Racionalismo vs. Empirismo: Descartes y Hume sobre el Conocimiento, la Moral y la Sociedad

Descartes

EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO:


EPISTEMOLOGÍA En el Siglo XVII, René Descartes se erige como el fundador de la Filosofía Moderna y figura central del Racionalismo, una corriente que privilegia la Razón como única fuente de conocimiento verdadero, superando a los sentidos. La esencia de la filosofía cartesiana radica en la búsqueda de un conocimiento seguro y sin dudas, destacando la importancia de un método que guíe el razonamiento. Descartes, con el propósito de alcanzar un conocimiento indudable, desarrolla un método que se alinea con la lógica de la Razón humana. Este método se apoya en la intuición, representada por la luz natural que brinda conocimiento claro y distinto de ideas simples, y la deducción, que implica la conexión de estas ideas para formar verdades complejas, juicios o leyes. Cuatro reglas estructuran este método: evidencia, análisis, síntesis y enumeración. La aplicación práctica de este método tiene como objetivo llegar a una verdad metafísica cierta y segura. Para ello, Descartes emplea la duda metódica, un proceso de cuestionamiento sistemático. Inicia dudando de la fiabilidad de los sentidos, luego pone en duda la existencia de la realidad extramental al cuestionar la distinción entre vigilia y sueño, y finalmente, duda del conocimiento derivado de la razón, considerando la posibilidad de un genio maligno que nos lleve al error. Sin embargo, Descartes llega a una conclusión irrefutable: mientras dudamos, no podemos negar nuestra propia existencia como pensadores. La célebre afirmación “pienso, luego existo” (cogito ergo sum) establece la existencia de la sustancia pensante como la primera verdad indudable. En resumen, Descartes, a través del Racionalismo y la duda metódica, busca un conocimiento seguro, priorizando la Razón como guía hacia verdades indudables, culminando en la certeza de la existencia del yo pensante.


EL PROBLEMA DE Dios Y LA REALIDAD: METAFÍSICA Y TEOLOGÍA


Descartes parte del “cogito” como verdad indudable para construir una metafísica certera. Divide las ideas que surgen en el pensamiento en tres tipos: adventicias, provenientes del exterior; facticias, construidas por la mente; e innatas, inherentes a la razón. La idea de Infinito, equiparada a Dios, es innata según Descartes y utiliza el principio de causalidad para demostrar la existencia de Dios como causa necesaria de esta idea. Además, respalda el Argumento Ontológico de San Anselmo, sosteniendo que el concepto de Dios implica su existencia, ya que la perfección está intrínseca en dicho concepto. También, siguiendo el tomismo, afirma la existencia de Dios como una necesidad de una primera causa incausada. El Dios cartesiano es infinito, omnisciente, perfecto y bueno. Según Descartes, Dios garantiza que las ideas sobre el mundo exterior correspondan a una realidad extramental, eliminando la duda sobre su existencia. Las tres sustancias en su sistema son el “cogito” (sustancia pensante), Dios (sustancia infinita) y la realidad exterior (sustancia extensa). Descartes define “sustancia” como lo que existe independientemente, reservando el término en sentido estricto solo para Dios, quien es la única entidad necesaria y sin causa externa. No obstante, las sustancias extensa y pensante también pueden considerarse sustancias al ser independientes entre sí.


EL PROBLEMA DEL SER HUMANO Y DE LA MORAL: ANTROPOLOGÍA Y ÉTICA


Descartes afirmará un dualismo según el cual alma (el cogito) y cuerpo (sustancia extensa) mantienen una lucha permanente siendo dos sustancias diferentes. La relación entre estas dos sustancias se da a través de la glándula pineal, haciendo posible al alma gobernar el cuerpo a través de dicha conexión. El ser humano es propiamente la sustancia pensante (el cogito), independiente de la sustancia extensa (que en este caso es su cuerpo físico). El cuerpo, como toda la realidad física, actúa como una máquina (tal y como defiende el Mecanicismo) y no puede comportarse de forma libre. Sin embargo, el alma (el cogito), que es inmortal, actúa de forma libre y debe gobernar a esa misma máquina. Con el desarrollo de la perfección del alma se consigue la felicidad. Descartes identifica el desarrollo de la perfección del alma con el desarrollo de la libertad. La libertad se consigue con el dominio y guía de los deseos y pasiones que surgen del cuerpo pues entonces es cuando el sujeto no se encuentra dominado por la sustancia extensa sino que gobierna en él su cogito siendo, por tanto, auténticamente libre. La libertad es así́ concebida como la realización por la voluntad de lo que propone el entendimiento como bueno y verdadero. Descartes no tendrá́ un sistema ético terminado sino que defenderá́ una moral provisional. Como resultado de la duda como método y mientras se construye una ética indudable y cierta, los seres humanos deberá́n actuar moralmente de forma moderada, de acuerdo a las costumbres y leyes de los distintos lugares. Así́, con esta moderación el error no será nunca absoluto mientras se busca, de ahí́ que sea una moral provisional, esa ética cierta que producirá́ la Razón.


