Según Marx, la clave para interpretar la historia debía buscarse en el desarrollo de la vida económica del hombre. Toda la historia de la humanidad está condicionada por la forma en que los hombres producen sus medios de existencia.
La estructura económica de la sociedad
Marx resume la teoría del materialismo histórico: la sucesión de diferentes modos de producción, caracterizados por unas relaciones de producción. Por otro lado, es la realidad social la que determina la conciencia de los seres humanos. Para Marx, el verdadero sujeto de la historia es el conjunto de factores económicos; la estructura de una sociedad depende de las fuerzas que hacen posible la producción. El mundo material depende del proceso del trabajo y de las relaciones que los hombres establecen en él. Estas relaciones constituyen la estructura económica de cada sociedad concreta. Por medio del trabajo, el ser humano produce socialmente su existencia, el ser humano transforma el objeto utilizando instrumentos adecuados, hasta convertirlo en un proceso útil. En todo proceso de trabajo podemos distinguir:
- El objeto sobre el cual se trabaja, puede ser de dos tipos: el que proviene directamente de la naturaleza, materia bruta (el cuero que se saca del ganado), y el que ya ha sufrido una modificación previa realizada por el trabajo humano (el cuero curtido).
- Los medios con los que trabaja (medios de producción). Todo aquello que directa o indirectamente permite al trabajador transformar el objeto sobre el cual trabaja en un producto final. Los instrumentos que el trabajador interpone entre él y el objeto sobre el que trabaja (herramientas, maquinaria, etc.) y las condiciones materiales que son indispensables para la realización de éste (talleres, industrias, etc.).
- La fuerza de trabajo: la energía humana empleada en el proceso del trabajo.
- El producto: posee un valor de uso y también un valor de cambio, convirtiéndose en mercancía. Esta actividad humana que transforma el mundo se llama praxis.
La filosofía de Marx está encaminada a liberar a la clase obrera de la situación provocada por la revolución industrial del siglo XIX. Los medios de producción, la fuerza de trabajo y el producto constituyen las fuerzas productivas. El otro elemento que determina la estructura social serían las relaciones de producción. Para producir, los hombres contraen relaciones, así se relacionan con la naturaleza y se efectúa la producción. Estas relaciones dependen de los medios de producción.
Se pueden distinguir dos tipos de relaciones de producción:
- Las relaciones técnicas, aquellas formas de dominio y control que los agentes de la producción ejercen sobre los medios de producción y el proceso de trabajo en general.
- Las relaciones sociales, son aquellas que se establecen entre los propietarios de los medios de producción y los productores directos en un proceso de producción determinado.
Dependiendo de la forma de propiedad de los medios, las relaciones de producción pueden ser de varios tipos:
- Explotador-explotado: cuando los propietarios viven del trabajo de los productores.
- Relaciones de colaboración recíproca: cuando existe una propiedad social de los medios de producción y cuando ningún sector de la sociedad vive de la explotación de otro sector.
- Relaciones de transición entre ambos extremos.
Infraestructura y superestructura
Cuando Marx habla de estructura económica de la sociedad se refiere a la base material, al conjunto de fuerzas productivas y de relaciones de producción (infraestructura). Sobre ésta se eleva la superestructura, que comprende: la estructura jurídico-política, a la que corresponde el Derecho y el Estado, y la estructura ideológica, a la que corresponden las formas de conciencia social, que incluirían la religión, la moral, la filosofía e instituciones como la familia, la escuela, etc. La superestructura depende y está condicionada por la infraestructura, lo que implica afirmar que los demás niveles de la sociedad están determinados por la economía. Los elementos de la superestructura están ligados directa o indirectamente a los cambios operados en la estructura económica. Su desarrollo se encuentra regido por leyes específicas. Entre infraestructura y superestructura, la relación es dialéctica. La infraestructura y la superestructura forman lo que Marx llama el modo de producción. Históricamente ha habido una sucesión de modos de producción. Podemos hablar del modo de producción de las comunidades primitivas, el modo de producción esclavista, el modo de producción capitalista y el modo de producción socialista.
Tránsito del capitalismo al socialismo
El punto central de la teoría marxiana es la consideración del trabajo como la fuente principal de riqueza, pero rechaza el trabajo tal y como lo presenta la sociedad capitalista, que con la propiedad privada arrebata al trabajador la riqueza que el propio trabajo genera. Marx reivindica que el único propietario de esta riqueza debe ser el trabajador. La revolución industrial acabó con el feudalismo y abrió paso al capitalismo. Lo propio del sistema capitalista es el intercambio. En este sistema, la producción tiene como objetivo vender los productos en el mercado para adquirir otros nuevos también necesarios para la vida (mercancías). El valor económico que tiene una mercancía está sujeto a la ley de la oferta y la demanda. El valor del producto se determinará por el tiempo de trabajo humano necesario para su producción. El motor de la economía capitalista es la ley del máximo beneficio, pero el trabajador produce mucho más de lo que consume, el sobrante producido se llama plusvalía. A cambio de su trabajo, el trabajador recibe un salario mucho menor que el valor de la mercancía producida. Marx denuncia la situación que produce la sociedad capitalista al reducir al trabajador a cosa, a mercancía, a medio para conseguir ganancia. La esencia del capitalismo radica en la explotación de la clase trabajadora. La desigualdad, la caída de los salarios y la miseria obrera aumentarían, así como las tensiones sociales. Marx y Engels elaboraron la hipótesis auxiliar de que en los países capitalistas avanzados, esa tendencia no se cumplía porque era contrarrestada por los efectos de la explotación de los países atrasados económicamente.