Tradición Moderna y Razón Vital
La razón vital es el ejercicio de la razón que logra integrar las exigencias de la vida con las de la razón misma. Nos enseña la primacía de la vida y sus estructuras o categorías fundamentales. La Tradición Moderna (modernidad) ha estado dominada por la razón pura, una razón que ha creído necesario prescindir de las peculiaridades de cada cultura, de cada sujeto. Su pretensión era alcanzar un conocimiento universal, válido para todos los tiempos y todos los hombres. Sin embargo, la doctrina perspectivística exige sustituir la razón pura por una razón vital.
El Perspectivismo de Ortega y Gasset
Este texto pertenece al filósofo español José Ortega y Gasset, uno de los más importantes del siglo XX y posiblemente el más representativo de nuestra filosofía nacional. Forma parte del capítulo X del libro El tema de nuestro tiempo, y transcribe la lección inaugural de su curso en la Universidad de Madrid, en la que expone el tema central de la filosofía de nuestro tiempo: la propuesta del perspectivismo como forma de integración entre razón y vida.
El capítulo X de esta obra resume las ideas expuestas en los nueve capítulos anteriores: la necesidad de superar la oposición entre racionalismo y vitalismo, y la propuesta de Ortega: la razón vital. El tema filosófico de nuestro tiempo es precisamente la superación de esa oposición, de manera que razón y vida queden integradas en un solo concepto.
El Concepto de Razón Vital
El concepto de razón vital en Ortega es complejo y busca señalar al menos las siguientes cuestiones:
- No podemos renunciar al ejercicio de la razón: Todas las dimensiones cognoscitivas del hombre (razón, entendimiento, memoria, imaginación) y las construcciones a las que dan lugar (el mundo de la cultura, la ciencia, la filosofía, etc.) están ligadas a la vida. Frente al irracionalismo radical, Ortega considera que estas dimensiones son legítimas porque son instrumentos que la vida misma utiliza para solucionar sus problemas.
- La razón vital nos enseña a apreciar la vida por sí misma: “Se trata de consagrar la vida, que hasta ahora era sólo un hecho nudo y como un azar del cosmos, haciendo de ella un principio y un derecho” (El tema de nuestro tiempo). Ortega muestra cómo el hombre ha sido ciego a los valores de la vida: ni el mundo asiático, ni el cristianismo, ni la cultura moderna han sabido apreciarla adecuadamente. La tradición moderna, aunque contraria al cristianismo, adopta ante la vida una actitud similar: sus grandes construcciones (ciencia, arte, moral, filosofía, cultura) no han conseguido acercarse a la vida.
- El raciovitalismo acepta las dimensiones irracionales de la existencia: Acepta el uso de la razón para el conocimiento del mundo, pero también las dimensiones irracionales de la existencia, presentes no solo en el mundo de la vida, sino también en las matemáticas y las ciencias naturales.
- La razón vital es el título de la filosofía de la vida: Es la filosofía que tiene como tema expreso el análisis de la vida y de las categorías y dimensiones fundamentales del vivir. Es, por tanto, el título de la propia filosofía de Ortega.
Racionalismo vs. Vitalismo
La oposición que Ortega intenta superar tiene un origen histórico: el racionalismo de los siglos XVII y XVIII contra el vitalismo de Nietzsche en el siglo XIX. El racionalismo busca un fundamento indudable para la filosofía y se obsesiona con la certeza del conocimiento. El vitalismo apuesta por la irracionalidad y el relativismo, afirmando que la razón es una desviación de la vida y que la búsqueda de la certeza es un síntoma de decadencia.
Ortega argumenta que no hay razón sin vida, pero tampoco vida sin razón. No existe una razón autónoma, independiente de la vida. Con el raciovitalismo, Ortega supera tanto el dogmatismo racionalista como el relativismo vitalista. No renuncia ni a la razón ni a la vida, sin inscribirse en el vitalismo de Nietzsche ni en el racionalismo tradicional.
Razón Vital y Razón Histórica
Con esta teoría, Ortega resuelve la polarización razón/vida surgida a partir de la crítica de Nietzsche a la filosofía moderna y desarrolla una filosofía ligada a la realidad cotidiana. Todo proyecto vital se enmarca en una situación histórica, con circunstancias que acompañarán a la persona toda su vida. Cada ser humano elabora su proyecto vital desde la perspectiva de su situación histórica.
En este capítulo se esboza el concepto de “razón histórica”. Ortega expone que el error más antiguo es pensar que los métodos filosóficos son válidos siempre. Al cambiar la vida y las personas, la certeza de la verdad es única para cada individuo. Esto no significa que no exista una verdad absoluta, sino que esa verdad integral solo se puede obtener uniendo todos los puntos de vista a lo largo de la historia.
Ortega propone una nueva forma de conocer la realidad: recurriendo a la razón vital y a la razón histórica. La razón vital, a diferencia de la razón pura del racionalismo, puede recoger las peculiaridades propias de la vida, como la perspectiva, la individualidad y la historia. La razón vital conduce inevitablemente a la razón histórica, pues la vida es cambio e historia. La razón histórica permite la comprensión de la realidad humana a partir de su construcción, superando los límites de la razón moderna. La filosofía tradicional defendía la naturaleza humana como algo inmutable. Con esto, la razón moderna consigue sus ideales técnicos, pero no los morales ni existenciales. Su error reside en que al hombre no se le puede tomar como un objeto estático, sino que hay que tener en cuenta su carácter temporal e histórico.