PENSAMIENTO DE Hume


EL PROBLEMA DEL CONOCIMIENTO: EPISTEMOLOGÍA


Hume, destacado representante del Empirismo, refuta la existencia de ideas innatas, sosteniendo que el conocimiento proviene exclusivamente de la experiencia. Distingue entre impresiones (vívidas percepciones sensoriales) y las ideas (copias menos intensas de las impresiones). Identifica dos tipos de conocimiento: a priori (relaciones entre ideas) y a posteriori (cuestiones de hecho sobre la realidad). Afirma que todo conocimiento de la realidad se deriva de razonamientos a posteriori, y el criterio de verdad se basa en la impresión.Hume cuestiona el principio de causalidad, argumentando que no podemos percibir la conexión necesaria entre causa y efecto, sino que la inferimos por hábito. Considera que la verdad de las leyes de la naturaleza es sólo probable, aunque reconoce su utilidad para la vida y la ciencia. Crítica las tres sustancias cartesianas (Yo, Realidad Exterior y Dios), negando la existencia del “yo” como una identidad estable y rechazando la certeza sobre la realidad exterior y Dios, basándose en la imposibilidad de aplicar el principio de causa y efecto. Hume concluye radicalmente con el escepticismo, afirmando que es imposible demostrar la existencia del mundo, el yo y Dios. Establece el fenomenismo, sosteniendo que sólo podemos conocer las impresiones como hechos mentales.


EL PROBLEMA DE LA MORAL: ÉTICA


Hume realizará una crítica a toda la ética anterior a él. Según su teoría, nuestros juicios morales no son producidos por la razón. Efectivamente, los juicios morales no son relaciones entre ideas, pues no son analíticos. Pero, tampoco son cuestiones de hechos pues los juicios morales no describen solamente una realidad sino que la juzgan como buena o mala produciendo así́ un juicio de valor imposible de ser percibido. Por ello, Hume señalará que las éticas anteriores incurren en la falacia naturalista: tratan de deducir lo que debería ser (la moral: señalar que algo está bien o mal) de la mera observación de la realidad (percibir cómo es algo). Además, si bien el razonamiento puede ayudarnos a clarificar la utilidad de las acciones humanas nunca puede impulsarnos a realizarlas. Así́, según Hume, la moral no surgirá́ de nuestra razón.Hume defenderá́ el emotivismo moral: el fundamento de la moral será el sentimiento moral del individuo. Este sentimiento moral es una emoción o “gusto” interior que surge en el sujeto y que muestra agrado o desagrado ante las acciones siendo universal a todos los hombres. Este sentimiento moral, se funda en dos principios: la utilidad y la simpatía. La utilidad nos permite conocer la expectativa del placer que una acción puede hacernos conseguir. Así́, aquellas acciones que más placer nos vayan a procurar, incluyendo un cálculo sobre sus consecuencias futuras, son aquellas que tenderemos a calificar como buenas. Por ello, la calificación moral de las acciones humanas no se basa en el altruismo o amor a la humanidad sino en criterios pragmáticos. En segundo lugar, está la simpatía, que es la inclinación que todos los hombres poseen a participar de los sentimientos y de las inclinaciones de los otros seres humanos y que nos lleva a obrar moralmente. De esta forma, se garantiza que el sentimiento moral no sea individual y que la moral no sea meramente convencional sino que se funde en un sentimiento moral característico de la propia humanidad y sea, por tanto, universal.


EL PROBLEMA DE LA SOCIEDAD: POLÍTICA


Hume se basará en la idea de utilidad para analizar la política. Defenderá́ fundamentalmente el carácter utilitario que debe tener toda teoría política frente a las utopías que pretenden marcar una sociedad ideal. Igualmente, criticará tanto las teorías basadas en principios eternos o esencias, que pretenden demostrar con ellas la legitimidad política, como las teorías contractualistas de su época por considerar inexistente el estado de naturaleza y absurdo creer que la sociedad se forma y legitima a través de un acuerdo racional como es un contrato. Para Hume, la base de la sociedad será el deseo de los seres humanos de unirse y proteger a su descendencia. Por ello, la familia será la base social que se irá ampliando al percibir la utilidad del desarrollo social para la mejora de la vida. De esta forma, la única legitimidad del gobierno es el procurar beneficios para los individuos. El beneficio que el gobierno produce a cada ciudadano es la clave de su legitimidad y cuando este beneficio desaparece el gobierno se convierte en ilegítimo y cabe la sublevación.