de la misma y, por tanto, de las bases del sistema, así como eliminar las situaciones extremas generadoras de tensión, desactivando la protesta social.
El Estado Social como Compromiso entre Clases
El Estado Social es el resultado de una determinada correlación de fuerzas sociales, un compromiso entre clases sociales, un pacto interclasista, sobre la base del crecimiento económico. Las clases poseedoras aceptaron la redistribución vía Estado del producto social, es decir, la instrumentación y aplicación estatales de políticas de redistribución de las rentas, con el objeto de conseguir, a cambio, paz social.
Las clases subalternas aceptaron esa política de rentas que posibilitó un incremento de su consumo y aplazaron o renunciaron a la puesta en cuestión política de los fundamentos y las estructuras del capitalismo. Aplazaron la cuestión de la revolución social y obtuvieron el reconocimiento de sus instituciones propias, las cuales se insertaron en el Estado, quedando integradas como piezas en la maquinaria y en el sistema político del capitalismo.
El Estado Social sería una exigencia del proceso de acumulación capitalista en la coyuntura histórica existente, pues aparece como organizador de la iniciativa privada: el Estado no es ya algo “externo”, sino articulado con las relaciones socioeconómicas de producción capitalistas, pues no se limita a garantizar desde fuera el posicionamiento en la estructura social.