Valoración de su actualidad
Ortega y Gasset es probablemente el filósofo español más influyente. Esta influencia se ha ejercido tanto a través de sus muy numerosos discípulos como María Zambrano. El mismo vocabulario filosófico y muchos rasgos estilísticos de la filosofía escrita en castellano se han inspirado en él.
La obra de Ortega también ejerció un notable influjo en la filosofía alemana. Anticipó algunos rasgos del pensamiento de Heidegger, autor con el que también compartió algunos puntos de vista, aunque Ortega se distanciase de él en varias ocasiones.
Se anticipa también a determinados planteamientos existencialistas. También Ortega declara el carácter irreductiblemente libre del yo abierto al mundo: “somos libres a la fuerza”.
Además de esta importante influencia filosófica, Ortega también ha influenciado el pensamiento social y político español. La filosofía académica siguió los rumbos que marcaban los ganadores de la guerra civil. Los intelectuales adictos al régimen y algunos eclesiásticos trataron de desprestigiar la figura de Ortega después de la guerra civil. Los ataques disminuyeron a partir de los años 50. Para muchos estudiantes universitarios y de escuelas superiores de la época, leer a Ortega era un paso decisivo hacia la independencia personal y hasta empezaba a ser socialmente aceptable. Se legalizó la publicación y venta de textos marxistas y de otros autores anteriormente prohibidos en España, con lo que la lectura y la cita de textos de Ortega dejaron de considerarse un signo de independencia de pensamiento. Textos más radicales se convirtieron en los cauces consagrados de la emancipación.
Ortega es uno de los primeros que se da cuenta de que España debe tener un proyecto común con Europa.
Relación con otros autores: Crítica a Descartes
Descartes es el primero que sienta los pilares del auténtico idealismo, que es la base del subjetivismo moderno: las cosas no son seguras. Los sentidos me engañan y no soy capaz de distinguir el sueño de la vigilia. De lo único que no puedo dudar es de mi pensamiento. Toda la filosofía se levanta sobre la razón. Es decir, la realidad exterior que reducida a experiencia exterior.
El yo es el dato radical: las cosas son en cuanto son para mí. La verdad radical es el yo, mi pensamiento. El ser de las cosas depende del yo.
Desde su inicial formación racionalista e idealista, Ortega pasa a criticar esta posición, realizando una síntesis entre idealismo y realismo:
El idealismo tiene razón al afirmar que yo no puedo saber de las cosas más que en cuanto son pensadas por mí. Pero no puede afirmar la independencia del sujeto respecto de las cosas. Yo soy inseparable de las cosas. Yo me encuentro al mismo tiempo con mi yo y con mis cosas.
Por tanto, el dato radical del universo no puede ser el pensamiento, sino el pensamiento y las cosas, el yo con las cosas, es decir, la vida. Ni el mundo solo ni yo solo: somos el mundo y yo, yo con las cosas.
El idealismo va contra la vida. El descubrimiento de la Vida, como realidad radical, supone la superación del idealismo y del realismo.
Igualmente podemos señalar el diferente concepto de razón de Ortega y Descartes. Mientras éste postula una “razón pura” que concibe a sujeto ajeno al mundo intemporal, Ortega propone una razón vital e histórica. A esta razón temporal y vital le corresponde una verdad en perspectiva. Esto significa que no existe solo una verdad, sino tantas como sujetos, y que la perspectiva de cada uno de ellos es verdadera e insustituible en la constitución de una verdad completa. Para Descartes, la verdad, por el contrario, es absoluta y eterna; solo hay una y es la que nos descubre la razón.
El historicismo
La vida del hombre es un continuo hacerse. Por eso dice Ortega que “el hombre no es naturaleza sino historia”: la vida del hombre no es naturaleza estática, sino que es historia.
El hombre vive en un determinado momento. Y ese tiempo es el que hay que abordar, no sólo con la razón, sino también con la vida y desde la vida. Porque tiempo “no es el que miden los relojes, sino tarea”. La tarea de nuestro tiempo es siempre una misión que mira al futuro.
En cada época hay una forma de vida; ésta dura cierto tiempo, de ahí que en un mismo tiempo coexistan varias generaciones. Estas coexisten en un mismo tiempo, son contemporáneas pero no coetáneas. El historicismo tiene un significado claro:
El hombre no tiene naturaleza, no tiene esencia, tiene historia. El hombre es dinámico, vivo.
La sociedad tampoco tiene esencia, sólo tiene historia. La sociedad es un “quehacer” pero un quehacer en comunidad, en relación con el mundo. La vida personal y comunitaria social no es un participioocial no es un participio
ortga dspués d la guerra civil. ls ataks disminuyeron a partir d ls años 50. xa muxos studiants 1ivrsitarios y d scuelas supriors d la época, ler a ortga era 1 paso dcisivo acia la indpndncia prsnal y asta empzaba a sr socialmnt acptabl. s lgalizó la publicación y vnta d txtos marxistas y d otros autors antriormnt pro ibi2 en spaña, con lo k la lctura y la cita d txtos d ortga djaron d considrars 1 signo d indpndncia d pnsamiento. txtos + radicals s convirtieron en ls caucs consagra2 d la emancipación.ortga s 1 d ls primros k s da cuenta d k spaña db tnr 1 proyecto común con europa.rlación con otros autors: crítica a dscartsdscarts sl primro k sienta ls pilars dl auténtico idalismo, k s la bas dl subjtivismo modrno: ls cosas no sn sguras. ls snti2 m engañan y no soy capaz d distinguirl sueño d la vigilia. d lo único k no puedo dudar s d mi pnsamiento. toda la filsofía s lvanta sobr la razón. s